No sé qué día se levantó un psicólogo y decidió inventar el término vigorexia, lo que sí sé es que mi vida es tal y como debe ser y que no cambiaría esto por nada del mundo. Hace 14 años que practico taekwondo y 6 culturismo, religiosamente. No como nada si no lo peso previamente, no tomo alcohol, no fumo, trato de dormir siempre 8 horas diarias y muchas más el fin de semana. Entreno más de 3 horas diarias entre mis dos actividades, no me importa el clima, no me importa lo que haya pasado antes de mi entreno diario, no me importan las lesiones, no me importa su puta madre. No salgo mucho, no frecuento la noche, tengo una dieta muy rigurosa, si falto al entreno me enfado, si mi entreno no salgo como yo lo he planeado me enfado conmigo mismo. En el momento en el que entro al gimnasio, lo único que me importa es que delante mío hay una barra cargada con 120 kg que me pide hacer 8 repeticiones en press, que hay un saco de arena que pide que lo mueva con una yup chagi y dejarlo todo, cualquiera que sea la actividad que esté haciendo. Quiero progresar a cada minuto, cada serie tiene 2 kg más que la anterior, cada día quiero ser más grande, el mejor en lo que hago. Quiero ganarme todos los desafíos, llegar al límite, superarlo, poner una nueva marca y volverla a superar.
Quiero levantarme al día siguiente de hacer pecho y no poder ponerme la camiseta, y sentir el ácido láctico circulando por mi cuerpo. Quiero mis costillas fisuradas por una patada que no pude bloquear, un ojo morado, y una tendinitis por un press francés con 50 kg.