Ovario da Souza
Novato de mierda
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Es que este mundillo es muy goloso y apetecible, porque se basa en que se te otrece la posibilidad de ganar dinero, y amigo, todo el mundo quiere ganar dinero, de la manera que sea. Además, lo puedes hacer cómodamente desde el sofá de tu casa, tan sólo con introducir una cifra con el teclado y hacer un click con el ratón, puedes doblar tu inversión en cuestión de minutos. La gente se piensa que va a ganar dinero y nunca repara en la posibilidad más factible, que es que no sólo no vas a ganar dinero, sino que vas a PERDER dinero propio.ilovegintonic rebuznó:A mí lo que me da la impresión es de que muy buena parte del éxito de estas cosas no es la promesa del dinero fácil y tal, sino la falta de alternativas para ganarse la vida. En un país con estas tasas de paro, donde se destruyen puestos de trabajo a diario, esto se configura como una posibilidad de ganarse la vida y merece la pena darle una oportunidad, porque no va a ser más difícil echarle ocho horas a esto y ganar dinero que encontrar un trabajo en el que obtengas lo mismo.
En principio, lo que dices es correcto, mucha gente desesperada encuentra en este mundillo la forma de evadirse de sus problemas y la mayoría de ellos acaba ludópata perdido, pero no creas que sólo caen en la ludopatía los pobres, incultos y desgraciados, ya que el juego es una droga y en la droga puede caer cualquier tipo de persona.
Os copypasteo un ladrillo, para que os deis cuenta que el juego tiene los mismos efectos que las drogas.
El juego compulsivo no es un vicio sino una adicción y ha sido reconocido por la OMS como una enfermedad patológica. Aunque cada caso de ludopatía presenta las características propias de cada sujeto en particular existen factores bio, psico sociales que pueden caracterizar, de un modo más o menos global, a quienes padecen la enfermedad.
La ludopatía es un trastorno que puede desarrollarse en cualquier estructura de personalidad, donde influyen factores psicosociales y biológicos relacionados a la trama de identificaciones seleccionadas por el individuo a lo largo de su vida, su relación con el mundo exterior y la configuración familiar en la que estuvo y está inserto. Sin embargo, aunque no existen criterios universales para definir a un ludópata, sí hay rasgos generales que definen el comportamiento de estas personas. La mayoría presenta distorsiones de pensamiento, comunicacionales y emocionales, un alto nivel de dificultad para controlar los impulsos, problemas de ansiedad y una escasa tolerancia a las frustraciones que dificultan su adaptación social. El placer que un apostador compulsivo experimenta al jugar lo lleva a desarrollar una urgencia incontrolable y un vínculo de dependencia obsesiva con el juego.
Esta atracción obsesiva por el juego responde al complemento de los factores mencionados y quizás fundamentalmente al perfil psíquico, la interacción social que ha tenido la persona con el mundo y la apropiación de determinados concepciones, convenciones y costumbres. Sin embargo, esto no descarta la actuación de otros componentes, por ejemplo, de orden biológico. Este podría ser el caso de la dopamina que, entre otras funciones, al ser liberada mediante experiencias de recompensa-consumo de alcohol y de drogas, relaciones sexuales, etc.- genera efectos de placer en las personas. Como bien lo explica la licenciada en psicología de la Universidad Nacional de La Plata, María Eugenia Neffe, cabe aclarar que la dopamina no es un determinante exclusivo de las adicciones y por lo tanto hay que tener en cuenta otros factores, sin embargo, la licenciada agregó que "puede haber una relación proporcional entre la cantidad de sustancias implicadas, como el alcohol y la nicotina y la gravedad del juego patológico, pero no necesariamente es ineludible".
Este sentimiento de bienestar, excitación y energía que ciertas personas encuentran en la repetición de determinados hábitos explicaría en parte la dependencia a ciertas adicciones como el alcohol, las sustancias ilegales, el tabaco y también hacia los juegos de azar. La psicóloga, Maria Eugenia Neffe, resaltó que "ante el escaso control de los impulsos y el placer que experimentan los sujetos al jugar, la dopamina refuerza este deseo de volver a repetir el placer sentido, repetir el comportamiento, la actividad que le genera ese grado de excitación psicomotriz". Respecto a esta conducta obsesiva, expresó que "cuando no hay control, los juegos de azar se tornan patológicos, adictivos".
