Mucho se habla sobre la política exterior Estadounidense, pero la verdad que poca gente sabe a ciencia cierta en que consiste, me atrevo a escribir unas pinceladas (no un ladrillo, tranquilos) para que los aquí presentes se hagan una idea, y pasemos a debatirla si así lo estimaís conveniente, hijos de Pablo Iglesias.
Hay tres principios de la doctrina Bush que se han asociado estrechamente a la visión internacionalista de los neoconservadores: la defensa anticipatoria; el unilateralismo; y la exportación de la democracia.
Defensa Anticipatoria.
El impacto que podrían llegar a causar en la sociedad si los terroristas islámicos dispusieran de armas de destrucción masiva y las usaran, sería auténticamente catastrófico. Imaginarse una ciudad borrada del mapa a causa de un artilugio atómico.
Frente a una situación donde se tiene la certeza de estar a punto de sufrir un ataque terrorista, pocos líderes políticos pueden elegir esperar y no hacer nada si creen contar con los medios necesarios para impedirlo.
La comunidad y el derecho internacional aceptan la defensa anticipatoria como un recurso legítimo de autodefensa. Lo que no se acepta es el ataque preventivo.
Unilateralismo
Los EEUU actuaran multilateralmente cuando puedan y unilateralmente cuando no les quede otro remedio.
Rice exige actualmente un multilateralismo eficaz, y eso no está, hoy por hoy, en un horizonte cercano.
Washington a corto plazo esta haciendo dos cosas: a corto plazo presentar una cara más amable, sobre todo ante Europa: pero a largo plazo, pasar de un sistema de alianzas que giraba sobre el mundo occidental definido éste como el Área Atlántica, a otro global cuyos ejes principales serían Japón, Corea del Sur y Australia en el Pacífico, India en el Índico e Inglaterra en el Atlántico.
Exportación de la democracia.
Los neoconservadores siempre se han caracterizado, frente a los realistas, por apostar por la promoción de la democracia a través del nation building, incluso aunque éste se tuviera que lograr mediante el uso de la fuerza. Esa fue su principal batalla a mediados de los 90, cuando defendían a ultranza la intervención americana en los Balcanes frente a una Administración más que dubitativa como la de Clinton y un partido republicano absolutamente reticente a comprometerse en tales tipos de actuaciones.
La amenaza jihadista supuso un salto cualitativo para que se adopte la exportación de la democracia en el mundo, y más particularmente en Oriente Medio, como un objetivo estratégico americano. Porque para acabar eficazmente con el peligro del terrorismo islamista también hay que intentar poner fin al caldo de cultivo que supone un mundo árabe sumido en la teocracia, la corrupción, la penuria y la intolerancia, condiciones que alimentan el resentimiento, el odio y, en su extremo, la violencia antimodernizadora, antiliberal y antioccidental.
Junto a la persecución de los terroristas, es necesario la promoción del cambio y la apertura de la región donde el jihadismo se nutre con mayor profusión de virulencia. Eliminar terrorista tras terrorista sin transformar el Oriente Medió sólo lograría crear más terrorismo.
Hay tres principios de la doctrina Bush que se han asociado estrechamente a la visión internacionalista de los neoconservadores: la defensa anticipatoria; el unilateralismo; y la exportación de la democracia.
Defensa Anticipatoria.
El impacto que podrían llegar a causar en la sociedad si los terroristas islámicos dispusieran de armas de destrucción masiva y las usaran, sería auténticamente catastrófico. Imaginarse una ciudad borrada del mapa a causa de un artilugio atómico.
Frente a una situación donde se tiene la certeza de estar a punto de sufrir un ataque terrorista, pocos líderes políticos pueden elegir esperar y no hacer nada si creen contar con los medios necesarios para impedirlo.
La comunidad y el derecho internacional aceptan la defensa anticipatoria como un recurso legítimo de autodefensa. Lo que no se acepta es el ataque preventivo.
Unilateralismo
Los EEUU actuaran multilateralmente cuando puedan y unilateralmente cuando no les quede otro remedio.
Rice exige actualmente un multilateralismo eficaz, y eso no está, hoy por hoy, en un horizonte cercano.
Washington a corto plazo esta haciendo dos cosas: a corto plazo presentar una cara más amable, sobre todo ante Europa: pero a largo plazo, pasar de un sistema de alianzas que giraba sobre el mundo occidental definido éste como el Área Atlántica, a otro global cuyos ejes principales serían Japón, Corea del Sur y Australia en el Pacífico, India en el Índico e Inglaterra en el Atlántico.
Exportación de la democracia.
Los neoconservadores siempre se han caracterizado, frente a los realistas, por apostar por la promoción de la democracia a través del nation building, incluso aunque éste se tuviera que lograr mediante el uso de la fuerza. Esa fue su principal batalla a mediados de los 90, cuando defendían a ultranza la intervención americana en los Balcanes frente a una Administración más que dubitativa como la de Clinton y un partido republicano absolutamente reticente a comprometerse en tales tipos de actuaciones.
La amenaza jihadista supuso un salto cualitativo para que se adopte la exportación de la democracia en el mundo, y más particularmente en Oriente Medio, como un objetivo estratégico americano. Porque para acabar eficazmente con el peligro del terrorismo islamista también hay que intentar poner fin al caldo de cultivo que supone un mundo árabe sumido en la teocracia, la corrupción, la penuria y la intolerancia, condiciones que alimentan el resentimiento, el odio y, en su extremo, la violencia antimodernizadora, antiliberal y antioccidental.
Junto a la persecución de los terroristas, es necesario la promoción del cambio y la apertura de la región donde el jihadismo se nutre con mayor profusión de virulencia. Eliminar terrorista tras terrorista sin transformar el Oriente Medió sólo lograría crear más terrorismo.