Prozac, Periciazina, Olanzapina y otras hierbas. El loco mundo de las citas con locas

Light Yagami rebuznó:
A todas luces eres un clon, sin gracia, y retrasado. Amén de una dudosa capacidad para el entendimiento. Aquí no hay "no he sido yo, ha sido él". Corto. Sino que tú me haces una pregunta sobre por qué motivo hablo del autoestima y te lo digo. Igual que si me preguntas por qué hablo de ir al gimnasio o cuidarse. Pues porque lo ha mencionado MisterM. No hay más.

Un poco triste que te lo haya que explicar todo. Pero viendo tu conocimiento de la RAE no me sorprende.:D

Todo esto nada tiene que ver con mi conociemiento de la RAE (señor "saco buenísimas notas"), ni con mi retraso (que de eso andamos sobrados todos por aquí, ustec incl.), se debe a la pereza para leerme todos los ladrillos (en especial los de MisterM). Aquí lo que ha pasado es que han pagado justos por pecadores... :lol::lol:

De todos modos, me reitero: corrija, hombre, corrija. No dé mal ejemplo.:137
 
Todo esto nada tiene que ver con mi conociemiento de la RAE (señor "saco buenísimas notas"), ni con mi retraso (que de eso andamos sobrados todos por aquí, ustec incl.)

¿Cree que no lo sé?
 
Boba Esponja rebuznó:
Sólo si te escaneas los huevos.

2akgsk4.jpg
 
Mierda, boba (:lol:), te comportas como cualquier otra forera. Esto es inquietantemente excitante.


Yo creo que ya comenté mi experiencia con una auténtica loca, una sevillana que me llegó a acosar. Si no fue así relataré aqui profusamente mi experiencia.

Mi primera novia, y eso lo supe después, aunque no me extrañó nada, también estuvo en temas de tratamientos con antipsicóticos, la muy hija de puta.


Bechis.
 
Cita:
<TABLE cellSpacing=0 cellPadding=6 width="100%" border=0><TBODY><TR><TD class=alt2 style="BORDER-RIGHT: 1px inset; BORDER-TOP: 1px inset; BORDER-LEFT: 1px inset; BORDER-BOTTOM: 1px inset">Boba Esponja dijo:
Sólo si te escaneas los huevos.
</TD></TR></TBODY></TABLE>


He aquí un scanner que me hicieron de los testículos.

ultrasound-scrotum.jpg


Presenten los suyos señores.
 
Rondando tanto el broncochat nos estamos desviando del tema, así que intentaré introducir una anécdota para reconducirlo.

Una de mis primeras experiencias con taradas tuvo lugar allá por comienzos de los noventa. Andaba yo de cena con unos amigos y durante la inevitable ronda de copas trabé conversación con una chica algo más joven que yo, rubia, bastante apetecible. Debí mosquearme cuando a la media hora empezó a arrimárseme hasta no dejar espacio entre ambos y a mirarme a los ojos mientras soltaba frases del tipo "cómo me pone tu mirada" y se mordía el labio inferior. Sin embargo en esos momentos mi polla funciona como un misil con guía de infrarrojos, busca el calor y no para hasta dar con su objetivo, caiga quien caiga.

Inevitablemente acabamos en su casa y su cama, donde nos dedicamos al fornicio más salvaje. En previsión de que fuese una loba insaciable la masturbé y di un buen repaso con la lengua de Cervantes antes de entrar a la suerte de matar. Sin embargo daba lo mismo, se corría con profusión de gritos, miradas extraviadas, mordiscos, arañazos, flujeos varios y su vocabulario se reducía a lo adverbial: "más", "así" y cosas por el estilo repetidas como una letanía. En definitiva una fuerza de la naturaleza.

