ilovegintonic
Muerto por dentro+
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mundele rebuznó:Soy un tipo que se considera a sí mismo sin amigos, el único que tuve de verdad murió. Tras aquel estacazo, nadie ha demostrado ser amigo mío, bien porque no han tenido ocasión de dar algo por mí, bien porque no les ha salido de las pelotas hacerlo, o que me ha hecho alguna jugarreta.
El "ser amigo de", no tiene por qué ser por fuerza recíproco; en la inmensa mayoría de los casos es uno de los dos el más abnegado.
Ayer estuve con alguien para quien soy un amigo. El muchacho es esquizofrénico depresivo y me llamó para confesarme cosas de su vida y llorar un rato. Tras confesarme que a sus cuarenta años no soportaba su propia existencia y darme en mano una carta manuscrita en plan "Sr. Juez", me costó horas y horas de cháchara sacarle de su obsesión por quitarse de enmedio y ofrecerle una salida medio factible. Ocho latas de cerveza caliente después, el muchacho sonreía de nuevo.
Sin embargo, a mí nunca me ha ofrecido nada cuando lo he necesitado, principalmente porque bastante tiene con lo suyo como para preocuparse por los demás y porque su condición de esquizo-depre le impide mirar más allá de su ombligo.
Y para contestar a lo de los ricos, decir que actualmente hay en mi vida una persona que se ha ganado el título de amigo, y es precisamente alguien con muchísimo dinero. Alguien a quien no he tenido que ofrecer nada para después recibir, o tal vez ha sido mi total desinterés en su estatus social lo que él valora.
Y no, no hay truchismo encubierto en todo esto.
¿En verdad tienen ustedes tantos amigos como creen, o simplemente no han tenido ellos ocasión de traicionarles?
Las amistades, como tantas otras cosas, están sobrevaloradas. A poco a cualquiera que se toma dos copas con uno ya se le está llamando amigo.
Amigos, amigos de verdad, creo que se pueden contar con los dedos de una mano. Actualmente, y por avatares de la vida, tengo muy poca relación con los que siempre fueron mis amigos, apenas si nos vemos, apenas si hablamos, apenas si están ya en mi vida. Cada uno tiró por su camino y así la amistad se diluyó. Que ya solo nos vemos todos juntos cuando a uno de nosotros se le muere alguien, y entonces nos juntamos y vemos que apenas si sabemos nada de la vida cotidiana de cada uno, vaya...
En este momento, amigos de los de verdad, tengo uno. Uno. Y no pasa nada por que sea solo uno. Amistades menos profundas, varias, no pocas.
Como usted, yo tampoco tengo muchos amigos. Y es que llegados a cierta edad, el tiempo, los trabajos, las novias y las mujeres, los hijos y la falta de necesidad de integración grupal y social diluyen el sentido de la amistad.
La amistad es férrea, necesaria, intensa y verdadera sólo en la juventud y adolescencia. Porque hace falta un grupo, para poder salir a la vida. Las frases de "Yo por mis amigos lo doy todo" "La amistad está por encima de todo" "Antes me corto un brazo que dejar a un amigo por una tía" y todo este rollo sólo están en la boca de los jóvenes y adolescentes. Más allá de esta etapa, en la vida adulta, la amistad se posiciona en otro lugar más secundario. Que es lo que le pasa a usted y lo que me pasa a mí.