Niandra
Clásico
- Registro
- 17 Jul 2008
- Mensajes
- 2.289
- Reacciones
- 1
ACLARACIÓN IMPORTANTE: Hace un par de dias recibí un mp de una forera con una curiosa petición: abrir un hilo con un texto que me mandó. Ella, por razones que no me ha desvelado, quiere permanecer en el anonimato.
Así que lo publico yo, en nombre de la que llamaré forera X (que original). Los palos, a su anónima persona. Los Todas Putas, a su anónima persona. Que yo ya tengo bastantes con los que me llevo por lo que escribo.
QUE QUIEREN LAS MUJERES
Basta de hilos especulativos escritos por hombres sobre lo que quieren las mujeres. Que sean las mujeres las que digan de una puta vez qué quieren.
Empezaré yo, dando ejemplo.
Yo quiero un hombre que me moje las bragas. Ni alto ni bajo, ni gordo ni delgado, ni guapo ni feo. Un hombre que sea especial porque me moja las bragas. Puede ser una mirada, puede ser un gesto, puede ser una manera de decir “joder” o “patatas bravas”. El factor X.
Yo quiero un hombre que me respete, pero que me suponga un reto. Un reto emocional, un reto intelectual. Alguien de quien aprender y por quien esforzarme en ser mejor persona.
Yo quiero un hombre que me deje claro, sin necesidad de demostrar con grandes alardes, que es un hombre. Que es más fuerte que yo, que podría protegerme, que podría ser capaz de las cosas más malas, pero que opta por las mejores.
Yo quiero un hombre que no me haga daño. Que no me requiera más que ser yo misma, sin olvidarme de eso ni un segundo. Quiero un hombre que me reconozca por quién soy, por cómo soy. Un hombre seguro de sí mismo que sepa lo que quiere, y que lo que quiera sea yo.
No quiero un hombre que me pague las fantas o que pierda el culo por llevarme a la cama de forma patética. Quiero un hombre que me pida en todo momento lo que quiere, sin rodeos, sin argucias estúpidas e infantiles. Quiero que me trate como a una mujer.
Quiero a un hombre que confíe en mí, y que a la vez valore qué sería perderme.
Quiero un hombre que me cuide, pero que no se comporte como mi padre. Quiero que me cuide como yo le cuido a él, ni más ni menos. Quiero a un hombre que me atraiga hacia él en medio de un gentío, para no perderme. Quiero a un hombre que se ponga detrás de mi en la barra de cualquier bar, cuando no me lo espero, me apriete contra él y me eche el aliento en la nuca, sólo para que sepa que está ahí.
Quiero a un hombre que caliente mi lado de la cama, en invierno, para que cuando yo entre esté calentito. Quiero a un hombre que no se coma el último pan de leche para desayunar, para que cuando yo me levante lo encuentre (y sí, quiero ser su princesita, de la misma manera que él es mi principito, de la misma manera que yo le guardo un trozo de mi postre, le compro los cereales que a él le gustan o le cedo su sitio preferido en el sofá).
Yo quiero a un hombre de verdad. Un hombre que se cabree conmigo cuando tenga que cabrearse, que me ponga en mi sitio cuando tenga que hacerlo. Un hombre que discuta conmigo y a quién llamar capullo de vez en cuando, cuando se comporte como un capullo.
No quiero a un hombre perfecto. Quiero que anteponga sus necesidades cuando considere, y que acepte que yo anteponga las mías cuando toque. No quiero una casa de la pradera, pero tampoco quiero un malote que me dé mala vida.
Quiero una persona humana, diferente a mí. Alguien con quién enriquecerme.
Y ahora, ¿no queremos eso todos?
Procedan.
Así que lo publico yo, en nombre de la que llamaré forera X (que original). Los palos, a su anónima persona. Los Todas Putas, a su anónima persona. Que yo ya tengo bastantes con los que me llevo por lo que escribo.

QUE QUIEREN LAS MUJERES
Basta de hilos especulativos escritos por hombres sobre lo que quieren las mujeres. Que sean las mujeres las que digan de una puta vez qué quieren.
Empezaré yo, dando ejemplo.
Yo quiero un hombre que me moje las bragas. Ni alto ni bajo, ni gordo ni delgado, ni guapo ni feo. Un hombre que sea especial porque me moja las bragas. Puede ser una mirada, puede ser un gesto, puede ser una manera de decir “joder” o “patatas bravas”. El factor X.
Yo quiero un hombre que me respete, pero que me suponga un reto. Un reto emocional, un reto intelectual. Alguien de quien aprender y por quien esforzarme en ser mejor persona.
Yo quiero un hombre que me deje claro, sin necesidad de demostrar con grandes alardes, que es un hombre. Que es más fuerte que yo, que podría protegerme, que podría ser capaz de las cosas más malas, pero que opta por las mejores.
Yo quiero un hombre que no me haga daño. Que no me requiera más que ser yo misma, sin olvidarme de eso ni un segundo. Quiero un hombre que me reconozca por quién soy, por cómo soy. Un hombre seguro de sí mismo que sepa lo que quiere, y que lo que quiera sea yo.
No quiero un hombre que me pague las fantas o que pierda el culo por llevarme a la cama de forma patética. Quiero un hombre que me pida en todo momento lo que quiere, sin rodeos, sin argucias estúpidas e infantiles. Quiero que me trate como a una mujer.
Quiero a un hombre que confíe en mí, y que a la vez valore qué sería perderme.
Quiero un hombre que me cuide, pero que no se comporte como mi padre. Quiero que me cuide como yo le cuido a él, ni más ni menos. Quiero a un hombre que me atraiga hacia él en medio de un gentío, para no perderme. Quiero a un hombre que se ponga detrás de mi en la barra de cualquier bar, cuando no me lo espero, me apriete contra él y me eche el aliento en la nuca, sólo para que sepa que está ahí.
Quiero a un hombre que caliente mi lado de la cama, en invierno, para que cuando yo entre esté calentito. Quiero a un hombre que no se coma el último pan de leche para desayunar, para que cuando yo me levante lo encuentre (y sí, quiero ser su princesita, de la misma manera que él es mi principito, de la misma manera que yo le guardo un trozo de mi postre, le compro los cereales que a él le gustan o le cedo su sitio preferido en el sofá).
Yo quiero a un hombre de verdad. Un hombre que se cabree conmigo cuando tenga que cabrearse, que me ponga en mi sitio cuando tenga que hacerlo. Un hombre que discuta conmigo y a quién llamar capullo de vez en cuando, cuando se comporte como un capullo.
No quiero a un hombre perfecto. Quiero que anteponga sus necesidades cuando considere, y que acepte que yo anteponga las mías cuando toque. No quiero una casa de la pradera, pero tampoco quiero un malote que me dé mala vida.
Quiero una persona humana, diferente a mí. Alguien con quién enriquecerme.
Y ahora, ¿no queremos eso todos?
Procedan.