¡Hermosas vírgenes vestales, lirios recién florecidos, vívidos y frescos cual aurora! No hay placer más elevado que gozar de la belleza inmaculada de un cuerpo adolescente, sin rastro de mácula alguna del siempre vengativo y fatal devenir del tiempo. Es bueno para la carne y el espíritu rozar nuestra piel con estos ángeles, con estos frutos tiernos y dulcísimos, como si una osmosis prodigiosa pudiera resucitar la juventud perdida. No son pocos los caballeros que durante los últimos años del otoño de sus vidas, buscan emborrarche en el milagro de una segunda oportunidad con la savia nueva que les da compartir la cama como una mujer que podria ser su nieta. No hay cirugía que mejore este tratamiento, todos rejuvenecen bebiendo la fuente de la juventud que brota del coño de sus amantes.
A mi particularmente me embelsa poder corromper la primera inocencia, convertirme en el sucio despertar al sexo de algunos de estos miríficos seres. No hay nada igual a la expresión de sus caritas de nacara e impoluta piel mientras sositenen en la mano su primera polla, sus ojos desorbitadamente abiertos, mordiéndose el labio inferior, conteniendo el deseo y la vergüenza. Acariciarlas con dulzura, besarlas en el cuello, notar como se recogen sobre si mismas al desabrocharlas el sujetador, segundos antes de descubir dos pechos de sublime consistencia y suavidad, descender mi mano por debajo se vientre, el escorzo de timidez con el que intentan protegerse y como finalmente la flor se abre húmeda y carnal a la pericia de mis dedos y, oh dulcísimo almibar, mi lengua.
-¿Te da vergüenza?
-..un poco..
-¿Paro?
-..no,no,..sigue,...sigue, no pares
Que delicioso pudor, que resistencia más enternecedora y excitante, cuando sujeto su cabeza para llevar su boca hasta mi glande. Como lo chupa suavente, abriendo los ojos, mirandome buscando mi aprobación, como lo agarra firmemente con sus manos
-Sigue chupando
Y empujarlas con delicadeza, acompañando el torpe moviento de su primera mamada, rendidas finalmente al deseo y al placer, hasta que finalmente siente el semen caliente y espeso derramándose en sus bocas y te miran risueñas y complacidas, babeantes de esperma, y preguntan
-¿Te ha gustado?
Me ha gustado tanto como el desfile de los ejércitos después de la victoria, tanto como salvarme de un holocausto nuclear, tanto como dormir 30 horas despues de haberme follado a 30 mujeres. Me ha gustado tanto que podrias derramar acero hirviendo sobre mi pecho y el forense se encontraria un cadaver sonriente.