Me dejó muerto, exhausto, incapaz de moverme salvo por el detalle de que a la mañana siguiente, muy temprano, algo me despertó: un cuchicheo que venía de una habitación cercana. Era una discusión a gritos en voz baja, ya saben a lo que me refiero. Era la nena con su madre y ésta le decía cosas como "otra vez no", "no estoy dispuesta a permitirlo", "menos mal que tu padre tenía turno esta noche", "¿vamos a empezar otra vez con esto?", "¿de nada ha valido lo que hemos hecho por ti?", "decías que estabas bien", etc.

Ni que decir tiene que en previsión de viniera ese padre que seguramente estaría a punto de acabar su turno, fuera donde fuera éste, conseguí batir varios récords mundiales saliendo de allí. Sin embargo estas cosas enganchan, oigan.
 
Jose David rebuznó:
Mierda, boba (:lol:), te comportas como cualquier otra forera. Esto es inquietantemente excitante.

Ay, tontorrón, no me tires de la lengua... he tenido un buen maestro. Ea. ;)
 
Al ver este nuevo hilo me he acordao del título de una película porno bastante
gracioso,se llama ''Idas de la olla por 30 centímetros de polla''.:lol:
 
saca-al-tarado rebuznó:
Rondando tanto el broncochat nos estamos desviando del tema, así que intentaré introducir una anécdota para reconducirlo.

Una de mis primeras experiencias con taradas tuvo lugar allá por comienzos de los noventa. Andaba yo de cena con unos amigos y durante la inevitable ronda de copas trabé conversación con una chica algo más joven que yo, rubia, bastante apetecible. Debí mosquearme cuando a la media hora empezó a arrimárseme hasta no dejar espacio entre ambos y a mirarme a los ojos mientras soltaba frases del tipo "cómo me pone tu mirada" y se mordía el labio inferior. Sin embargo en esos momentos mi polla funciona como un misil con guía de infrarrojos, busca el calor y no para hasta dar con su objetivo, caiga quien caiga.

Inevitablemente acabamos en su casa y su cama, donde nos dedicamos al fornicio más salvaje. En previsión de que fuese una loba insaciable la masturbé y di un buen repaso con la lengua de Cervantes antes de entrar a la suerte de matar. Sin embargo daba lo mismo, se corría con profusión de gritos, miradas extraviadas, mordiscos, arañazos, flujeos varios y su vocabulario se reducía a lo adverbial: "más", "así" y cosas por el estilo repetidas como una letanía. En definitiva una fuerza de la naturaleza.

Me dejó muerto, exhausto, incapaz de moverme salvo por el detalle de que a la mañana siguiente, muy temprano, algo me despertó: un cuchicheo que venía de una habitación cercana. Era una discusión a gritos en voz baja, ya saben a lo que me refiero. Era la nena con su madre y ésta le decía cosas como "otra vez no", "no estoy dispuesta a permitirlo", "menos mal que tu padre tenía turno esta noche", "¿vamos a empezar otra vez con esto?", "¿de nada ha valido lo que hemos hecho por ti?", "decías que estabas bien", etc.

Ni que decir tiene que en previsión de viniera ese padre que seguramente estaría a punto de acabar su turno, fuera donde fuera éste, conseguí batir varios récords mundiales saliendo de allí. Sin embargo estas cosas enganchan, oigan.

Saca la vara pasear y meteles en vereda que tanta zorra egocéntrica y tanto pagafantas con hambre de siglos están echando a perder el hilo. Ni degradación mental, ni turbulencias desorientadas en el encéfalo ni conductas alteradas, ya estamos como siempre, gominoles, fantas y tardes de domingo paseando de la mano. Leña, señor tarado, leña, este rebaño no entiende otro lenguaje
 
Aparte de las babas que ya chorrean por este hilo, hay algo completamente cierto: las mujeres, pasada una cierta edad que ronda los 30-35 años en adelante, se convierten en una mezcla extraña de bordeline fronteriza, de neurótica fóbica-obsesiva y de depresiva bipolares con raptos maníacos que dan a veces auténtico miedo.

