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Dios Vengativo
Guest
A finales de enero de 1939, a medio año del comienzo de la 2ª GM, Adolf Hitler reunió a almirantes, tenientes y otros cargos del ejército y les dijo algo que ni el más furioso anti-nazi tendrá agallas de negar:
"Con todos esos valores democráticos que defiende Gran Bretaña, con su conmovedor pacifismo, con su amor por la libertad, por la dignidad de los pueblos, no habría construido el Imperio Británico".
En efecto, el Imperio Británico se construyó con ambición, con coraje y con arrogancia, no con valores democráticos. Esto, que para muchos puede sonar como una acusación directa, yo lo expongo como una simple descripción de los hechos. Los Imperios se hacen sin pedir permiso y aplastando voluntades.
Cuanto más leo sobre el Tercer Reich y lo que ocurrió durante sus días, tomando como fuentes no las que uno encuentra en la librería Europa, no, sino las biografías y las crónicas que están a disposición de todos en las bibliotecas y las librerías comunes, y otras obras que quizá son algo más polémicas pero no por ello menos profesionales, como las de D. Irving... más me convenzo de que la tragedia de la 2ª GM no fue el capricho de A. Hitler, sino el capricho de una Gran Bretaña celosa a la que irritaba la competencia. Todo ello lo reconozco a pesar de mi filia por lo anglosajón.
Como bien observó Hitler, ¿qué derecho moral podría tener Gran Bretaña a decirle a Alemania qué países invadir o no invadir, o a condenarla por pretender recuperar territorios que hasta 1918 habían sido legítimamente suyos? Es un hecho histórico documentado que Hitler quiso la guerra con Polonia. Tenía ganas de probar su máquina bélica, y no creyó del todo que aquello fuera a conducir a una segunda guerra mundial. Pero, en cualquier caso, ¿qué derecho podía tener Gran Bretaña a "condenar" al Tercer Reich por barrer Polonia, cuando Gran Bretaña poseía la India entera y vastos territorios en África, Medio Oriente, Asia, &c.?
A través de la mezquina propaganda nos han hecho ver que en la ambición expansionista de la Alemania de Hitler había un algo diabólico, genuinamente malvado y retorcido, que por supuesto coloca a dichas ambiciones en una categoría absolutamente distinta de la de las ambiciones insaciables británicas sobre Asia y África. Pero cualquier análisis racional de la historia nos debe colocar de uñas frente a tales afirmaciones: invadir Polonia no es más malvado que invadir la India. La anexión de los Sudetes es perfectamente entendible. El juego sucio con Austria o con Checoslovaquia era el pan de cada día de las políticas exteriores de Francia o Inglaterra.
La guerra que Gran Bretaña se empeñó en hacer contra Hitler, y que Hitler nunca quiso hacer contra Gran Bretaña, ¿a qué demonios nos llevó? 50 millones de muertos. Una Unión Soviética monstruosa que fagocitó toda la Europa eslava y media Alemania. Una Europa exhausta que se replegó en sí misma, se hundió moralmente y renunció a cualquier voluntad de dominio. El Imperio Británico, como predijo Hitler, colapsó.
Y me veo obligado a sentir una cierta simpatía por el Tercer Reich, no porque apruebe sus innombrables acciones en el este, sino porque acaso fue el último aliento de esta Europa que hoy es un muerto viviente y ha perdido su trono en la historia quizá definitivamente. El Tercer Reich fue la última vez que Europa, o una parte de ella, soñó con ser grande, soñó con ser eterna, con durar mil años, con gobernar sobre los demás pueblos del mundo. Fue el último latigazo de la Europa (Alemania) orgullosa e imparable; no conforme con lo recibido, sino dispuesta a morir expandiendose, conquistando y construyendo.
Toda esta grandeza, toda esta arrogancia, toda esta voluntad de poder (como diría Nietzsche), son un recuerdo. Cuando Alemania fue vencida Europa fue vencida. El Imperio Británico cayó. Nos sumimos en la miseria moral y nos empezamos a despreciar a nosotros mismos. Mirando la Europa de hoy, que alguien se atreva a decir que todo aquello mereció la pena. Yo creo que no.
