El día siguiente lo dedicamos a visitar la parte moderna de Suzhou. Aunque la mayor parte de la gente en Europa no ha oído hablar jamás de esta preciosa ciudad, se trata de una urbe de unos 6.5 millones de habitantes. En tiempos de Marco Polo, era uno de los principales centros de producción de seda, y aun hoy en día es una de las primeras industrias locales. Otra industria clásica es el té. Cuenta con algo así como una "denominación de origen". El té es delicioso, normalmente aromatizado con crisantemo o con jazmín. Hay plantaciones de jazmines.
En la actualidad, otros negocios más industrializados se realizan en SuZhou. La fábrica de Versace está allí. Yo, que conozco a fondo la factoría de Opel en Zaragoza, diría que el tamaño de la factoría de Versace es aproximadamente el mismo. Hay múltiples fábricas de ropa de alta calidad, por ejemplo, la mayor parte de los vestidos de novia que se venden en el mundo se fabrican aquí.
Un vestido de novia que en España cuesta unos 1200 á 1500 euros, se puede comprar en SuZhou por unos 250 á 300 euros. Es el mismo, porque el que venden en España, lo hicieron aquí.
También hay fábricas de motores, material hidráulico, etc. Caterpillar va a inaugurar su mayor factoría mundial en el próximo enero.
Aunque la ciudad crece hacia arriba como todas en Oriente, conserva un cierto gusto, y las zonas verdes abundan y hacen que el conjunto de los rascacielos sea respirable. Incluso hay canales navegables de nueva factura en los barrios nuevos. Un lugar realmente agradable para ser una gran ciudad de más de 6 Mchinos.
En la parte nueva se ha inaugurado un parque de atracciones. El parque cuenta con varias atracciones realmente curiosas.
Esta es la que dicen es la segunda noria más alta del mundo, tras la de Londres.
Las vistas son espectaculares, claro. La ciudad está surcada por un gran río, el Yan tze. A su paso por SuZhou forma varias islas, de uso comunal. En la actualidad son parques botánicos de libre acceso desde el parque de atracciones.
Aparte de la gran noria, me resulta curioso un tiovivo de dos pisos, nuna habia visto uno y mola que no veas.
De vuelta al centro, nos detenemos en una tienda para comprarle un vestido tradicional a mi sobrina la pequeña. De seda por 6 euros. Aunque viendo los vestidos puestos en los maniquíes se te quitan las ganas de comprar, pero bueno...
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Al día siguiente, nos levantamos tarde, hacemos el gandul y a una hora prudente, nos trasladamos a ShangHai.
Para mi ShangHai es "LA CIUDAD" así con todas las mayúsculas. Una ciudad con más de 20 millones de habitantes. Es el auténtico corazón económico, no ya de China, sino también de toda Asia. En ShangHai viven más de medio millón de extranjeros, por lo que sus habitantes están acostumbrados a tratar con gente del oeste y es relativamente normal que entres en una tienda, o en un restaurante y muchos de los empleados hablen suficientemente en inglés como para que te entiendas con ellos sin problemas.
Nos alojamos en el distrito del parque de Zhong Shang (Los mártires en una traducción libre). Es un distrito residencial, con un parque enorme y muy bien cuidado. Hemos alquilado un pequeño apartamento en el piso 37º de un rascacielos de más de 50 plantas. Las 19 primeras son de oficinas, y se encuentra en la acera de enfrente de una de las principales estaciones de metro de la ciudad.
La pared que da a la calle es completamente de cristal, cubierta por una cortina opaca de suelo a techo. Desde la ventana al amanecer (son las 4:30 de la madrugada) a mi derecha lo que se ve es ésto.
El edificio de enfrente:
Lo que pasa es que todas las mañanas, lo que veo a la izquierda me suele obigar a volver a la cama
Entrada la mañana, visitamos el principal templo de la religión tradicional china, en honor a Busha. Allí presentamos nuestras ofrendas, que consisten en unas barras de incienso que hacemos arder y unas monedas que se arrojan contra una campana, de modo que la hagas sonar, en una mezcla de templo y barraca de feria.
El ambiente es básicamente de recogimiento y no se pueden hacer fotos dentro.
Por la noche y aprovechando que está relativamente despejado, nos acercamos al Bound, que es la zona que bordea al puerto, y que separa el distrito residencial del distrito financiero. El skyline es el más famoso de ShangHai, y uno de los más hermosos de Asia.
La torre que destaca es la llamada "La perla de Oriente" y es el Pirulí de ShangHai.
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ShangHai es una ciudad enooorme. Tiene tres zonas claramente delimitadas. Una es la parte que contiene las concesiones británica y francesa, otra sería el casco moderno, con los anilos de circunvalación (son 8, concéntricos) y por último, al otro lado del brazo de mar que se adentra como una ría en la ciudad, se encuentra el distrito de Pudong, en el que se desarrolla la vida económica y financiera de la ciudad. Cada una de las zonas tiene su encanto y merece la pena visitarse.
La mejor forma de moverse es el metro, sin duda. El metro es rápido, cómodo y limpio. Te comunica de forma rápida de un extremo a otro de la ciudad. El precio no es fijo, como en España, sino que, a menos que lleves una tarjeta por días, tienes que pagar en función del trayecto. Es muy barato. Cruzar ShangHai de punta a punta (unos 50 o 60 km) cuesta poco más de un euro.