Los estudios neuroquímicos demuestran que el comportamiento de búsqueda del placer es un común denominador de la adicción al alcohol, a las drogas u otro tipo de patologías, como la ludopatía. Estas substancias y/o conductas comportamentales provocan una liberación de dopamina en el área primaria de recompensa del cerebro. Al jugador patológico le interesa jugar, no ganar dinero. Cuando el jugador compulsivo logra ganar una suma importante de dinero, la mayoría de las veces ni lo guarda ni lo gasta, simplemente lo invierte en sucesivas apuestas. La obsesión del jugador compulsivo está determinada por la fuerte emoción que le genera el juego. Los clínicos han destacado la similitud entre el estado eufórico de excitación del apostador y el estado alto del adicto a la cocaína. El jugador compulsivo desarrolla una tolerancia en la que necesita tomar mayor riesgo, sentirse al límite, y hacer mayores apuestas para alcanzar el deseado nivel de excitación. Por ello experimentan síntomas de supresión cuando se ven privados del juego. La ausencia de placer, ante la ruptura de las interacciones interneuronales que entran en juego en el cerebro produce dos efectos; por un lado, ansiedad, ira y otros sentimientos disruptivos y por el otro, un anhelo por la substancia que tiende a aliviar esas emociones negativas. Esa ansiedad y malestar que el individuo siente es neutralizada entonces por estos hábitos que si bien le otorgan satisfacción, se han convertido para él en una patología.Según la Licenciada María Eugenia Neffe, "es a través de la repetición del goce experimentado que se forma esa relación de dependencia del sujeto con el juego, donde predomina la fantasía de realización que aumenta, a la vez, en forma proporcional a la depresión que siente el sujeto cuando pierde". En esta situación, cuando aparece la ofuscación y frustración de la perdida, es cuando "el jugador compulsivo pone en riesgo materiales simbólicos y económicos necesarios para su vida. Incluso hasta llegan a engañar a los miembros de su familia u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego", explicó la licenciada. Los jugadores compulsivos, históricamente fueron estigmatizados con términos que tenían una carga simbólica negativa, asociados a un criterio o código moral. Actualmente la OMS lo ha reconocido como una patología, una enfermedad. Para la psicóloga Maria Eugenia Neffe "la ludopatía no es un vicio, ya que se presenta en forma crónica; es un trastorno grave que merece un lugar particular de atención y un abordaje interdisciplinario".
La ludopatía es un trastorno que puede desarrollarse en cualquier estructura de personalidad, donde influyen factores psicosociales y biológicos relacionados a la trama de identificaciones seleccionadas por el individuo a lo largo de su vida, su relación con el mundo exterior y la configuración familiar en la que estuvo y está inserto. Sin embargo, aunque no existen criterios universales para definir a un ludópata, sí hay rasgos generales que definen el comportamiento de estas personas. La mayoría presenta distorsiones de pensamiento, comunicacionales y emocionales, un alto nivel de dificultad para controlar los impulsos, problemas de ansiedad y una escasa tolerancia a las frustraciones que dificultan su adaptación social. El placer que un apostador compulsivo experimenta al jugar lo lleva a desarrollar una urgencia incontrolable y un vínculo de dependencia obsesiva con el juego.
Esta atracción obsesiva por el juego responde al complemento de los factores mencionados y quizás fundamentalmente al perfil psíquico, la interacción social que ha tenido la persona con el mundo y la apropiación de determinados concepciones, convenciones y costumbres. Sin embargo, esto no descarta la actuación de otros componentes, por ejemplo, de orden biológico. Este podría ser el caso de la dopamina que, entre otras funciones, al ser liberada mediante experiencias de recompensa-consumo de alcohol y de drogas, relaciones sexuales, etc.- genera efectos de placer en las personas. Como bien lo explica la licenciada en psicología de la Universidad Nacional de La Plata, María Eugenia Neffe, cabe aclarar que la dopamina no es un determinante exclusivo de las adicciones y por lo tanto hay que tener en cuenta otros factores, sin embargo, la licenciada agregó que "puede haber una relación proporcional entre la cantidad de sustancias implicadas, como el alcohol y la nicotina y la gravedad del juego patológico, pero no necesariamente es ineludible".
