En las páginas de
Entertainment Weekly,
Stephen King retaba a los responsables de
Lost a acabar la serie cuando acabasen de contar su historia, independientemente de si las audiencias seguían siendo estratosféricas. Sus palabras venían motivadas por el ejemplo de
24, uno de esos productos que agotaron varias de sus vidas naturales hasta que alguien decidió que, sencillamente, era imposible seguir exprimiéndolo más.
Damon Lindelof y
Carlton Cuse declararon más tarde haber tomado buena nota del consejo, pese a que la parte de las audiencias estratosféricas no se cumplió del todo (
Lost ha ido perdiendo adeptos temporada tras temporada, aunque los datos siempre se hayan mantenido dentro de lo aceptable). Este ejemplo podría servirnos para sacar una conclusión: si a A le gusta y se siente influido por B, es muy probable que a B le pase exactamente lo mismo. Este
impresionante artículo de Lostpedia cita todas las referencias al autor de
La Torre Oscura que ha serie ha ido deslizando a lo largo de sus seis temporadas: desde la sesión fallida del Club del Libro que abría la tercera temporada (Juliet sugirió
Carrie, al resto de los Otros no les pareció buena idea) hasta la tortuga que aparece en
Across the Sea (6×15), pasando por los elogios que los productores le han dedicado en entrevistas y audiocomentarios. King, por su parte, les ha devuelto el saludo en su magistral última novela,
Bajo la cúpula, en la que fantasea con una secuela de la serie titulada
The Hunted Ones y hace que un personaje cite (erróneamente) una de las frases más recurrentes de
Lost.
Referencias aparte, creo que el punto en el que más se nota la influencia de uno de mis escritores favoritos es en la creación de personajes. King es, con toda probabilidad, el mejor constructor de personajes en activo: ahí radica el secreto de su éxito como rey del terror (aunque no estoy para nada de acuerdo con esta simplista etiqueta). Si no haces los deberes en las primeras páginas y le das al lector un conjunto de personajes por los que se preocupe y llegue a temer en un momento dado, toda tu galería de sustos y golpes de efecto no servirá para nada. Cuando se ha alejado del género, King nos ha dado cosas como
La historia de Lisey,
Blaze o
Corazones en la Atlántida, que incluyen estudios de personajes dignos de figurar en los manuales. Lo que diferencia a
Lost de sus imitadoras (
FlashForward,
Héroes,
V) es la supremacía de los personajes sobre los misterios. Dicho de otro modo: el humo negro nos hubiera importado un carajo si no estuviera amenazando a personas complejas y llenas de matices, por las que llegamos a preocuparnos y casi sentimos que conocemos. ¿La prueba definitiva? Maldita sea, que las vamos a echar de menos cuando todo esto acabe…