Libros ¿Qué estáis leyendo, amigos?

Estaba contestando al del Ulises, que a la vez te contestaba a ti dando a entender que no es un libro sencillo para empezar.

¿No hay ningún libro más breve que os llame?
 
ruben_clv rebuznó:
Estaba contestando al del Ulises, que a la vez te contestaba a ti dando a entender que no es un libro sencillo para empezar.

¿No hay ningún libro más breve que os llame?

Novela negra.

Raymond Chandler, Dashiell Hammett,Vernon Sullivan :1
 
Yo cuando hacía referencia al Ulisses, era en relación al regalo que sugería Elrond para el que consiga acabar la obrita de Proust.

Pero si creéis en un club de lectura aún más complicado, podemos tirar de libros más arduos, densos e incluso con narraciones con varias voces y endiablados monólogos interiores. Verbigracia, El ruído y la furia, Berlin Alexanderplatz o Pedro Páramo (es que los tengo recientes).

En todo caso, las opciones de Sauternes son buenas.
 
Died & Risen rebuznó:
Pero si creéis en un club de lectura aún más complicado, podemos tirar de libros más arduos, densos e incluso con narraciones con varias voces y endiablados monólogos interiores. Verbigracia, El ruído y la furia, Berlin Alexanderplatz o Pedro Páramo (es que los tengo recientes).

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Mis orocs para el que lo termine, lo haya comprendido y haga un croquis explicativo de qué va, para que yo lo entienda.....:oops:

Acabado "Los cipreses creen en Dios". Me ha enganchado la trama. Ya he empezado con el siguiente libro de la tetralogía de J.M. Gironella"Un millón de muertos". De momento me parece de lectura más ágil que el primero, pero claro los personajes principales ya han quedado esbozados en "Los cipreses creen en Dios", y además al situarse "Un millón de muertos" en plena Guerra Civil hace que la narración sea más directa.
 
Yo propongo:
-Vía revolucionaria, de Richard Yates.
-La inmortalidad, de Milan Kundera.
-Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy.
 
Yo le veo más futuro a lo de intentar escribir algo entre todos. El club de lectura sabemos que durará 2 o 3 libros como mucho.
 
Elrond Peredhil rebuznó:
Yo propongo:
-Vía revolucionaria, de Richard Yates.
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Qué ganas tengo de pillar ese libro y devorarlo, he oído maravillas de él, bueno, de toda la obra de Yates.
 
Pues yo también me apuntaría para el de Yates, que me lo recomendaba una amiga recientemente de manera bastante fervorosa. Y porque lo tengo en casa, también.


Aunque si queréis nos esperamos a que publiquen aquí el de Lolito.
 
Terminado 221163 de Stephen King. Hacía mucho que no leía algo tan bueno de SK, con la satisfacción que ello conlleva. Como he comentado en otro hilo, cierra el final como nunca.
 
El famoso pasaje de las magdalenas:

En el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en, mucho, y no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba? ¿Cómo llegar a aprehenderlo? Bebo un segundo trago, que no me dice más que el primero; luego un tercero, que ya me dice un poco menos. Ya es hora de pararse, parece que la virtud del brebaje va aminorándose. Ya se ve claro que la verdad que yo busco no está en él, sino en mí. El brebaje la despertó, pero no sabe cuál es y lo único que puede hacer es repetir indefinidamente, pero cada vez con menos intensidad, ese testimonio que no sé interpretar y que quiero volver a pedirle dentro de un instante y encontrar intacto a mi disposición para llegar a una aclaración decisiva. Dejo la taza y me vuelvo hacia mi alma. Ella es la que tiene que dar con la verdad. ¿Pero cómo? Grave incertidumbre ésta, cuando el alma se siente superada por sí misma, cuando ella, la que busca, es juntamente el país oscuro por donde ha de buscar, sin que le sirva para nada su bagaje. ¿Buscar? No sólo buscar, crear. Se encuentra ante una cosa que todavía no existe y a la que ella sola puede dar realidad, y entrarla en el campo de su visión. Y otra vez me pregunto: ¿Cuál puede ser ese desconocido estado que no trae consigo ninguna prueba lógica, sino la evidencia de su felicidad, y de su realidad junto a la que se desvanecen todas las restantes realidades? Intento hacerlo aparecer de nuevo. Vuelvo con el pensamiento al instante en que tome la primera cucharada de té. Y me encuentro con el mismo estado, sin ninguna claridad nueva. Pido a mi alma un esfuerzo más; que me traiga otra vez la sensación fugitiva. Y para que nada la estorbe en ese arranque con que va a probar captarla, aparta de mí todo obstáculo, toda idea extraña, y protejo mis oídos y mi atención contra los ruidos de la habitación vecina. Pero como siento que se me cansa el alma sin lograr nada, ahora la fuerzo, por el contrario, a esa distracción que antes le negaba, a pensar en otra cosa, a reponerse antes de la tentativa suprema. Y luego, por segunda vez, hago el vacío frente a ella, vuelvo a ponerla cara a cara con el sabor reciente del primer trago de té, y siento estremecerse en mí algo que se agita, que quiere elevarse; algo que acaba de perder ancla a una gran profundidad, no sé qué, pero que va ascendiendo lentamente; percibo la resistencia y oigo el rumor de las distancias que va atravesando.
Indudablemente, lo que así palpita dentro de mi ser será la imagen y el recuerdo visual que, enlazado al sabor aquel, intenta seguirlo hasta llegar a mí. Pero lucha muy lejos, y muy confusamente; apenas si distingo el reflejo neutro en que se confunde el inaprensible torbellino de los colores que se agitan; pero no puedo discernir la forma, y pedirle, como a único intérprete posible, que me traduzca el testimonio de su contemporáneo, de su inseparable compañero el sabor, y que me enseñe de qué circunstancia particular y de qué época del pasado se trata.

