Nueces rebuznó:
Ser condescendiente es algo que se me da particularmente bien, por eso me irrita bastante que lo sean conmigo. Me gusta mucho el recurso de "la mujer diferente". Da que pensar. Si encontrásemos un cuervo blanco, ¿seguiría siendo un cuervo?
Niandra rebuznó:
Ehmm...sí, claro que sería un cuervo. Un cuervo diferente, pero un cuervo al fin y al cabo. ¿O acaso Copito de Nieve no era un gorila?
Hacernos este tipo de preguntas nos remite al esencialismo, el estudio de la estructura de la realidad y los atributos específicos que hacen de las cosas lo que son. O para ponernos en plan gafapasta,
los atributos que hacen que las cosas no sean lo que son.
En una época dorada anterior del foro, que entonces se llamaba ágora, Aristóteles trazó una distinción entre propiedades esenciales, aquellas sin las cuales las cosas no serían lo que son, y las propiedades accidentales, que determinan cómo es una cosa pero no lo que es. Pongamos como axioma que el atributo
puta es esencial a las mujeres, entonces para cualquier mujer m perteneciente al género femenino que conozcamos podemos deducir que dado que es una mujer el putismo es esencial para que sea quien es realmente. Sin la propiedad del putismo, la mujer m simplemente no sería ni hubiera sido nunca esa mujer. Ni siquiera hubiera sido una mujer, mucho menos m. Por otro lado por ejemplo, la propiedad de tener las tetas grandes es meramente accidental. Puedes encontrar una vecina tuya en la categoría busty de xvideos
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Su cilindrada king size forma parte de cómo es, pero no es esencial a lo que es ni a quien es. Dicho de otro modo, quítale el putismo a esa vecina y ya no será quien es, quítale las tetazas para que pueda jugar a tenis y será otra estudiante andrógina.
Sin embargo, la distinción entre unas propiedades y otras no resulta tan evidente como dice Niandra. Por ejemplo yo podría decir que esto:
Es un cuervo accidentalmente extraño. Se podría objetar que los cuervos ni son metálicos ni tienen motor ni ruedas ni los fabrica mercedes, del mismo modo que es filosóficamente igual de válido decir que para el caso hemos blindado este cuervo, y le hemos acoplado ruedas y chapa, y que lo hemos empotrado debajo un puente. Esto ocurre porque los objetos tienen propiedades que a primera vista parecen accidentales, pero que sólo lo son dentro de un límite parametrizado por nuestra propia experiencia. Este elefante:
es grande, gris y arrugado porque si fuera pequeño, blanco y liso
sería una aspirina. Podemos imaginarnos un elefante pequeño, de color pardusco y con la piel tersa y lisa al que llamaremos e(fuckt) ya que el tamaño, lo grisáceo y lo liso no cumplen los requisitos que Aristóteles definió como lo que es esencialmente un elefante sino que describen cómo son los elefantes de un modo general y accidental. No obstante, esto es cierto hasta cierto punto marcado por nuestro sentido común, algo tan pequeño, blanco y liso como una aspirina a la que llamaremos a(pollo) no puede ser un elefante y si nos lo pusieran delante no se nos ocurriría preguntar si a(pollo) es una aspirina o un elefante accidentalmente extraño como e(fuckt). La paradoja se da cuando usamos términos no suficientemente precisos para describir la esencia de los objetos cuando realmente no lo son. Por eso regreso sobre mis pasos y respondo a la pregunta que inteligentemente formulaba Nueces concluyendo que el putismo en grados diversos es, entre otras, una de las cualidades que determinan si algo es o no es una mujer. Lo liso por otra parte podría ser propiedad de un elefante blanco, o de una busty teen.