La trilogía de Adán Barrera
De Don Winslow solo había leído El invierno de Frankie Machine y Muerte y vida de Bobby Z (primero muere y luego “vive”), y la conclusión es que si existe las películas palomiteras, Don Winslow había inventado la literatura palomitera, ya que sus novelas es como si te contara una película de acción de los 90 y encima una de serie B. Pero el cabronazo lo hace bien, te suelta sobrada tras sobrada y todos lo tópicos manidos y te lo tragas y pides más.
Con la trilogía de Adán Barrera se plantea unas novelas mucho más serias pero también tiene sus buenas dosis de acción. Ya al principio del primer libre avisa de que contiene descripciones explicitas de torturas que lejos de ser exageraciones más bien se quedan cortan de lo que es la realidad. Ya que las tres novelas tratan sobre los carteles de la droga mexicanos desde los años 70 con el opio hasta la actualidad. A través del enfrenamiento de Adán Barrera, una especie de Pablo Escobar y El agente de la D.E.A Art Keller, mestizo y veterano de Vietnam en las operaciones encubierta de la C.I.A.
Por los libros vamos a entrar en lo que tanto hemos visto por las noticias, la droga como una de las primeras fuentes de riqueza del país( 12% del PIB), la corrupción policial y política endémica de México pero también en Estados Unidos cuando a la C.I.A le interesa permitir el trafico de droga para financiar las operaciones antiguerrilla en Centro América.. Los señores de la droga formando ejércitos personales para luchar entre ellos. Las torturas y ejecuciones subidas a Internet. Los temidos Zetas haciendo monstruosidades con total impunidad…
Muchos pasajes están basados en sucesos reales, como el viejo ranchero que durante una larga noche defendió en solitario, fusil en mano, su propiedad que los narcos quería como base de operaciones. Al amanecer el hombre había caído pero antes había matado a un puñado de narcos.
Por los libros desfilan todo tipo personajes algunos reales y otros basados en personales reales fáciles de reconocer. No se corta en nombrar a cada uno de los presidente mexicanos y como apoyaron a este cartel o este otro pero cuando tiene que nombrar a Donald Trump bien que se raja y le cambia el nombre aunque no se esfuerza por ocultarlo “vamos a construir un muro y lo va pagar México”.
En los personajes ficticios, Don Winslow, vuelve a las andadas y sueltas todos los tópico pero consigue funcionar. El sicario perfecto pero con crisis de conciencia, la puta de corazón de oro, el mafioso italiano estrafalario o el niño rico que se mete el cartel más por la emoción enfermiza que por ganar un dinero que no necesita.