Regalos teóricamente buenos que me pasé por los cojones:
Scalextric en forma de 8
Era un regalazo, cierto. Pero no todos éramos de la misma opinión en mi casa, a mi madre no le salía de los huevos "tener un enredo por ahí", así que en lugar de permitirme tenerlo montado en el salón, o en el otro salón, o en la terraza que era más grande que los dos salones, me hacía guardarlo todo en su caja y esta a su vez en un armario minúsculo donde hacía falta un esfuerzo tremendo, y montarlo y desmontarlo cada vez que quería jugar. Lo usé 5 veces y porque me hacía mucha ilusión, pero si lo llego a saber les escupo en la cara por su regalo envenenado.
Batería de juguete.
Ahora lo pienso y no era mal regalo, pero me duró una tarde. Te ponías a tocar y eso no parecía música. Hacer ruido estaba bien, hasta ahí de puta madre, pero cuando te dabas cuenta de cómo se clavaban los palos en el bombo y en cada uno de los tambores, cambiabas de actividad. Como coladores los dejé todos, no veas el trabajo que me costó. Me sentó un poco mal la bronca de mi madre, nunca ha sabido valorar el esfuerzo.
Un microscopio.
Sentí placer físico al ver este regalo, tuve visiones recibiendo el premio Nobel y surfeando por agujeros de gusano. Fue la primera (una de las pocas, eso seguro) vez que pensé que mi madre me comprendía.
El cacharro no llevaba instrucciones, las busqué, siempre las leía, era el único entre mis amigos que al recibir un videojuego no lo estrenaba hasta que se había leído entero el manual, con las advertencias para epilépticos y el uso en proyectores incluidas.
Pues dicha ausencia de pautas de uso, quizá debida a que se trataba de un juguete descartado por el hijo de alguna amiga suya, pudo ser la causa. Pudo ser también que yo no supe hacerlo funcionar o directamente que era del todo a 100 y aquello solo era un plástico en el que poner el ojo.
Pero no se veía una mierda.
La primera vez pensé "vaya, así que esta es la pinta que tienen las vísceras de una rata vistas al microscopio, fascinante". La segunda, "vaya, así que una pestaña de mi madre tiene la misma pinta que las vísceras de una rata, fascinante". Y así mucho más allá de lo razonablemente necesario, os aseguro que me costó mucho darme cuenta de que algo no iba bien. Simplemente pensé que las cosas vistas tan tan de cerca eran muy parecidas.