Pasando de las tordas....

Narc¡so rebuznó:
¡¡Hola, señor ILG!! :43

Hola pedazo de mierda, no me molestes hoy que ya tengo bufón para esta noche. Mañana sera tu turno si quieres.
 
wetamir rebuznó:
¿voy a dejar de comer lo que me gusta cuando quiero por miedo a que mis lorzas desagraden a una tia? ¿Voy a broncearme? ¿a ir al gimnasio? ¿es la opinión de una tia tan importante para mi como para condicionar mi vida? ¿acaso soy una puta mujer?

Tolamente deacuerdo con Ud. Sr. Wetamir, pero el instinto de reproducción es fuerte y nos condiciona de por vida:




 
wetamir rebuznó:
Como que vamos a dedicar nuestra vida a las niñas, hay que joderse.
Como que vamos a comportarnos como mujeres todos y pensar que únicamente a través de gustar a alguien nos realizamos en la vida y nuestra existencia cobra sentido, cojonudo.

Como que un hombre no tiene el puto mundo por delante para hacer lo que le salga de los cojones y va a permitir que las atenciones de una zorra se crucen por medio.


Por supuesto que afirmar que se pasa absolutamente de las tias es un camino polémico y que, desde luego, escandaliza a las zorras ya que no conciben un mundo que no gire en torno a ellas.

(...)

La indiferencia es eficaz como táctica o pose, resulta el arma definitiva contra muchas (no todas). Es un mecanismo que sencillamente no pueden entender, ante un síndrome de princesa alimentado sin pausa desde la infancia una cierta displicencia logra remover los cimientos más sólidos de egocentrismo. Si alguien desea probar por ese camino deberá saber que los frutos son estadísticamente escasos, se dan de cuando en cuando, pero no debe caber duda sobre su extraordinaria calidad: los frutos del emputecimiento arrastrado, suplicante y sobre todo desconcertado son de una exquisitez incomparable, sólo es cuestión de paciencia esperar su apropiada madurez y vienen solos al plato.

La indiferencia es elegante como actitud. Supone no dar ninguna importancia a lo que de por sí carece de ella. Implica no perder tiempo, no derrochar esfuerzos ni malgastar el uso de las neuronas para ser triturado en las mandíbulas de la arbitrariedad de ninguna creída. Probablemente acarreará rumores, insidias incluso, pero concede una superioridad moral absoluta sobre todas cuantas cretinas valedoras del supuesto valor absoluto de su chumino uno se pueda topar.
 
Arriba Pie