Si eres una tía buena que viaja por el mundo y en verano se hace fotos en la piscina con un flamenco hinchable, la vida debe tener buenos momentazos. Si eres un chulo de gimnasio con rasgos simiescos que pongan cachondas a las tías, tampoco debe estar mal. Si a eso le añadimos dinero y salud, que no es tan inusual, tenemos una de las fórmulas. Naturalmente hay muchos malos momentos, pero sentirse usualmente impotente y a merced del destino no es lo normal.
La sencillez es el truco, pero no es algo al alcance de todos. Se puede trabajar y se puede conseguir dejando a un lado la soberbia y EL DESEO, que es la fuente de todos nuestros males. A veces uno se siente abrumado y hundido, pero esos momentos pasan y se vuelve a una dinámica en la que poder practicar la renuncia y el sometimiento del deseo. En definitiva, si no eres demasiado consciente las cosas van mejor.
Conformaos con vuestra vida.