Mira Morcilla, el verdadero problema es la obsesión y la procrastinación. A mí desde pequeño me aburre el mundo real, punto. Me aburren los exámenes, me aburre estudiar mecánicamente, me aburre hablar del tiempo, me aburre todo eso que hace la gente con la cabeza bien amueblada y cuyo amueblamiento les lleva a triunfar en la vida y a tener todos las hipotecas pagadas.
Yo también querría tener la hipoteca pagada, pero soy un irresponsable, prefiero perderme en mis mundos de fantasía, o más bien no puedo evitar perderme en ellos, en mis ensueños, en todo eso. Yo sé que es todo una fantasía, pero es que la alternativa me desgasta, me mata por dentro, yo solo funciono por obsesiones, no por responsabilidades. Y esto no ha hecho más que aumentar con los años.
Nunca he podido tomar control de mis emociones, sino que ellas han tomado el control de mí. Y cuando la emoción es negativa, como por ejemplo la que experimenté a punto de acabar la carrera, o cuando dejé de trabajar hace un año, cuando hay una AVERSIÓN, ya es que no puedo ni quiero seguir, tengo que parar y encerrarme, el mundo deja de interesarme.
Yo sé que para tí todo esto es como el anti-hombre, etc, etc. Pero es lo que hay. No veo la recompensa en cambiar ahora. Supongo que sacaré la cabeza lo suficiente para seguir tirando x años, y a repetir la montaña rusa. Nunca habrá seguridades en mi vida, es así. Por eso no quiero tener hijos ni nada parecido, porque no me fío de mi inestabilidad. Si hubiera tenido que cambiar, tendría que haberlo hecho hace años. Ahora es demasiado tarde.