No es eso, yo en la era preinternet, cuando mi sensibilidad era nívea e inmaculada, capaz de ser lacerada por el gorjeo de un gorrión, pasé innumerables horas de espera de las habitaciones de los hospitales sin la más mínima consecuencia (la familia bien, gracias). Era joven e impresionable, con la misma ñoñería que no oculto en mis ladrillos, y sin embargo, aunque la muerte y el dolor me miraban a la cara con "torva faz", hay una especie de atmósfera narcótica que impide que los pacientes y los familiares se arrojen por las ventanas. Tienen tema muy estudiado, en todo el asunto de los colores, los uniformes, los protocolos, en toda una serie de ritos que consiguen llevarte a un estado de latencia nerviosa. No reaccionas, no te mueves, no piensas igual dentro de un hospital.
Si hay algún médico en la sala nos lo puede confirmar. Tal vez con un psicólogo sea suficiente, pero situaciones que a pie de calle son para cogerse un buen berrinche, adquieren un tono de naturalidad aberrante. Todo te parece normal, asumible, necesario. Una de las cosas que con más rapidez entran dentro de las costumbres cotidianas es el tema de los movimientos intestinales. El cagar y no cagar marca la vida de los enfermos, piden las bacinillas a gritos y las dan el uso correspondiente mientras la parroquia comenta la jugada. Alli la gente excreta, micciona, expele con alegría, sin miedo ni vergüenza, dando detalles, celebrando la conquistas escatológicas.
No este sacrosanto Foro, amigo Blood, lo que te inmuniza, es el vapor anestésico que se desprende de los hospitales, los efluvios idiotizantes, el soma que esparcen en los conductos del aire acondicionado. Lo tengo comprobado, lo mejor para la histeria, lo que aplaca cualquier ansiedad es darse una vuelta por los pasillos de una hospital, por las habitaciones, no por las consultas, allí esta la paz, el reposo, el sosiego que nos prepara para el Tránsito.