Retrotraigamos, por un instante, a los orígenes futbolísticos. Las fuentes autorizadas discrepan entre avalar un origen
británico o bien, apuntalar la pista
incaica. No seré yo quien medie en tamaña polémica. Sin embargo, lo cierto es que la verdadera eclosión del fútbol tiene lugar en descampados y patios de colegio. Allí, aparecen, pioneras modalidades futbolísticas como el
Gol-Regate y el
Gol-Centrao, las figuras del
Palomero, el
Chupón, y el
Dueño del Balón, el
Orsay (en colegios muy técnicos), el
Cañonazo y las
Broncas (versión patria de la
Tangana sudamericana), entre otras muchas cosas.
Sin embargo los dioses sólo depararán a uno de cada 100 mil escolares la dicha de darle al cuero entre sus ídolos. Los otros 999.999 futboleros se convertirán en forofos, masa, público, respetable, aficionados, hinchada, seguidores, entendida audiencia, telespectadores, radioyentes, en una palabra: consumidores de fútbol. La evidente conclusión del silogismo es que el fútbol se convierte así en un fabuloso negocio y en un ideal vehículo para entretener conciencias. Pero no nos pongamos pedantes.
Lo cierto es que la figura del aficionado, que curiosidad, también ha evolucionado acorde a los tiempos. Lejos quedan ya aquellos abuelos con sombrero y nieto sobre los hombros que se agolpaban en los graderíos del estadio
Metropolitano o del
Chamartín. Como eran tiempos de paz social no se hacía necesario el uso de vallas ni la separación de las hinchadas y, todo lo mas, la violencia generada se quedaba en cuatro sopapones entre dos
Manolos. Con la llegada de la efímera liberalidad transicional (las prioridades eran de mayor calado) comenzaron su auge los
Grupos Ultrasque, a muchos, nos hicieron volver a abrigar ciertas esperanzas: malos de barrios periféricos currando a los antidisturbios, vigilantes jurado que caían a los vomitorios y vigor juvenil absolutamente irresponsable. Pronto se encargarían de aclararnos las cosas. Los
Ultrassur, el
Frente Atlético, las
Brigadas Blanquiazuleso los
Boixos Noisno eran si no grupos de resentidos ultraderechistas, conectados todos ellos con los asesinos de
Lucrecia, la mayoría, además, politoxicómanos y locos violentos.
Para mayor escarnio, no sólo practicaban la violencia directa, sino también la indirecta: incitaban a ella. Son muy conocidos y abundantes los casos de buenos ciudadanos, maduros votantes, y responsables contribuyentes que, ante la diabólica visión de una esvástica o una cruz céltica, la emprenden a botellazos con otros espectadores o inician un compulsivo lanzamiento de bengalas prohibidas. Para atajar este sindiós, se estableció la correspondiente figura jurídica que pena con prohibición de entrada en los estadios dos años, e incluso con la cárcel, la exhibición de
Símbolos que Incitan a la Violencia. ¿Habrá que acabar yendo al fútbol con banderas del
Banco Santander?.
En
Vasconia, la violencia futbolística tuvo un origen distinto y, por lo tanto, había que emplear diferentes recetas. Allí también se exhibían símbolos malos e incluso los grupos ultras tenían nombres malos:
Herri Norte, Azbertzale Sur o Indar Gorri. Sin embargo, las fuerzas del orden no hacen allí acto de presencia en los fondos: aunque les pueda sonar raro, eso allí se considera una provocación. Pero el problema ya está en vías de solución, no se me inquieten. Como bien metaforizó el
Soplapollas De La Morena“contra los violentos, nosotros somos los judíos”.
El mensaje se ha entendido bien en casi todo el
Estado y, por lo tanto, la actitud de grupos ultras es ahora muy distinta. Los jóvenes violentos van en grupos compactos, flanqueados por columnas policiales, se ubican en zonas convenientemente acotadas a las que acceden previo cacheo masivo y sin contemplaciones, dan sus cuatro voces y ¡hala! escoltados de regreso al bloque. Aparte de las virtudes propias de la cosa, también puede verse desde el punto de vista de la rentabilidad: que enormes despliegues de seguridad (y presupuestarios) se hacen necesarios para prevenir posibles incidentes. Y, aun y así, seguimos sacudidos por escándalos y terribles incidentes: el lanzamiento de una moneda de 20 céntimos de euro que impacta en el abductor del
Cuarto Árbitro o el desalmado de turno que le tira un hueso de albaricoque al
Juez de Línea. Si
Juanito levantara la cabeza, la misma en la que se llevó un botellazo tras enviar aquel cariñoso saludo al respetable yugoslavo. Fíjense lo que les digo, en poco tiempo las hinchadas ex-radicales, con los
Supporters Surbéticos a la cabeza, agitarán al aire las manitas blancas y soltarán palomas de la paz en el
Partido a Beneficio de la AVT.
Eso en cuanto a las hinchadas pseudos-ultras. Pero si al espectador medio nos referimos, ¿qué pasa?. Pues la bandera por su casa. Aunque en este caso, la bandera tiene forma de televisión y ofrece seis “primetimes” a la semana que ocupar con
Partidos del Sigloofrecidos por gentileza de sus correspondientes patrocinadores. El espectador moderno –al que, en realidad, no le gusta mucho el fútbol porque no va a los estadios- es televisivo. Claro que eso no quita para que su inquietud y su afán de información se vea saciada, antes de la retransmisión, en la prensa deportiva con las estadísticas de los enfrentamientos previos y las reveladores declaraciones post-partido de
Fernando Hierro(quien, recordemos, precisó durante dos años de la asistencia de un logopeda al llegar a Madrid) “será un partido difícil, el
Salamanca es un equipo que se ha reforzado mucho”. Y por si todo eso no fuese suficiente para el espectador moderno, inquieto e informado, a la media hora de finalizar el choque puede terminar de formarse su propia opinión sobre el mismo escuchando
El Larguero, La Prórroga, El Penalti, Goles, SuperGarcía, El Tirachinas etc. Cuando acaban las competiciones oficiales el espectador, ávido dispone de dos opciones: sumergirse en el apasionante mundo del
Fichajey el
Torneo Veraniego, los años de bienes, o zambullirse en la siempre interesante concentración del equipo nacional con vistas a la Eurocopa o el Mundial, los de nieves.
Otra figura desparecida es la del forofo. Tal rol se concebía antes por y para la identificación de unos colores. Para el forofo, no existía la serenidad mal entendida, ni el respeto por unos profesionales. El forofo era como dios manda: del
Atleti, del
Barça, del
Madrid o del
Castellón, y su vida transcurría inmersa en un noble fin: la defensa de esos colores y la mofa y befa de las escuadras, los directivos, los entrenadores y los aficionados rivales. Los buenos tiempos traen nuevas formas y, por supuesto, nuevas normas. Y las nuevas normas han terminado por hundir al forofo mas recalcitrante. Porque ya me dirán ustedes quien puede ser forofo del
Deportivo Mercenario de La Coruña. El futuro inmediato a seguir viene marcado, que rareza, de allende la mar océana. Pronto tendremos aquí los
Drafts en verano para que las televisiones privadas puedan repartir, por sorteo, las figuras de la
Mejor Liga del Mundo a su conveniencia.
Podría seguir páginas y páginas. Pero acabaríamos por aburrirnos. Así que les emplazo para la siguiente ocasión, porque el fin de este hilo era para recordar que empieza la Liga, que ya está aquí, como todos los años, que en mayo terminará y ya estaremos frotándonos las manos con la Eurocopa y así el cuento de nunca acabar. Que gane el mejor, no como el año pasado.
FIN