¿Llegará hasta la superficie de mi conciencia clara ese recuerdo, ese instante antiguo que la atracción de un instante idéntico ha ido a solicitar tan lejos, a conmover y alzar en el fondo de mi ser? No sé. Ya no siento nada, se ha parado, quizá desciende otra vez, quién sabe si tornará a subir desde lo hondo de su noche. Hay que volver a empezar una y diez veces, hay que inclinarse en su busca. Y a cada vez esa cobardía que nos aparta de todo trabajo dificultoso y de toda obra importante, me aconseja que deje eso y que me beba el té pensando sencillamente en mis preocupaciones de hoy y en mis deseos de mañana, que se dejan rumiar sin esfuerzo. Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de tilo, los domingos por la mañana en Combray (porque los domingos yo no salía hasta la hora de misa), cuando iba a darle los buenos días a su cuarto. Ver la magdalena no me había recordado nada, antes de que la probara; quizá porque, como había visto muchas, sin comerlas, en las pastelerías, su imagen se había separado de aquellos días de Combray para enlazarse a otros más recientes; ¡quizá porque de esos recuerdos por tanto tiempo abandonados fuera de la memoria no sobrevive nada y todo se va desagregando!; las formas externas también aquella tan grasamente sensual de la concha, con sus dobleces severos y devotos adormecidas o anuladas, habían perdido la fuerza de expansión que las empujaba hasta la conciencia. Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más, persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo.
En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tilo que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar porqué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina, y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando había buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té.

Cormac McCarthy dijo que esto no era literatura...
 
Hikikomori#382 rebuznó:
Pues yo también me apuntaría para el de Yates, que me lo recomendaba una amiga recientemente de manera bastante fervorosa. Y porque lo tengo en casa, también.

El de Yates es una genialidad importante.

A la novela negra añado a Jim Thomson, genio.

Revisé hace poco La Larga marcha, una de las novelas que escribió Stehen King a finales de los 70 bajo el seudónimo de Richard Bachman. En esencia es una distopía + La Soledad del Corredor de Fondo, y maneja la información de uta amdre, dosificanco datos esecniales para que el lector construya una idea de cómo se organiza la tiranía en la que se ha convertido EEUU en la distopía. Tiene aciertos supremos del tipo llamar al sátrapa Líder y referirse al detonante de ese nuevo Orden bajo el nombre de "Gran Cambio". Un mini deux ex machina casi al final resta fuelle al resultado, pero ya digo, como distopía y obra suya a reivindicar me parece muy a tener en cuenta.

Ahora no sé si ponerme con Matadero 5 (si, todavía no he leído nada de Vonnegutt fuera de sus artículospara Playboy, piedors a mi) o con uno de Ursula K. Le guin que tiene una pintaza tremenda, de un pavo que configura las estrucuras de la realidad con sus sueños.
 
Jark Prongo rebuznó:
El de Yates es una genialidad importante.

A la novela negra añado a Jim Thomson, genio.

Revisé hace poco La Larga marcha, una de las novelas que escribió Stehen King a finales de los 70 bajo el seudónimo de Richard Bachman. En esencia es una distopía + La Soledad del Corredor de Fondo, y maneja la información de uta amdre, dosificanco datos esecniales para que el lector construya una idea de cómo se organiza la tiranía en la que se ha convertido EEUU en la distopía. Tiene aciertos supremos del tipo llamar al sátrapa Líder y referirse al detonante de ese nuevo Orden bajo el nombre de "Gran Cambio". Un mini deux ex machina casi al final resta fuelle al resultado, pero ya digo, como distopía y obra suya a reivindicar me parece muy a tener en cuenta.

Ahora no sé si ponerme con Matadero 5 (si, todavía no he leído nada de Vonnegutt fuera de sus artículospara Playboy, piedors a mi) o con uno de Ursula K. Le guin que tiene una pintaza tremenda, de un pavo que configura las estrucuras de la realidad con sus sueños.

Si distopía significa obra maesrtra, estoy de acuerdo. Por cierto, se la recomendé hace poco a alguien y no sé si fue a tí.
 
Jark Prongo rebuznó:
...A la novela negra añado a Jim Thomson, genio.

Aún no hace mucho leí 1280 almas, y fue un LOL de principio a fin. Desconozco si se hizo alguna peli o serie al respecto, pero da para una tragicomedia Wilder style de la ostia.
 
