Son las 3 de la madrugada. Soy Morcillas. Salimos de la sede la unidad BBT de la Ertzaintza, un grupo de elite para luchar contra lo más malvado.
Nuestro objetivo es un grupo de traficantes colombianos instalados en Bilbao que operaban por toda la Península. Voy preparándome. Lo primero es llevar mi placa de James Bond en el bolsillo. Mi protección, mi uniforme, mis botas, y por supuesto el armamento de fuego de última generación. A por ellos. La adrenalina sube por todo mi cuerpo. Estamos ya en la puerta. El compañero va a derribarla, yo entraré el primero al grito de "Policíiiiiia policíiia!!". Entonces yo... oh, no, espera. Es que en verdad soy friegaplatos. Era todo coña.