Imprevisibles, bruscas, inclasificables, inesperadas (y no por lo que consideramos positivo) y cargadas de traumas, embutidas en un pellejo en el que sólo encuentran defectos físicos, pasan de la risa al llanto en minutos, y de un mutismo casi autista pueden desembocar vertiginosamente en una verborrea de declaraciones de absoluta sinceridad que dejan al más pintado con el alma seca a jirones. De ser mujeres casi puras que nunca rompieron un plato y que como máximo tuvieron uno o dos novios, pasan a confesarte que pasaron por una etapa loca en sus vidas en las que se dejaron percutir hasta por el portero de la disco.

Quien se atreva a cohabitar con alguna de ellas tiene garantizada una muerte lenta en vida que ya quisieran para poder explotar los verdugos chinos de la Edad Media. Imagino que ahí entran en juego factores hormonales, haber ido arrastrando una vida pletórica de lorealismo, que se les acaba escurriendo entre los dedos, un corazón cicatrizado por las heridas de los ex que perdieron (incluso aunque ellas los dejaran) y la envidia absoluta a las chicas jóvenes que todavía pueden jugar en el circo de la vida mientras que se miden la extensión de las patas de gallo, la celulitis irrefrenable y la barriguita que va borrando poco a poco la cintura.

Tuvieron éxito cuando podían elegir, disfrutaron de su momento de esplendor y de "gloria" rompiendo corazones y riendo a carcajadas mientras apartaban hombres como si se tratara de moscas, y han entrado en el lento declive hacia la Nada. Algunas querrán recuperar el tiempo perdido dejando que algunos jovencitos de eyaculación precoz horaden sus choichos y las llenen de semen mientras les susurran al oído "mamacita puta" y ellas creen de nuevo tener 20 años y cinturas de avispa, pero es algo tan transitorio y fugaz como las vidas de las mariposas.

Según los estudios más rigurosos, la depresión y la ansiedad afectan cada vez más a las mujeres de 30 a 50 años, en una proporción mucho mayor que a los hombres, y una considerable mayoría toma medicamentos prescritos por psiquiatras o médicos de cabecera, incluyendo somníferos, para tratar de combatir esa situación.

¿Cómo es posible que una vida que ellas catalogan tan "bella" se les ponga tan cuesta arriba? ¿Por qué se mienten tan descaradamente ante la evidencia?

Casi todos sabemos ganar, pero qué pocos seres humanos saben perder.
 
Hoy he empezado con la lectura del hilo de las citas locas y me he tenido que detener en la página 5, estimados hamijos del rapiñas, dada la avasalladora cantidad de jugosos conocimientos, útiles experiencias y sabias palabras que se pueden extraer de cada uno de los lapidarios ladrillos ahí posteados. Demasiado como para leérselo todo de un tirón, así que me lo reservo para analizarlo detenidamente en mis momentos de aburrimiento máximo o mientras vaya en el tren, como el de Amroth.

Consideraciones aparte, creo que tengo una experiencia bizarra y loleante a partes iguales que aportar al tema. Tras mucho meditarlo me he decidido a relatarla tal cual pasó, y en el hilo de las citas con locas, por razones que sin más dilación váis a poder leer bajo estas líneas. Y no es para broma, es algo serio y que me pone los pelos del espinazo como escarpias cuando lo recuerdo polla en mano. Así que ahí va mi humilde ladrillo, contextualizado des de la racionalidad que confiere la retrospectiva.

