EvaristoBukowski
Novato de mierda
- Registro
- 20 Nov 2024
- Mensajes
- 70
- Reacciones
- 145
Julio Iglesias. El maldito Julio. ¿Quién más podría llenar el vacío de esas noches largas y solitarias? No los malditos discos de rock, ni esas bandas de mierda que suenan como si estuvieran gritando desde el fondo de un basurero. No, Julio. Él es el único que tiene esa habilidad, esa mierda mágica de meterse dentro de tus venas y hacerte revivir cosas que ni siquiera querías recordar.
Sus canciones... sus letras. Son como una puta alfombra voladora, pero no hacia el paraíso, no, hacia el infierno, hacia esos momentos que ya pasaron y que no puedes recuperar. Me lleva de vuelta a épocas que ya no existen. Mujeres que se fueron, o que me mandaron al carajo, o que yo mismo empujé fuera de mi vida porque no servían para nada más que para hacerme sentir menos solo por un rato. Amigos que ya no están, porque todos, tarde o temprano, se van a la mierda. Y lo peor, lo más cruel, es que esos momentos nunca vuelven. Ya no puedes volver a tocar el mismo whisky, ni la misma piel, ni el mismo segundo. La vida se va, y te quedas con el eco de esos recuerdos, como las notas de Julio flotando en el aire, tan hermosas y tan tristes.
Y así, entre copa y copa, la voz de ese cabrón me recuerda que todo lo que tocamos, lo que amamos, lo que vivimos, se convierte en polvo. Pero por un rato, en medio de esa soledad, te hace sentir que, al menos, alguna vez fue real. Y eso, por alguna razón, lo agradezco.
Sus canciones... sus letras. Son como una puta alfombra voladora, pero no hacia el paraíso, no, hacia el infierno, hacia esos momentos que ya pasaron y que no puedes recuperar. Me lleva de vuelta a épocas que ya no existen. Mujeres que se fueron, o que me mandaron al carajo, o que yo mismo empujé fuera de mi vida porque no servían para nada más que para hacerme sentir menos solo por un rato. Amigos que ya no están, porque todos, tarde o temprano, se van a la mierda. Y lo peor, lo más cruel, es que esos momentos nunca vuelven. Ya no puedes volver a tocar el mismo whisky, ni la misma piel, ni el mismo segundo. La vida se va, y te quedas con el eco de esos recuerdos, como las notas de Julio flotando en el aire, tan hermosas y tan tristes.
Y así, entre copa y copa, la voz de ese cabrón me recuerda que todo lo que tocamos, lo que amamos, lo que vivimos, se convierte en polvo. Pero por un rato, en medio de esa soledad, te hace sentir que, al menos, alguna vez fue real. Y eso, por alguna razón, lo agradezco.