Victor I
Freak
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Mi fe era la de un niño. Creia en el Dios del Paraiso, en Jesucristo nuestro salvador y en la virginidad de Maria. Creía en todos los santos, en los arcángeles y los padres de la Iglesia. Pensaba como un niño y como un niño sentía miedo, sentia angustia y Dios me asustaba con la siempre presente y amenzadora condena del Infierno. Mi fe no era real, era pánico, inconsciencia, pura fábula que me aturdia y me sobrepasaba. Despues vino el tedio, el aburrimiento infinito en la misa de los domingos. Finalmente la nada, no podia creer, no era posible tener fe en aquello, era tan evidente no era real, que alli sólo había un arquetipo, una psicosis colectiva, una leyenda mejorada para asustar a campesinos medievales.
No sé si Dios existe, si hay un demiurgo que originó todo esto y tiene la clave del mundo y sus fenómenos a traves del tiempo infinito. Pero si existe, estoy seguro de que no es el Dios que me enseñaron de pequeño. La madurez implica acceder a una cierta capacidad de criterio, a una mínima racionalidad para enfrentarse al mundo y a la vida con el parapeto, siempre frágil, de saber distinguir la superstición de la mística. No soy más listo que los creyentes, tan sólo tengo menos esperanza, menos paz, menos respuestas ante un mundo que no tiene sentido para mi, aunque mi vida si que la tenga dentro de este universo ininteligible y absurdo.
Hace poco leí un relato sobre un hombre que con los años perdia la fe. Era mi caso. Había perdido su fe de niño, como se pierde la fe en los cuentos, en los Reyes Magos o en el Ratoncito Pérez. No era un acto de ira, de resentimiento o de renuncia consciente, era pura lógica, la simple e inevitable degradación de unas creencias imposibles. En el relato el problema no era la fe, no era Dios, era la forma de expresar, de vivir, de relacionarse con la divinidad. Al Dios verdadero se le había enterrado bajo el atavío bastardo de la ceremonia, del rito, de los códigos y los arcanos.
¿Os ha pasado a vosotros lo mismo? ¿Después de Dios Padre Todopoderoso...hay otro Dios?
No sé si Dios existe, si hay un demiurgo que originó todo esto y tiene la clave del mundo y sus fenómenos a traves del tiempo infinito. Pero si existe, estoy seguro de que no es el Dios que me enseñaron de pequeño. La madurez implica acceder a una cierta capacidad de criterio, a una mínima racionalidad para enfrentarse al mundo y a la vida con el parapeto, siempre frágil, de saber distinguir la superstición de la mística. No soy más listo que los creyentes, tan sólo tengo menos esperanza, menos paz, menos respuestas ante un mundo que no tiene sentido para mi, aunque mi vida si que la tenga dentro de este universo ininteligible y absurdo.
Hace poco leí un relato sobre un hombre que con los años perdia la fe. Era mi caso. Había perdido su fe de niño, como se pierde la fe en los cuentos, en los Reyes Magos o en el Ratoncito Pérez. No era un acto de ira, de resentimiento o de renuncia consciente, era pura lógica, la simple e inevitable degradación de unas creencias imposibles. En el relato el problema no era la fe, no era Dios, era la forma de expresar, de vivir, de relacionarse con la divinidad. Al Dios verdadero se le había enterrado bajo el atavío bastardo de la ceremonia, del rito, de los códigos y los arcanos.
¿Os ha pasado a vosotros lo mismo? ¿Después de Dios Padre Todopoderoso...hay otro Dios?