Aquel Madrid tan canalla de la sala Rockola, como dijo Rossy de Palma, donde los camellos forzaban a las titis a consumir en la disco. Alaska declaró que la doblez de la Movida Madrileña era ser pura extroversión entre el público de los conciertos de música, frente al caos institucional de la transición democrática entre los asesinatos de ETA, noticias de atentados cada pocos días, violencia policial, tráfico de drogas, proxenetismo...
La entrada de la heroína en España, los robos violentos de los toxicómanos para conseguir su dosis, el aumento de atracos a sucursales bancarias...
La concienciación sobre las enfermedades de transmisión sexual, prácticas de riesgo que contagian el VIH...
El sonido Philadelphia sí que chanaba en aquella época de transgresión: