Yo estoy encadenado a una que no tiene ningún futuro. Lo sé y ella también, pero me temo, y por otro lado lo deseo fanáticamente, que esta relación se prolongue todo el tiempo que sea posible. Ha llegado a un punto que no podría llamarla relación, más bien es una dependencia, una adicción infranqueable ante la que me veo inerme y desvalido. Se que no me lleva a ninguna parte, que tengo todas las de perder ,que no me espera ningún futuro junto a ella, pero me falta valor para dejarla. Supongo que no es únicamente el miedo lo que me llega a continuar con ella, supongo que algo de cariño también habrá, no es una locura, a pesar de mi pesimismo natural y mi querencia por el drama y el esperpento, pensar que hemos pasado buenos momentos juntos, los suficientes al menos para continuar a ver que pasa, hasta que no tengamos otra opción que separar nuestros caminos.
Lo peor de todo, lo que me deja con los brazos caidos, temblando de miedo y rabia, es que tengo la absoluta certeza, la prístina seguridad, de que será ella quien me deje. Y lo hará cuando ella lo decida, haya o no un motivo suficientemente sólido. Si tengo suerte, si se siente piadosa y se enternece al ver mi deseperación y mis zozobras, tal vez me mande alguna señal, me de alguna pista para que no me pille de sorpresa. Si por el contrario todo lo decide en un arrebato pasional, o lo deja en manos de la Fortuna, es muy posible que ni me entere de que se ha ido. Tal vez esto sea lo mejor. Muchas veces no se ni que pensar...
Únicamente espero que cuando se vaya lo haga "como en un sueño", para que me duela lo menos posible, para que todo parezca fabuloso y lisérgico y mi cerebro se encargue de inventarse algun truco para narcotizarme de alguna manera. En cualquier caso todo queda en un segundo plano si al final de esta sentenciada relación, puedo decir que valió la pena haber estado juntos y que me hizó lo suficientemente feliz para justificar el derrumbe total y la desolación que me provocará su partida. Ella se llama VIDA y nuestra relación, bien lo sé, esta condenada a terminarse
De las otras tambien he tenido unas cuantas. Todo se acaba, empezando por la vida (

), asi que no le pido eternidad a las cosas de los hombres. Si el intercambio es rentable para los partes, aún careciendo del dorado porvenir de los enamorados, no hay razón para encastillarse en la soledad de las camas frias y las pajas calientes. A veces dos cuerpos juntos compartiendo espacio y tiempo, algo de ocio y sexo liberador, sin propósitos ni catálogo de ropa para bebe, son un pequeño y luminoso espacio de felicidad. ¿Que otro sentido tiene seguir consumiendo oxígeno hasta la descomposición atómica?