stavroguin 11
Clásico
- Registro
- 14 Oct 2010
- Mensajes
- 3.780
- Reacciones
- 2.949
Mi museo de cera privado no es una idea original, sino adaptada. Y no adaptada de otro museo, sino de un cementerio. Que no es un cementerio real, con mausoleos y marmoles, sino un cementerio emocional.
Os lo explico para conjurar la remota posibilidad de que alguno de vosotros siga leyendo.
Hace años, alguien le regalo a un familiar uno de los mejores libros de memorias que he leido nunca: "Navegacion de cabotaje" del brasileño Jorge Amado. A los que hayais hojeado alguna de sus novelas probablemente no os sorprenda que se haya muerto sin el Nobel. Pero no deja de ser un escritor fresco y amenisimo (Black Addler, mas recomendaciones para pegar en el braguero, soy como un mentor para ti)
En el antedicho libro habla de su cementerio privado: en el entierra metaforicamente a las personas que lo han traicionado. Para el yacen alli, aunque las encuentre a diario por la calle. No significan nada, son cadaveres.
No necesito un cementerio asi: mis enemigos se volatilizan tan rapido de mi mente como un Nosferatu al amanecer, no tienen corporeidad de cadaveres. Entonces se me ocurrio lo otro.
Mi museo de cera es parecido. Pero alli solo pongo a los amigos. Los que siempre seran amigos, aunque ya no te llamen ni se preocupen por ti. Una amistad solo se acaba por alta traicion, afortunadamente muy rara.
En primer lugar, nadie pondria a un amigo en un cementerio. Seria algo imperdonable. Un museo es serio, pero no triste. Solemne, pero no funebre. Y, sobre todo, un museo esta para recordar el pasado.
¿Cuando se recuerda el pasado con un amigo? cuando no se mira hacia el futuro. ¿Cuando no se mira hacia el futuro? cuando los objetivos no son comunes. Y eso pasa casi siempre...
Adivina, adivinanza...
Exacto.
Por una mujer.
La dinamica casi siempre es la misma: las llamadas se espacian, las conversaciones nunca incluyen planes para el futuro, poco a poco vas viendo a esa persona vital, original y divertida amuermandose, amarujandose, volviendose un poco tonto incluso, haciendo exactamente lo que siempre dijo que no haria: convertirse en el muñeco de ventrilocuo de una futura maruja que ya aprieta el dogal...
Poco a poco vas descubriendo un levisimo desden hacia tu persona, por seguir con la vida de siempre, por no haber "evolucionado" como ellos. Y tu tampoco ayudas, porque cuando te relata las maravillas de su amada, te respetas a ti mismo lo bastante para no hacerles coro...
En ese momento empiezo a tallar la efigie en cera mental de mi amigo: la moldeo, la pulo, la recreo con sus mejores cualidades del cenit de nuestra amistad, le doy color. Pero aun no la coloco en su peana...
Espero el momento, que siempre llega: el de la frase burlona o prepotente, el del billete escondido a la hora de pagar, al gesto de hastio a uno de tus comentarios... soy diplomatico y finjo que no me entero.
Entonces la estatua ocupa su lugar. Y alli recuerdo con cariño a mi amigo. Al que seguire tratando con afecto cuando lo vea, por el que seguire haciendo cualquier favor que me pida, pero que ya no forma parte de mi vida ni de mis planes. Las pocas ocasiones futuras de contacto se limitaran a rememorar un pasado que ya no existe, ni volvera nunca.
Llevo un mal año. La estatua del mejor amigo de la infancia lleva meses en su lugar del museo. La del mejor amigo de madurez esta casi terminada, lista para ocupar su puesto. Ya no me queda nadie mas. Y me importa un carajo, siendo sincero conmigo mismo.
Solo una duda me corroe....
Si un dia de estos caigo en las garras de una mujer, ¿quien tallara la mia?
Os lo explico para conjurar la remota posibilidad de que alguno de vosotros siga leyendo.
Hace años, alguien le regalo a un familiar uno de los mejores libros de memorias que he leido nunca: "Navegacion de cabotaje" del brasileño Jorge Amado. A los que hayais hojeado alguna de sus novelas probablemente no os sorprenda que se haya muerto sin el Nobel. Pero no deja de ser un escritor fresco y amenisimo (Black Addler, mas recomendaciones para pegar en el braguero, soy como un mentor para ti)
En el antedicho libro habla de su cementerio privado: en el entierra metaforicamente a las personas que lo han traicionado. Para el yacen alli, aunque las encuentre a diario por la calle. No significan nada, son cadaveres.
No necesito un cementerio asi: mis enemigos se volatilizan tan rapido de mi mente como un Nosferatu al amanecer, no tienen corporeidad de cadaveres. Entonces se me ocurrio lo otro.
Mi museo de cera es parecido. Pero alli solo pongo a los amigos. Los que siempre seran amigos, aunque ya no te llamen ni se preocupen por ti. Una amistad solo se acaba por alta traicion, afortunadamente muy rara.
En primer lugar, nadie pondria a un amigo en un cementerio. Seria algo imperdonable. Un museo es serio, pero no triste. Solemne, pero no funebre. Y, sobre todo, un museo esta para recordar el pasado.
¿Cuando se recuerda el pasado con un amigo? cuando no se mira hacia el futuro. ¿Cuando no se mira hacia el futuro? cuando los objetivos no son comunes. Y eso pasa casi siempre...
Adivina, adivinanza...
Exacto.
Por una mujer.
La dinamica casi siempre es la misma: las llamadas se espacian, las conversaciones nunca incluyen planes para el futuro, poco a poco vas viendo a esa persona vital, original y divertida amuermandose, amarujandose, volviendose un poco tonto incluso, haciendo exactamente lo que siempre dijo que no haria: convertirse en el muñeco de ventrilocuo de una futura maruja que ya aprieta el dogal...
Poco a poco vas descubriendo un levisimo desden hacia tu persona, por seguir con la vida de siempre, por no haber "evolucionado" como ellos. Y tu tampoco ayudas, porque cuando te relata las maravillas de su amada, te respetas a ti mismo lo bastante para no hacerles coro...
En ese momento empiezo a tallar la efigie en cera mental de mi amigo: la moldeo, la pulo, la recreo con sus mejores cualidades del cenit de nuestra amistad, le doy color. Pero aun no la coloco en su peana...
Espero el momento, que siempre llega: el de la frase burlona o prepotente, el del billete escondido a la hora de pagar, al gesto de hastio a uno de tus comentarios... soy diplomatico y finjo que no me entero.
Entonces la estatua ocupa su lugar. Y alli recuerdo con cariño a mi amigo. Al que seguire tratando con afecto cuando lo vea, por el que seguire haciendo cualquier favor que me pida, pero que ya no forma parte de mi vida ni de mis planes. Las pocas ocasiones futuras de contacto se limitaran a rememorar un pasado que ya no existe, ni volvera nunca.
Llevo un mal año. La estatua del mejor amigo de la infancia lleva meses en su lugar del museo. La del mejor amigo de madurez esta casi terminada, lista para ocupar su puesto. Ya no me queda nadie mas. Y me importa un carajo, siendo sincero conmigo mismo.
Solo una duda me corroe....
Si un dia de estos caigo en las garras de una mujer, ¿quien tallara la mia?