Andaba yo registrado en un foro caladero de material de carnaza que rapiñar, una de mis múltiples internadas tuvo como resultado la adición a mi lista de contactos de una moza lo bastante resultona que con el tiempo se reveló como una muchacha incluso simpática y juvenilmente erógena, cándida como ella sola y con dos melones como sandías. Se notaba que la chica estaba muy interesada en mí y me mandaba mensajes con asiduidad, al final creí llegar a conocerla bastante. La mantuve en segunda línea en un largo y constante tira y afloja vía messenger, hasta que meses después decidí relevarla de la suplencia y como se dice coloquialmente dar el paso. La chica estaba muy emocionada con la idea y se la notaba bastante nerviosa, no fue hasta el fatal día del encuentro que no comprendí el por qué de aquella extraña actitud. Sí que se puede comprender cierto estado de emoción por el hecho de conocerme en persona, pero es que lo suyo no era normal; estaba exaltada e incluso algo temerosa. Ella siempre se había negado a que nos viéramos hasta entonces, cosa que yo atribuía erróneamente a su timidez.

Así que en un memorable día de fin de año emprendí la marcha hasta el fondo de su garganta. Como vivía en un pueblo de mierda y como buen hijo de puta que soy, hice las debidas cuentas y concluí que me salía mucho más a cuenta ir hasta allí en un autobús de línea. Durante el trayecto dejé divagar mi mente entregándome a los más libidinosos pensamientos, hasta que un mensaje interrumpió mis reflexiones: la chica decía que me estaría esperando justo en la estación del autobús. A medida que nos íbamos aproximando al destino, me dediqué a imaginar mentalmente la escena de mi triunfal llegada y a mi hermosa amistanzada abalanzándose sobre mí con lágrimas de agradecimiento resbalando por sus mejillas en una concurrida estación de estilo neoclásico. Supongo que es la inherente tendencia que tenemos a idealizar lo que aún está por ocurrir, es lo mismo que hacemos con la lotería y los accidentes, el aferrarse a las remotas posibilidades de éxito que existen en las más disparatadas aventuras condenadas al fracaso desde su mismo comienzo. Es un mecanismo de supervivencia que nos empuja a actuar, y si sale mal siempre se puede decir que lo hicimos todo por el lulz. El caso es que al llegar, lo primero que me dió mala espina fue el hecho de no ver la mencionada estación por ningún lado. De hecho, la estación consistía en un póster con el logo de la línea de autobuses encaramado en su cima, un par de carteles con horarios y un banco municipal, enmedio de lo que parecía la plaza del pueblo. Y al fijarme más desde la lejanía, me di cuenta immediatamente del tremebundo error que había cometido.

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En la estación había una sola persona, una chica. Y no tenía nada que ver con la chica de la foto, con su sonrisa, con su juvenil pelo rubio ni con sus delantera de frutería. Lo único que había por aquellas lides, sin duda esperando fatalmente el autobús en el que iba montado, era un orco con una jerarquía bastante indiscutible en los ejércitos de Mórdor. De metro y medio, oronda, con un perímetro considerable. Pelo negro y corto. Según bajé del vehículo aceptando la fatalidad que se había cernido sobre mí, pude apreciar su cara llena de granos, su boca incommensurablemente grande y su estruendoso daltonismo: iba ataviada con una sudadera negra de algún grupo punkie, pantalones militares excesivamente anchos que a pesar de todo no podían ocultar una esponjosa cintura, zapatillas deportivas cuatro tallas más grandes. Y lo peor de todo: su implícita y antierótica fealdad no podía ocultar de ninguna de las maneras que era menor. A duras penas debía gandulear por los pasillos de los primeros cursos de la ESO. La ballena se acercó, reconociéndome de immediato, y si reparó en mi cara de poker la debió de ignorar porque se lanzó sobre mí para darme los dos besos de rigor. Si hubiera tenido a mano un coche en aquél mismo momento hubiera salido pisando a fondo y quemando rueda, lo último que quería era pasar el resto del día con ella tal y como estaba previsto. Hubiera deseado que el suelo se desplomara bajo de mí y la tierra me tragara, que cayera sobre mi persona un velo de invisibilidad o que el tiempo se detubiera lo suficiente como para salir corriendo de aquella trampa úrsida mortal hasta encontrarme por lo menos a 50 km de distancia.

