La rama dorada
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Lo busqué porque Juan Gómez-Jurado habló de él en un Todopoderosos. Es un ensayo sobre magia y religión, y cómo hay ciertos detalles que se repiten en casi todas las culturas. Hace tiempo ya le hice caso con otra recomendación, El hombre de las mil caras, de Joseph Campbell, y como me gustó bastante y pensaba que sería del mismo palo me las prometía bastante felices. Error. Aunque la introducción es interesante, enseguida empieza con una relación interminable de ejemplos, todos muy parecidos, que hacen que la lectura sea un coñazo. Cuando ya te ha contado los rituales para provocar la lluvia de docenas de tribus de los cinco continentes, dedicando solo unas pocas frases a cada una, te da la impresión de estar leyendo un listín telefónico. Hubiera preferido que fuera menos enciclopédico y más didáctico. No sé si lo terminaré.
A contrapelo
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A éste he llegado gracias a Houellebecq. El protagonista de Sumisión era un experto en su obra, y se nota que Houellebecq se identifica en cierto modo con Huysmans. Va sobre un protoforero del s. XIX, que asqueado del mundo y con unas rentas que le permiten vivir sin dar ni chapa, se retira a una mansión a disfrutar de su biblioteca y sus objetos de arte.
Prácticamente no tiene trama, pero la lectura es amena si te gusta el estilo viejuno. Cada capítulo está dedicado a una de sus obsesiones: la decoración de interiores, su libros de autores latinos, su colección de grabados y pinturas... De vez en cuando cuenta alguna anécdota de cuando todavía se relacionaba con amigos, como cuando adopta a un chaval de la calle y se lo lleva a un burdel para que lo desvirguen y se aficione al puterío. Su plan maligno es que el chico no podrá pagarse el vicio y tendrá que delinquir, aumentando con ello la entropía social.
Lectura recomendada para misántropos y decadentes con gusto por el humor negro.