Abro el debate para que los ínclitos phoreros de Putalocura aporten sus valiosas opiniones.
"Con todos esos valores democráticos que defiende Gran Bretaña, con su conmovedor pacifismo, con su amor por la libertad, por la dignidad de los pueblos, no habría construido el Imperio Británico".
En efecto, el Imperio Británico se construyó con ambición, con coraje y con arrogancia, no con valores democráticos. Esto, que para muchos puede sonar como una acusación directa, yo lo expongo como una simple descripción de los hechos. Los Imperios se hacen sin pedir permiso y aplastando voluntades.
Cuanto más leo sobre el Tercer Reich y lo que ocurrió durante sus días, tomando como fuentes no las que uno encuentra en la librería Europa, no, sino las biografías y las crónicas que están a disposición de todos en las bibliotecas y las librerías comunes, y otras obras que quizá son algo más polémicas pero no por ello menos profesionales, como las de D. Irving... más me convenzo de que la tragedia de la 2ª GM no fue el capricho de A. Hitler, sino el capricho de una Gran Bretaña celosa a la que irritaba la competencia. Todo ello lo reconozco a pesar de mi filia por lo anglosajón.
Como bien observó Hitler, ¿qué derecho moral podría tener Gran Bretaña a decirle a Alemania qué países invadir o no invadir, o a condenarla por pretender recuperar territorios que hasta 1918 habían sido legítimamente suyos? Es un hecho histórico documentado que Hitler quiso la guerra con Polonia. Tenía ganas de probar su máquina bélica, y no creyó del todo que aquello fuera a conducir a una segunda guerra mundial. Pero, en cualquier caso, ¿qué derecho podía tener Gran Bretaña a "condenar" al Tercer Reich por barrer Polonia, cuando Gran Bretaña poseía la India entera y vastos territorios en África, Medio Oriente, Asia, &c.?
A través de la mezquina propaganda nos han hecho ver que en la ambición expansionista de la Alemania de Hitler había un algo diabólico, genuinamente malvado y retorcido, que por supuesto coloca a dichas ambiciones en una categoría absolutamente distinta de la de las ambiciones insaciables británicas sobre Asia y África. Pero cualquier análisis racional de la historia nos debe colocar de uñas frente a tales afirmaciones: invadir Polonia no es más malvado que invadir la India. La anexión de los Sudetes es perfectamente entendible. El juego sucio con Austria o con Checoslovaquia era el pan de cada día de las políticas exteriores de Francia o Inglaterra.
La guerra que Gran Bretaña se empeñó en hacer contra Hitler, y que Hitler nunca quiso hacer contra Gran Bretaña, ¿a qué demonios nos llevó? 50 millones de muertos. Una Unión Soviética monstruosa que fagocitó toda la Europa eslava y media Alemania. Una Europa exhausta que se replegó en sí misma, se hundió moralmente y renunció a cualquier voluntad de dominio. El Imperio Británico, como predijo Hitler, colapsó.
Y me veo obligado a sentir una cierta simpatía por el Tercer Reich, no porque apruebe sus innombrables acciones en el este, sino porque acaso fue el último aliento de esta Europa que hoy es un muerto viviente y ha perdido su trono en la historia quizá definitivamente. El Tercer Reich fue la última vez que Europa, o una parte de ella, soñó con ser grande, soñó con ser eterna, con durar mil años, con gobernar sobre los demás pueblos del mundo. Fue el último latigazo de la Europa (Alemania) orgullosa e imparable; no conforme con lo recibido, sino dispuesta a morir expandiendose, conquistando y construyendo.
Toda esta grandeza, toda esta arrogancia, toda esta voluntad de poder (como diría Nietzsche), son un recuerdo. Cuando Alemania fue vencida Europa fue vencida. El Imperio Británico cayó. Nos sumimos en la miseria moral y nos empezamos a despreciar a nosotros mismos. Mirando la Europa de hoy, que alguien se atreva a decir que todo aquello mereció la pena. Yo creo que no.
Abro el debate para que los ínclitos phoreros de Putalocura aporten sus valiosas opiniones.