Es que hay que joderse con lo de la puta decrepitud.
A los 25 no era capaz de nadar más de 500 metros sin acabar desfondado. Ahora después del kilómetro paro por el puto aburrimiento. Aprendí a bucear con 37. A manejarme en ingles con 40. A navegar con 45. A conducir con 47. A disparar lo haré con casi 51. Y si tengo que ponerme a los 60 con la moto o el esquí, lo haré sin dudarlo. Soy mil veces más feliz ahora de lo que lo era a los 20.
Determinadas perspectivas sobre el aprovechamiento vital solo se adquieren a determinada edad. Cuando te baja un poco la testosterona se produce un efecto combinado con los fracasos acumulados y la lucidez y dejas de perder tiempo con mujeres y noches de copas, para dedicarlo al disfrute y mejoramiento personal. Antes de los 40 puede que también estés demasiado ocupado intentando hacerte un hueco en el mercado laboral o alcanzando la fase de meseta de tus capacidades. El verdadero disfrute viene luego, cuando tienes estabilidad, tiempo, dinero y ganas de aprovecharlo. Los lloriqueos sobre tiempos idos, decrepitudes y crepúsculos son solo un refocilamiento depresivo sin ningún objeto. Y que viene de darle importancia a chorradas como tú atractivo con el sexo opuesto, tu desempeño en un partido de fútbol o el número de canas que cuentas en el espejo.