Pero lo mejor no del caso aún está por llegar. Tras haberme saludado y dado la bienvenida -yo aún no había abierto boca-, alguien llamó la atención de la niña desde el otro lado de la plaza. Tras varios berreos de sonora intensidad pude deducir que mi oportuna salvadora no era otra que su madre, de la que sin duda había heredado aquella suerte de obesidad congénita. Todo el mundo miraba la escena, yo la contemplaba ajeno a ella como un espectador más intentando camuflarme con el entorno. La sobredimensionada señora se acercó a nosotros a un paso sorprendentemente ágil a pesar de su antiatlética figura y fulminó a su hija con una gélida mirada; ella por supuesto acuciaba el cruel ensañamiento que la naturaleza había tenido con ella con una cara de sorpresa tal que así :shock:. Con secas maneras la obligó a subirse al coche que tenía estacionado a unos metros de allí y desde el que se ve que la había estado espiando, y acto seguido subió ella misma con disciplencia. Ni siquiera se disculpó conmigo por interrumpir nuestro encuentro de aquella manera tan súbita y grosera, pero de hecho su aparición fue tan inesperada y reveladoramente salvadora que no me atreví a molestarme. La situación en sí era tan absurda que desistí totalmente en el empeño de intentar comprenderla.

Deseando olvidar rápidamente todo aquello, consulté el horario del próximo autobús que me sacara de aquél infierno y me metí en el bar más cercano a ahogar el mal rato en un vaso mientras no llegaba la hora de la partida. Sin casi darme cuenta vacié una botella de whisky entera, me subí al autobús y no pensé en nada más hasta llegar a mi casa. A mitad del trayecto recibí un mensaje de la chica donde se disculpaba por todo, pero no me tomé la molestia de leerlo y apagué el móvil. Días más tarde, me llegó un abrasivo mail donde daba a conocer su verdadera identidad y entre súplicas de perdón y autohumillación me declaraba su amor eterno y puro, revelándome además que tenía un hijo de pocos meses de edad, el padre cani del cuál parecía estar en paradero desconocido, y que estaba dispuesta a aceptarme como el nuevo padre de su hijo. Completamente anonadado, borré todo rastro de mi cibernético contacto con ella y me dispuse a olvidar aquél día. No hablé de todo aquello con nadie, ni siquiera con algún hamijo que estaba al tanto de la movida. Me limité a decir que ella no se había presentado a la cita y que de mojar nada de nada, tras lo cual fui víctima de loleos y risotadas varias en nuestros habituales encuentros durante los meses siguientes. Pero sin duda preferí eso y añadirme yo también a las risas al cabo de un tiempo que el hacer sabedor a nadie de mi cita con semejante loca.

Desde entonces y obviamente, sólo quedo con chicas a las que ya tenga conocidas y vistas personalmente.
 
Saca la vara pasear y meteles en vereda que tanta zorra egocéntrica y tanto pagafantas con hambre de siglos están echando a perder el hilo. Ni degradación mental, ni turbulencias desorientadas en el encéfalo ni conductas alteradas, ya estamos como siempre, gominoles, fantas y tardes de domingo paseando de la mano. Leña, señor tarado, leña, este rebaño no entiende otro lenguaje

Usted lo ha dicho, Sr. V-I - oiga, queda muy bien esto de llamarle como un cohete, a la vista de sus fabulosos relatos de falo desatado- como la cosa siga así va a haber que invocar al famoso

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(...) Excelente ladrillo

Estoy por asegurar que eres de los nuestros, que en ti fluye con brio y libremente ,la desmesura y el gusto por lo hórrido, lo putrefacto, el cenagal y la fosa séptica. Aun asi, exijo una prueba, no me consta que al final de la jornada, de no haber mediado la maternal interrupción del botijo salvador, hubieras terminado tocando pelo. Tu inicial turbación es compresible, un instintivomuro de autodefensa que todos experimentamos en mayor o menor medida, lo que falta por aclarar es si a pesar de tus reparos en el primer contacto, hubieras cedido el uso y disfrute de tu rabo a beneficio del orco. Mis post hablan por mi y dejan claro que de alli me hubiera sido comprobando de primera mano el desastre de unas ingles que nunca conocieron la depilación.
 
