Victor I
Freak
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- 24 Ene 2006
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Es una forma de hablar, no creo en Dios, no tengo alma que nadie pueda matar. Sin embargo si que tengo algo especial; llamemosle sensibiliad, llamesmole gilipollez, dejemoslo en cursileria y pedanteria. Soy un flojo, he nacido para la vida facil, las cosas dulces y la contemplacion de la belleza entendida como cachorros, piruletas de colores y jardines primaverales. Soy un esteta, soy un presuntuoso perezoso y fatuo, rechazo todo esfuerzo físico del que no se beneficie la escultura clásica en la que he convertido mi cuerpo. Lo mío es parasitar, embelesarme distraído en el discurrir de la vida sin asperezas ni sudores.
Por eso estoy desarbolado por una pena que se ha ido concretando en estos últimos meses: falta glamour. Un maniaco de la belleza como yo no puede resistir esta falta de encanto que he observado en la vida. El otro día no pude resistirlo más, no pude aceptar una nueva decepción en este declinar de la hermosura en la que se ha convertido la vida. NECESITABA un polo verde. Mi cuerpo lo pide igual el alimento y el agua para no desfallecer irremediablemente. Mis celulas me atosigaban con este imparativo vital. Mis neuronas restallaban enloquecidas ante la falta de este complemento imprescindible.
No tenía otra opción que salir a buscarlo antes de que un colapso orgánico me llevara a los Campos Eliseos donde pacen los héroes. Empero no hubo nada que hacer, fue imposible, queridos míos, no hubo forma de localizar este substento de civilización, todo era grosero, prescindible, inadecuado...peor aún,era....VULGAR. Mi piel se hubiera deshecho en jirones si llega a entrar en contacto con aquellas horribles prendas que me ofrecian los semíticos vendedores.
Dadme consuelo, dadme consejo, guiad a este ser que sufre y se conmueve con sobradas razones. Mi padre, que es un hombre de campo, me mira con desconfianza y decepción tiene su propia receta: con dos hostias se me pasaba la tontería. Mi hermano, fiel heredero de las querencias paternas, propone "aviarme el cuerpo con la correa". Mi madre, siempre más inclinada a la ternura, opta por psicólogos y curanderos. Yo tan sólo necesito un polo verde, de algun tejido noble y con la tonalidad adecuada para combinar con unos patanlones de fínisimos cuadros blanquinegros. ¿Estoy pidiendo demasiado?
Por eso estoy desarbolado por una pena que se ha ido concretando en estos últimos meses: falta glamour. Un maniaco de la belleza como yo no puede resistir esta falta de encanto que he observado en la vida. El otro día no pude resistirlo más, no pude aceptar una nueva decepción en este declinar de la hermosura en la que se ha convertido la vida. NECESITABA un polo verde. Mi cuerpo lo pide igual el alimento y el agua para no desfallecer irremediablemente. Mis celulas me atosigaban con este imparativo vital. Mis neuronas restallaban enloquecidas ante la falta de este complemento imprescindible.
No tenía otra opción que salir a buscarlo antes de que un colapso orgánico me llevara a los Campos Eliseos donde pacen los héroes. Empero no hubo nada que hacer, fue imposible, queridos míos, no hubo forma de localizar este substento de civilización, todo era grosero, prescindible, inadecuado...peor aún,era....VULGAR. Mi piel se hubiera deshecho en jirones si llega a entrar en contacto con aquellas horribles prendas que me ofrecian los semíticos vendedores.
Dadme consuelo, dadme consejo, guiad a este ser que sufre y se conmueve con sobradas razones. Mi padre, que es un hombre de campo, me mira con desconfianza y decepción tiene su propia receta: con dos hostias se me pasaba la tontería. Mi hermano, fiel heredero de las querencias paternas, propone "aviarme el cuerpo con la correa". Mi madre, siempre más inclinada a la ternura, opta por psicólogos y curanderos. Yo tan sólo necesito un polo verde, de algun tejido noble y con la tonalidad adecuada para combinar con unos patanlones de fínisimos cuadros blanquinegros. ¿Estoy pidiendo demasiado?