El tráfico es caótico. Cuando digo caótico no estoy hablando de algo comparable a lo que hayas visto antes. A no ser que hayas estado en Nápoles
Un desplazamiento en un taxi es muy parecido a una partida del San Andreas en nivel experto. Igual que en USA, se puede girar a la derecha aunque el semáforo esté rojo. Y yo añado, aunque pase gente. La mejor forma de salir vivo es cruzar en verde y con decisión, sin cambiar el rumbo, de tal modo que varios millones de motos eléctricas (silenciosas para mayor peligro) te esquiven de forma segura.
Comer tampoco es problema, se puede comer en cualquier lado prácticamente las 24 horas del día. La comida suele ser especiada y picante, pero muy buena. Los cangrejos son típicos de ShangHai, y los cocinan francamente bien.
ShangHai es también una buena ciudad para ir de compras. La ropa es buena y barata. Las cosas en el Zara son las mismas y valen justo la mitad. Hay tiendas por todas partes, las estaciones de metro tienen unas galerías comerciales impresionantes y hay centros comerciales por todas partes.
Otro negocio que funciona francamente bien son las sastrerías. Eliges el modelo, la tela, y en 48 horas tienes tu modelito a medida. Un traje copiado de Armani con lana fría buena sale por unos 200 euros si te lo regateas bien. Según mi amiga, que se dedica al negocio, la calidad de la ropa de hombre es mucho mejor que la de señora, pero aun así, la de señora se ve muy bien hecha también.
A mí lo que más me llama la atención de ShangHai es el contraste. Como esta "puta de Asia" que llaman los propios shanghaineses ha sabido conjugar lo viejo y lo nuevo y hacernos disfrutar de espectáculos como éste. Los viejos templos budistas del siglo XVI rodeados por las impresionantes moles de los gigantes de acero y cristal.
Y la eterna ecuación:
Moda + Gran ciudad + modernidad = tías buenas
Pero muchas, y además altas, flamencas, una pasada.
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Al día siguiente nos vamos a la Expo, con un par. Nos bajamos primero al Bound a ver amanecer, que es un momento perfecto para verlo. El día está con bruma. Son sobre las 5 de la mañana y hace ya una brasa insoportable, además un día pesado, pesado. El paisaje merece el madrugón, la calor y lo que te ponan delante.
Llegamos en el metro a la Expo. Desde la parada del metro un bus eléctrico te lleva gratuitamente hasta la puerta. Entre comprar las entradas, pasar el control de seguridad y la cola de entrar nos plantamos dentro en unos 5 minutos. Como en Zaragoza en el 2008, más o menos pero por los cojones.
La Expo es la primera que visito y probablemente la última. Lo de los mogollones de gente esperando dos horas para cualquier cosa no va conmigo, realmente.
En el pabellon de España digo que soy forero de putalocura.com y nos dan acceso por la entrada VIP y ponen gratuitamente a nuestra disposición una azafata que nos comenta el pabellón en perfecto inglés pues así se lo pedimos ya que mi amiga no habla español.
El pabellón español está que lo peta. Es el más original, tanto por fuera como por dentro.
Tiene tres salas, la ciudad de nuestros padres, la nuestra y la de nuestros hijos:
1) las tradiciones. Diseñado por Bigas Luna. En una especie de gran pasillo se proyectan imágenes de los Sanfermines, el Rocío, a rapa das bestas... mientras el botafumeiro bandea proyectado por el techo. impresionante. De repente todo ese follón simultáneo se corta, la sala queda a oscuras y en silencio durante 2 o 3 segundos y ha bajado un tablao flamenco donde un cuadro exclusivamente femenino interpreta un zapateao. Una performance de unos 4 minutos en total, pero inolvidable.
2) La España de hoy. Diseñada por Basilio Martín Patino. España como tierra de acogida. En una pared se proyecta a tamaño natural un edificio de apartamentos, a la manera de las historietas de 13 rue del percebe. Pero unos son negros, otros moros y otros ecuatorianos. Cada uno a su rollo. En la pared de enfrente, hitos de la historia reciente española. O algo...
3) Epsña en el futuro del mundo. Diseñada por Isabel Coixet, la de las gafas. La alianza de civilizaciones y toda esa mierda, básicamente. Y el Miguelito, claro. Que es como el muñeco diabólico cuando era pequeño. Millones de chinos se fotografían ante el repulsivo moñaco haciendo el signo de la victoria. En uno de los pucheros que el moñaco hace contemplo con horror como el Miguelito hace mención de vomitar, pero, falsa alarma.
En un aparte hay un a modo de bar, donde una doble de papas bravas de corcho cuesta 10 euros, lo que una comida a la carta en cualquier buen restaurante de ShangHai. Para ellos, evidentemente.
Lo demás, la típica exhibición de poderío de todos los paíese. Escaso interés, realmente. Lo que de verdad me gusta es como está organizado el tema. Han construido puentes, puertos de ferries, toda la infraestructura de los buses eléctricos. Están mostrando cual es su concepto de la ciudad del 2100 y lo que veo me gusta. Si ésta es la idea para el ShangHai del futuro, mola.
El pabellón de China es tremendo. Lo que más me gusta son los espectáculos continuos que se desarrollan en el escenario que hay en la puerta trasera.