Este sentimiento de bienestar, excitación y energía que ciertas personas encuentran en la repetición de determinados hábitos explicaría en parte la dependencia a ciertas adicciones como el alcohol, las sustancias ilegales, el tabaco y también hacia los juegos de azar. La psicóloga, Maria Eugenia Neffe, resaltó que "ante el escaso control de los impulsos y el placer que experimentan los sujetos al jugar, la dopamina refuerza este deseo de volver a repetir el placer sentido, repetir el comportamiento, la actividad que le genera ese grado de excitación psicomotriz". Respecto a esta conducta obsesiva, expresó que "cuando no hay control, los juegos de azar se tornan patológicos, adictivos".
Los estudios neuroquímicos demuestran que el comportamiento de búsqueda del placer es un común denominador de la adicción al alcohol, a las drogas u otro tipo de patologías, como la ludopatía. Estas substancias y/o conductas comportamentales provocan una liberación de dopamina en el área primaria de recompensa del cerebro. Al jugador patológico le interesa jugar, no ganar dinero. Cuando el jugador compulsivo logra ganar una suma importante de dinero, la mayoría de las veces ni lo guarda ni lo gasta, simplemente lo invierte en sucesivas apuestas. La obsesión del jugador compulsivo está determinada por la fuerte emoción que le genera el juego. Los clínicos han destacado la similitud entre el estado eufórico de excitación del apostador y el estado alto del adicto a la cocaína. El jugador compulsivo desarrolla una tolerancia en la que necesita tomar mayor riesgo, sentirse al límite, y hacer mayores apuestas para alcanzar el deseado nivel de excitación. Por ello experimentan síntomas de supresión cuando se ven privados del juego. La ausencia de placer, ante la ruptura de las interacciones interneuronales que entran en juego en el cerebro produce dos efectos; por un lado, ansiedad, ira y otros sentimientos disruptivos y por el otro, un anhelo por la substancia que tiende a aliviar esas emociones negativas. Esa ansiedad y malestar que el individuo siente es neutralizada entonces por estos hábitos que si bien le otorgan satisfacción, se han convertido para él en una patología.Según la Licenciada María Eugenia Neffe, "es a través de la repetición del goce experimentado que se forma esa relación de dependencia del sujeto con el juego, donde predomina la fantasía de realización que aumenta, a la vez, en forma proporcional a la depresión que siente el sujeto cuando pierde". En esta situación, cuando aparece la ofuscación y frustración de la perdida, es cuando "el jugador compulsivo pone en riesgo materiales simbólicos y económicos necesarios para su vida. Incluso hasta llegan a engañar a los miembros de su familia u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego", explicó la licenciada. Los jugadores compulsivos, históricamente fueron estigmatizados con términos que tenían una carga simbólica negativa, asociados a un criterio o código moral. Actualmente la OMS lo ha reconocido como una patología, una enfermedad. Para la psicóloga Maria Eugenia Neffe "la ludopatía no es un vicio, ya que se presenta en forma crónica; es un trastorno grave que merece un lugar particular de atención y un abordaje interdisciplinario".
Como se ha intentado desarrollar en esta nota, las adicciones, y en este caso la ludopatía no pueden ser explicados a través del análisis de elementos aislados porque se caería en una mirada reduccionista de la enfermedad, la propia industria de los juegos de azar y la sociedad en su conjunto. Como se expuso, el complemento de varios factores influyen en el desarrollo de este tipo de adicciones, por ello, es inevitable considerar los factores sociales que atraviesan diariamente a cualquier sujeto histórico-social. En el caso de los juegos de azar, no se puede dejar de mencionar la influencia de la publicidad que, a través de mensajes directos o subliminares, se pretende impulsar a las personas hacia el consumo. En esta línea de análisis, la psicóloga Maria Eugenia Neffe, asocia directamente las estrategias de marketing para promover el juego con el incremento anual de la ludopatía. "No podemos dejar de considerar a la publicidad como uno de los factores de riesgo mas influyentes en nuestras vidas. En el caso particular del juego, mediante la publicidad se alienta al juego; los grandes y llamativos premios, el pozo acumulado, etc, son todos mensajes que ilusionan y esperanzan a la gente con la idea de una mayor prosperidad y la conquista de nuevas y mejores vidas", enfatizó la licenciada.
