¿Pero quién va a ir al cine a sentarte al lado de una gorda, o de un engendro cualquiera cuando puedes bajarte cualquier película por la internec y verla cómodamente en el sofá de tu casa sin que te molesten? Es de pura lógica, además la gente huele mal, tose, habla por lo bajo y es profundamente subnormal, así en general. Se entiende que el cine, a menos que sea cine español, vive de sus producciones, de la rentabilidad de su trabajo y que es un negocio que necesita shekels para mantenerse a flote, pero prima el egoísmo personal en este caso y más con los truños que se vienen produciendo en las últimas décadas.