mister4 rebuznó:
Existe cierto tipo de personalidad que atrae a las locas como la dulce mierda a las moscas. Chico delgado, retraído, cultura media-alta, trabajo liberal... (¿Se me ve mucho el plumero? :lol:) Las dementes los huelen y entran en un amor que ninguna persona que no tenga las trabas mentales que ellas tienen podemos llegar siquiera a imaginar. Es algo que no pueden evitar, es superior a ellas, como casi todo a lo que se enfrentan en la vida. Puede que su estado haya llegado por tener el arroz pasado, puede que venga por una necesidad extrema de destacar que les lleva a llamar la atención, puede que venga de una ruptura traumática o puede que vengan mal de fábrica. Nunca lo sabremos, pero si sabemos que son un grupo homogéneo con un comportamiento, fuera de las extravagancias esquizoides, bastante estandarizado y casi predecible.

La locura, en el día de hoy, no tendría porque ser mala. Al fin y al cabo, las mujeres cuerdas tampoco es que sean una maravilla, y también podríamos incluirlas en las categoría de "locas" si fueramos estrictos. El segmento "normal" de población es la fuente del mal en el mundo, así que no deberíamos descartar a cualquiera que escapara de esa prisión social. Ahora bien, las locas que he conocido yo son una desgracia para quien acabe con ellas. Y es que no son diferentes a las normales por su distinto modelo de amor, sino por ser un tipo de amor "hiperfemenino", son una hipérbole de la mujer. Celosas patológicas, exigentes, absolutamente pasivas tanto sexual como sentimentalmente, caprichosas...

Así que, teóricamente, debería recomendar el trato con mujeres que estén piradas, pero mi experiencia empírica me dice lo contrario.


Viendo el tiempo que llevo en PL, por lo general, ninguno cuenta sus experiencias personales que vive en el presente y por ello no voy a hacerlo. 1º porque podría desviar la atención de hilo y 2º porque no tengo cojones a abrirlo en un nuevo tema con la posible consecuencia del baneo por lloriquear y pedir ayuda o consejo.

Pues lo has dado en el clavo hamijo, en el clavo. chico medio alto nivel cultural, profesión mas o menos bien considerada y una medio tarada celosa 100% intentando incansablemente pillarme por los cojones, es más, mientras leía tu post, me mandaba un mensaje diciendo "buenas noches, espero más dedicación".

Acojonado estoy, muy acojonado, y va para casi un año y no se como coño dejarla. Empezó como unas risas con los colegas diciendo "mira que pardilla la tia que se come todas las putadas que le hago" y ahora cada vez que desaparezco de su vida dos dias la tengo en mi casa llorando que porque paso de ella, es celosa compulsiva etc...

De todo éste tema sólo se puede sacar una cosa en concreto: las locas y taradas han nacido para ser mantenidas por un chico guapo alto cachas y con dinero, lo demás es basura aunque tengan un hombre maravilloso al lado, y van a hacerle la vida imposible, amí me la están haciendo, y a veces no puedo dejarla porque pienso: joder, y los polvazos que le echo?desapareceran? ya no tendré a nadie que me aguante? muy triste mi situacion pero bueno...

Saludos
 
Quienes tenemos imán para las taradas sin duda deberíamos ser subvencionados. ¿Cuántos millones ahorramos al sistema de salud público merced a nuestras interesadas atenciones?¿qué cantidad de suicidios, matanzas y/o crímenes rituales evitamos?

