En el pueblo de mis padres, extremeños de origen, se hacía tal cual lo que comenta en la forma de darle matarile al cochino a base de certero degüello. Ya que la sangre era fundamental para la elaboración de hermosas morcillas (fuente de hierro, zinc y nosecuantas hostias vitales).
Pero sí que tenían una costumbre bien curiosa con los patos, no los desangraban... Si no que les clavaban una aguja de calceta directamente al cerebro para dejarlos tiesos y que toda la sangre se quedara en el animal. Cuando pregunté por qué lo hacían así me dijeron que porque el animal se consumía entero, después de dejar reposar la carne unos días, y con la sangre tenía más sabor y substancia, además de que no se guardaba casi nada para conservación o elaboración posterior.
Para ecologistas de verdad nuestros padres y abuelos, entonces sí que se aprovechaba todo y no se tiraba nada, no estos putos chichi-nabos de ahora.
Todavía debo tener por casa de mis padres algunas plumillas que me hice con las plumas de pato de aquel día, por aquel entonces dibujaba cómic y rotulaba, no las he tenido mejores en mi vida.