Tras un tiempo en el Sur, vengo a contar mis experiencias.
Es más barato que Madrid, desde luego. Se puede ir andando a los sitios, para septiembre hemos apuntado al chiquillo al colegio que está al lado de casa, con lo que prácticamente podemos tirarlo por la ventana y cae al patio. Se puede ir a comer fuera sin dejarse las pestañas y los niños juegan en la calle. Algo se puede ahorrar.
Pero los tópicos del sur no son tópicos, amigos, me estoy topando con todos ellos de frente. Drogas, sucesos en las noticias a diario, incultura suprema que hace que los carteles de fruterías y tiendas hagan sangrar los ojos, muchos gitanos, la religión patente de una manera que no he visto en ninguna parte, gente a la que si no se le entiende escribiendo, hablando ya te digo...
Como otra ventaja, pues son abiertos, sí, y cualquier problema que tengas en la calle (no encontrar un sitio, indisposición física, etc,) te lo resuelven de buen grado, acompañándote al sitio que buscas o metiéndote en el coche y llevándote al centro de salud asomando un pañuelo por la ventanilla. La sanidad es otra cosa... los médicos son aceptables, pero los medios son tercermundistas totalmente; los aparatos, las instalaciones... por favor...
Estoy en la Andalucía más profunda, obviamente es una tierra muy grande, no sé si será así en todas las provincias o solo en este muladar.
No es mi sitio este tampoco, no lo es. Una persona con algo de fobia social, silenciosa, cerrada... no encaja muy bien con estas invasiones del espacio personal continuas, este ansia de saber, este cotilleo, esta manera de hablar a gritos.. Aquí no trabaja nadie, y si el ruido de los vecinos me molestaba en Madrid, aquí me molesta el doble, porque aparte de los muebles y tal, oigo sus voces con esos acentos extraños a unos decibelios de nivel agresión acústica, y como no trabajan, pues viva la Pepa y chillamos hasta las 2 de la mañana en el salón. Así que sigo acumulando cursos y mierdas para trasladarme a otro sitio, preferiblemente al lugar de donde vengo, reuniendo experiencias vitales y sintiendo nacer en mí un profundo amor a mi tierra que antes no tenía, y apreciando sus características que antes no veía.
Mi segundo hijo está a punto de nacer, y por cuestiones logísticas, será andaluz y así constará en el libro de familia y en su DNI. Habrá que quererlo igual. Yo le prometo otro traslado.