Nuestra condición de sanadores de almas - o como mínimo de aliviadores provisionales de todo tipo de cuitas- contribuye a la paz social. Del mismo modo que en el Medievo practicaban trepanaciones o que a comienzos del siglo XX se prescribían por los médicos vibradores para aliviar la histeria, hoy día hemos actualizado el arsenal terapéutico y mediante la administración de furibundos pollazos conseguimos que esas pobres criaturitas obtengan algo de paz.
 
Victor I rebuznó:
Estoy por asegurar que eres de los nuestros, que en ti fluye con brio y libremente ,la desmesura y el gusto por lo hórrido, lo putrefacto, el cenagal y la fosa séptica. Aun asi, exijo una prueba, no me consta que al final de la jornada, de no haber mediado la maternal interrupción del botijo salvador, hubieras terminado tocando pelo. Tu inicial turbación es compresible, un instintivomuro de autodefensa que todos experimentamos en mayor o menor medida, lo que falta por aclarar es si a pesar de tus reparos en el primer contacto, hubieras cedido el uso y disfrute de tu rabo a beneficio del orco. Mis post hablan por mi y dejan claro que de alli me hubiera sido comprobando de primera mano el desastre de unas ingles que nunca conocieron la depilación.
Entiéndame, señor Víctor, entienda que pasmado me quedé cuando la realidad se mostró clara ante mí cual a ornitorrinco recién salido de la caverna platónica. De no ser por la interrupción de la madre orco seguramente me la habría llevado al monte y hubiera metido mi extremidad varonil dentro de sus carrillos, para evitarle el trance de mi poca locuacidad contrapuesta a su infantil verborrea. De hecho aún conservo las fotos reales que Mrs. Mórdor me mandó en su último y para mí póstumo mail, en algunas de ellas sale enseñando escote y da para paja, un triste y desesperado intento para meterme en el redil en la prórroga. Si no las cuelgo para uso y disfrute de todos, a pesar de convertir este post en una nulidad, es porque aplicando un complicado cálculo diferencial deduzco que a la mantis aún le deben quedar unos años para ingresar en el contingente de orcos mayores de edad. De todos modos eso es aventurarse en el misterioso y pantanoso terreno de lo desconocido e hipotético, porque las ganas de marcharme de allí no me abandonaron hasta que no llegué a la taza de mi WC y pude sentarme a reflexionar mientras sacaba lo mejor de mí mismo. Supongo que así se deben sentir los marineros que se aventuran sin más remedio a la travesía de una tormenta marina, con el objetivo de llegar al lejano puerto de ultramar pero con los pensamientos ya centrados en calmadas disquisiciones al calor de la comodidad del salón hogareño. Espero que comprenda usted lo que quiero decir, porque a veces no lo comprendo ni yo. Todo aquello pudo perfectamente acabar en tragedia.
 
Black Adder rebuznó:
Entiéndame, señor Víctor, entienda que pasmado me quedé cuando la realidad se mostró clara ante mí cual a ornitorrinco recién salido de la caverna platónica. De no ser por la interrupción de la madre orco seguramente me la habría llevado al monte y hubiera metido mi extremidad varonil dentro de sus carrillos, para evitarle el trance de mi poca locuacidad contrapuesta a su infantil verborrea. De hecho aún conservo las fotos reales que Mrs. Mórdor me mandó en su último y para mí póstumo mail, en algunas de ellas sale enseñando escote y da para paja. Si no las cuelgo para uso y disfrute de todos, a pesar de convertir este post en una nulidad, es porque aplicando un complicado cálculo diferencial deduzco que a la mantis aún le deben quedar unos años para ingresar en el contingente de orcos mayores de edad. De todos modos eso es aventurarse en el misterioso y pantanoso terreno de lo desconocido e hipotético, porque las ganas de marcharme de allí no me abandonaron hasta que no llegué a la taza de mi WC y pude sentarme a reflexionar mientras sacaba lo mejor de mí mismo. Supongo que así se deben sentir los marineros que se aventuran sin más remedio a la travesía de una tormenta marina, con el objetivo de llegar al lejano puerto de ultramar pero con los pensamientos ya centrados en calmadas disquisiciones al calor de la comodidad del salón hogareño. Espero que comprenda usted lo que quiero decir, porque a veces no lo comprendo ni yo. Todo aquello pudo acabar en tragedia.

