Cada vez que sale un reportaje del culo del mundo, algo del tipo Yemen, Myanmar u Orejillas del Pantano, ¿qué es lo primero que canta? pues un animal morinegro con una camiseta del Madrid.
Quicir, es gentuza de todo pelaje, analfabetos, enfermos, negros y carroña de todo olor, religión y condición. Eso sí, son del Real Madrid. SEERRE, SEERRE, mientras matan y violan. Ah, SEERRE no, ahora será Bensemal, ¿yo qué sé a quién idolatra la gentuza?
No hace falta irse tan lejos. En cualquier teleclub de la España Negra, como no podía ser de otra forma, uno se encuentra la escala pantone de subnormalidad patria, Farias en mano, Osborne en copa, viendo al Madrid. Al Real Madrid, "mi equipo de toda la vida", que dice el Hermenegildo, que no ha salido de Soria ni al entierro del hijo en Madrid. Pero es del Madrid, lo que le otorga cierta autoridad, cierto status frente al resto de cabestros. Complejillos, vamos, que a ver quién destaca entre la roña, la carroña, y el tercermundismo.
Ser del Madrid antaño era fácil, era la salida del paleto recién arribado a Ciudad Kapital para que el hamo de la fábrica, también del Madrid, le pasara la mano por el lomo sientiendo las gracias reídas. Por lo tanto, ser del Madrid era buscarse la habichuelas miserablemente, no sentir nada especial por el Madrid al igual que no se sentía por el Boca Juniors. Eso sí, los hijos de los que agachaban la boina ante Don Jaime Apellido-Apellido, del palco del Real Madrid, tomaron nota de la lección, y fueron socios y resocios en Torrejónl (y en su pueblo de mierda de Soria), de toda la vida, hoygan, superiores, del Real Madrid.
Apedreados por chulos, son los que van todos los findes ¿sabes? l Villalcázar de los Comuneros con el Audi de segunda mano y con la pegatina del Madrid pavoneándose, con prisas, y pitando, sabiéndose apestados por renegar de los suyos. Pero ¡eh! del Madrid.
Sin embargo, ser del Atleti, es ser del Pueblo, de la Gente. Esa es la diferencia, la conciencia de clase, la dificultad, los elementos en contra. Ser de lo que no es la corriente ganadora, ser de los que trabajan mucho para conseguir poco, y no de los que se aúpan al caballo ganador. Gente sin complejos, gente de bien.