Died & Risen rebuznó:
Aún no hace mucho leí 1280 almas, y fue un LOL de principio a fin. Desconozco si se hizo alguna peli o serie al respecto, pero da para una tragicomedia Wilder style de la ostia.

Viendo la sinopsis, que he tenido que buscar, creo que me lo bajo y pruebo.
 
Kokillo rebuznó:
Si distopía significa obra maesrtra, estoy de acuerdo. Por cierto, se la recomendé hace poco a alguien y no sé si fue a tí.

No, no, yo lo había leído de canijo un par de veces sin pillar muchas cosas del régimen. Puede ser que se lo recomendases a alguien, lo leyese y me diese ganas de rescatarlo otra vez.

Died & Risen rebuznó:
Aún no hace mucho leí 1280 almas, y fue un LOL de principio a fin. Desconozco si se hizo alguna peli o serie al respecto, pero da para una tragicomedia Wilder style de la ostia.

Hay una versión curiosona de Bertrand Travernier hecha en 1981 donde sustituye el pueblucho yanqui por una colonia francesa en África. Se deja ver.
 
Yo la que leí de Thompson fue la de El asesino dentro de mí, muy violenta y narrada en primera persona. Me gustó.
 
neusita rebuznó:
Yo la que leí de Thompson fue la de El asesino dentro de mí, muy violenta y narrada en primera persona. Me gustó.

Muh rica también.

De esa hay dos pelis: una setentera medio meh y otra del Winterbottom que un poco igual.
 
Pues a ver si me la pillo. Vamos, la adaptación nueva, la de ahora.
 
Jark Prongo rebuznó:
Muh rica también.

De esa hay dos pelis: una setentera medio meh y otra del Winterbottom que un poco igual.

¿Cómo se titula el de Ursula K. Le guin que dices? Pinta bien.
 
Matadero 5 es lectura obligada, así que si no es ahora te ordeno que lo leas después. Es más, lo ponemos en el Club de lectura si hace falta.

Ahora en serio, en breve abro hilo sobre lo del Club, a ver si hay suerte.
 
Elrond Peredhil rebuznó:
Cormac McCarthy dijo que esto no era literatura...
En concreto dijo, que no simpatizaba con escritores que no tratan las cuestiones de la vida y la muerte, que no entendía a autores como Henry James y Proust, que eso no era literatura.
También Ortega y Gasset dijo que Proust -y creo que Joyce-, habían puesto en peligro la novela debido a darle tantísima importancia a la forma y no al fondo.

Me gusta mucho McCarthy, de hecho es de los vivos que más me gustan, pero creo que en ese comentario peca de complejo de inferioridad o algo así o quizá realmente no lo entienda. No veo que él sí trate cuestiones de la vida y la muerte, simplemente en sus libros, hay personajes que luchan por sobrevivir y otros que mueren... Pero eso no me parece "tratar cuestiones". Además, de un modo quiza poco depurado o lírico, tiene un estilo muy particular -y adecuado a la historia de sus libros por parco, árido y directo-, por lo que tampoco se desentiende de la forma.

Me está gustando mucho Proust y su descarnada y natural sensibilidad con la que cuenta todo. Pensé que se me haría más pesado, pero de momento no es así. A veces sí se enreda demasiado y divaga y divaga sobre las divagaciones, pero de momento es más asequible de lo que fue Joyce.
 
Elrond Peredhil rebuznó:
...Me está gustando mucho Proust y su descarnada y natural sensibilidad con la que cuenta todo. Pensé que se me haría más pesado, pero de momento no es así. A veces sí se enreda demasiado y divaga y divaga sobre las divagaciones, pero de momento es más asequible de lo que fue Joyce.

En la literatura ha habido muy buenos escritores que han experimentado con el lenguaje, que han investigado en la técnica literaria, que han encontrado distintos modos de narración dándole mucha más importancia a la forma que al fondo, cambiando el "punto de vista"... Proust es uno de ellos, bajo mi punto de vista. Esa constante evocación sensorial, ese paroxismo de los sentidos, esa adoración sensorial, te lleva a lugares de la memoria que no alcanzas con la simple y ordenada evocación de los sentimientos. Esa "ñoñería" exacerbada es comparable a ese exceso de tiempo en algunos planos de películas de Bergman; están ahí, parece que cansan, que sobran, que no tienen sentido... pero no es así, buscan otra dimensión en el lenguaje, en este caso cinematográfico. Lo que pasa es que también hay mucho lector embrutecido incapaz de entender o de llegar a esa "otra" dimensión. Joyce también ha experimentado un güebo con el lenguaje, especialmente con la técnica literaria. Y Faulkner, y Dos Passos... Bajo mi punto de vista, grandísimos todos ellos.
 
ruben_clv rebuznó:
Matadero 5 es lectura obligada, así que si no es ahora te ordeno que lo leas después. Es más, lo ponemos en el Club de lectura si hace falta.

Ahora en serio, en breve abro hilo sobre lo del Club, a ver si hay suerte.

Matadero 5 es la demostración fehaciente de que el LSD hacía estragos en los 60-70...........
 
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