Bienvenido, sin duda eres de los nuestros, esta es tu tribu donde tu fe encontrara dioses a los que adorar. Me complace comprobar que aceptas tu naturaleza desviada, tu sexualidad enfermiza y que la mismo tiempo no la alimentas con avaricia o degeneración. Eres como eres, con tus terribles e inevitables adicciones, sin alardear de ellas, sin fomentarlas rocambolescamente, aprovechándolas si suceden con total naturalidad. Se que no lo buscas, tranquilo, estas entre compañeros, pero también se que sucede, y que lo gozas, y que alli esta tu polla ergida, dictatorial, hegemónica sobre el resto de tu cuerpo, dobleando tu voluntad a sus deseos.
 
Viendo el tiempo que llevo en PL, por lo general, ninguno cuenta sus experiencias personales que vive en el presente y por ello no voy a hacerlo. 1º porque podría desviar la atención de hilo y 2º porque no tengo cojones a abrirlo en un nuevo tema con la posible consecuencia del baneo por lloriquear y pedir ayuda o consejo.

Pues lo has dado en el clavo hamijo, en el clavo. chico medio alto nivel cultural, profesión mas o menos bien considerada y una medio tarada celosa 100% intentando incansablemente pillarme por los cojones, es más, mientras leía tu post, me mandaba un mensaje diciendo "buenas noches, espero más dedicación".

Acojonado estoy, muy acojonado, y va para casi un año y no se como coño dejarla. Empezó como unas risas con los colegas diciendo "mira que pardilla la tia que se come todas las putadas que le hago" y ahora cada vez que desaparezco de su vida dos dias la tengo en mi casa llorando que porque paso de ella, es celosa compulsiva etc...

De todo éste tema sólo se puede sacar una cosa en concreto: las locas y taradas han nacido para ser mantenidas por un chico guapo alto cachas y con dinero, lo demás es basura aunque tengan un hombre maravilloso al lado, y van a hacerle la vida imposible, amí me la están haciendo, y a veces no puedo dejarla porque pienso: joder, y los polvazos que le echo?desapareceran? ya no tendré a nadie que me aguante? muy triste mi situacion pero bueno...

Saludos

Corre insensato, corre. No sobrevalores el follar, no merece la pena. Hay mujeres por ahí bien capaces de envenenarte o degollarte cuando duermes.

Si te gusta el riesgo, busca a otra mientras estés con esta y luego dejala. Ellas lo hacen, se lo digo yo hoyga.
 
mister4 rebuznó:
Corre insensato, corre. No sobrevalores el follar, no merece la pena. Hay mujeres por ahí bien capaces de envenenarte o degollarte cuando duermes.

Si te gusta el riesgo, busca a otra mientras estés con esta y luego dejala. Ellas lo hacen, se lo digo yo hoyga.


En ése proceso mas o menos estoy, no suelto una liana hasta que tenga bien agarrada otra :lol: pero tampoco me esmero mucho en conocer nuevas mujeres, tengo la cabeza en otras cosas, mi trabajo, mi oposicion

De todas formas hoy he hablado con ella y dice que me entiende, le he reprochado lo siguiente: "si se supone que me quieres y mucho, porque me tocas los cojones tanto aún así sabiendo que me puteas?" una cosa es que no se de cuenta, pero otra muy diferente es que me esté jodiendo la vida y aún así lo sepa y entienda a la primera.

Conclusion, todas putas y malas, todos los hombres, pecamos de nobles.

Saludos.
 
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