Sin embargo, en los medios de comunicación masiva no existen como contrapartida de este despliegue publicitario promoviendo el juego campañas de prevención e información respecto de la ludopatía. La licenciada opina respecto a este punto que "hay una carencia informativa y asistencial respecto a esta enfermedad, no hay campañas comunicacionales en los medios tendientes a desestimular la práctica de un juego irresponsable, pero si vemos propagandas de incentivo al consumo, consumo que se torna un círculo cerrado de fantasías de realización y desilusión".
Otro elemento a tener en cuenta para describir la ludopatía es el avance tecnológico de esta época postmoderna. Las nuevas tecnologías son una herramienta o factor más que provocan diariamente transformaciones estructurales en la industria de los juegos de azar; cambios que repercuten sistemáticamente en los usuarios del juego. Este es el caso de las apuestas On Line, las cuales permiten un acceso mas rápido a los diferentes juegos de apuestas sin discriminar clase social, sexo y edad. Considerando que la mayoría de estos sitios de apuestas por Internet funcionan de manera ilegal y en muchos lugares del mundo aún esta actividad no ha sido regulada, la psicóloga María Eugenia Neffe piensa que "los mas afectados en el juego On Line son los jóvenes, ya que por sus vínculos con la tecnología tiene mayor accesibilidad a dichas páginas, diseñadas de manera llamativa para seducirlos, mientras funcionan sin restricción horaria ni mecanismos de control que permitan el acceso de menores al servicio que ofrecen". Es por ello que la licenciada considera que, desde el aspecto social, es necesario para contener la enfermedad que la sociedad sea co-responsable ante el desarrollo de esta enfermedad, básicamente en el hecho de reconocerla como patología. "Para poder disminuir el juego patológico deberían existir campañas de información y prevención primaria, secundaria y terciaria", concluyó.
Sin embargo, en los medios de comunicación masiva no existen como contrapartida de este despliegue publicitario promoviendo el juego campañas de prevención e información respecto de la ludopatía. La licenciada opina respecto a este punto que "hay una carencia informativa y asistencial respecto a esta enfermedad, no hay campañas comunicacionales en los medios tendientes a desestimular la práctica de un juego irresponsable, pero si vemos propagandas de incentivo al consumo, consumo que se torna un círculo cerrado de fantasías de realización y desilusión".
Otro elemento a tener en cuenta para describir la ludopatía es el avance tecnológico de esta época postmoderna. Las nuevas tecnologías son una herramienta o factor más que provocan diariamente transformaciones estructurales en la industria de los juegos de azar; cambios que repercuten sistemáticamente en los usuarios del juego. Este es el caso de las apuestas On Line, las cuales permiten un acceso mas rápido a los diferentes juegos de apuestas sin discriminar clase social, sexo y edad. Considerando que la mayoría de estos sitios de apuestas por Internet funcionan de manera ilegal y en muchos lugares del mundo aún esta actividad no ha sido regulada, la psicóloga María Eugenia Neffe piensa que "los mas afectados en el juego On Line son los jóvenes, ya que por sus vínculos con la tecnología tiene mayor accesibilidad a dichas páginas, diseñadas de manera llamativa para seducirlos, mientras funcionan sin restricción horaria ni mecanismos de control que permitan el acceso de menores al servicio que ofrecen". Es por ello que la licenciada considera que, desde el aspecto social, es necesario para contener la enfermedad que la sociedad sea co-responsable ante el desarrollo de esta enfermedad, básicamente en el hecho de reconocerla como patología. "Para poder disminuir el juego patológico deberían existir campañas de información y prevención primaria, secundaria y terciaria", concluyó.