Yo estuve con una que en la postura adecuada, con su espalda a unos 70 grados de la horizontal, y un buen bombeo y roce pélvico, soltaba una cantidad nada desdeñable de un fluido. No lo he contado nunca porque entonces yo no sabía qué era, sabía que no era orina porque yo lo sentía salir, me abrazaba la polla un torrente de algo cálido, como si hubiera explotado un globo de agua pequeño al pincharlo con el rabo. Siempre he tenido claro que me dirían que es meado y que la sensibilidad de mi polla me engañaba sobre la procedencia de la emanación. Lo del squirting estaba a punto de popularizarse en internet, pero el porno todavía eran imágenes o vídeos muy cortos que tardaban mucho en cargar, así que no se aprendía tanto.
Mientras yo iba a por la fregona riéndome a carcajadas, ella lloraba, inevitablemente.