Una vez, cuando yo tenía 8 años más o menos, a alguien se le ocurrió que sería buena idea que yo "jugara" o más bien entretuviese a mi vecina de unos 4 años. La llevaron a mi casa con no sé muy bien qué propósitos y yo lo primero que hice al quedarme a solas con mi vecina fue sujetarla contra la pared, levantarla la falda del vestido, no llevaba bragas, y después de bajarme yo el chándal, restregar o espachurrar mi pajarito contra su rajita. Recuerdo que con una mano tuve que taparle la boca porque intentaba llamar a su madre o pedir ayuda o qué sé yo. Aquello duró unos 4 ó 5 segundos, no duró más. No sé bien por qué lo hice, supongo que había visto en la tele alguna película y quise imitar lo que vi, yo era muy fantasioso y peliculero. Ni que decir tiene que por aquel entonces a mí ni se me ponía tiesa ni nada de nada. No dejaba de lloriquear después de aquello y no recuerdo bien si tuve que amenazarla o le hice la pelota un rato hasta que se calmo un poco. Estaba de los nervios por si aquella mocosa se iba de la boca. Menudo subidón de adrenalina, que dirían los modernos.
Creo que desde entonces me gusta que las mujeres lloren al follármelas y pongan cara de miedo.
También me acuerdo de otra vez (varias veces quizás) que con unos 4 ó 5 años le dije a mi prima que si me enseñaba lo suyo yo le enseñaba lo mio. Nos fuimos detrás de un sofá en la casa de la abuela y allí nos mostrábamos nuestras cositas, fue el primer chocho que vi. En una de aquellas veces alargué el brazo para intentar tocar aquello pero la muy puta se subió las bragas, se bajo la falda y nunca más quiso volver a jugar.
También recuerdo cuando mi hermana, mayor que yo, entró en la pubertad y me obligaba a comerle las tetas. Que tetas tan ricas tenía, nunca he vuelto a probar un sabor como el de aquellos pezones. Yo le mostré un cómic guarro que guardaba celosamente y le propuse que hiciéramos lo mismo que lo que salía en el cómic, o sea, follar. Ella me dijo que de eso nada, que era un crío y que no tenía ni puta idea. Después de aquello pasó de mí y yo durante aquel verano la intentaba sobar todo lo que podía cuando la casa se quedaba tranquila durante la hora de la siesta, mientras empezaba El coche fantástico. Aquel mismo verano se echó un novio y paso de mí, supongo que sólo me usó de conejillo de indias. Todas putas.