ruben_vlc rebuznó:
Pues no te creas, que en parte me intriga. Del mismo modo que uno no está nunca suficientemente hundido imagino que uno no encuentra techo cuando su alma se llena de amor, y yo no he conocido esa sensación.
Hablo de ese amor romántico tan kitsch.
Sí, ahí sí te puedo dar la razón.
Sin embargo, frases como "no puedo vivir sin ti" son aterradoras. Aterradoras porque hay veces -lo sé bien- que son ciertas. Llegado ese caso, si uno conserva la lucidez suficiente, ya puede procurar que se le pase, al menos esa parte. Y luego seguir amando, pero sin esa sensación tan real. Porque si el amor termina en ese punto, entonces si que es cuando uno inmediatamente lo otro que dices: que nunca se está suficientemente hundido, que siempre se puede caer más, que en realidad no se toca fondo, porque no lo hay, y que es impredecible saber hasta que punto uno puede llegar a hundirse.
En fin. A veces, los que no hemos vivido esa cosa kitsch, tan romántica y peliculera, lo echamos de menos. Pero la lucidez, a veces, nos hace pensar que en el fondo, que en realidad, que en
la realidad tampoco lo queremos con todas sus consecuencias. Así, una vez más, y ya no sé cuántas van, desaparece una posibilidad de felicidad.
ruben_vlc rebuznó:
Devolvedme el de Romancero, que me lo puse yo...
Ya está. Lo otro no sé por qué sale. Miraré, les sale a todos los de tu cantidad de mensajes...
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Y con respecto a cuellopavo, nuevo moderador del libros -y bien que se nota hoy con sus posts- sí, desde luego. Esas cosas son hermosas. En los libros. En las películas. En las canciones. No tanto si uno tiene que lidiar con ellas en la vida real y se levanta, como en el libro y en la película, diciendo "Buenos días, tristeza".
No sé, chico. Yo casi que prefiero sentirlas sólo las horas que dura una lectura o una proyección de cine. Porque a veces, tanto en unas como en otras, los sentimientos que uno tiene son más fuertes que los verdaderamente reales. Creo, y conmigo muchos, que incluso son más reales que la vida nos hace sentir. Pero en la realidad uno no puede levantarse y marcharse del cine, ni cerrar la novela de tu propia vida sin más y seguir viviendo.