Sir Ano de Bergerac
La becaria de Aramís Fuster.
- Registro
- 10 Abr 2007
- Mensajes
- 15.910
- Reacciones
- 9.819
Corrían los mediados de los 80, se supone que la buena música había muerto, eso decían. Fué entonces cuando la casualidad o la causalidad juntó a los músicos más talentosos y creativos de Manchester, Inglaterra, y si me apuran de Europa en aquella época. Revolucionarios de la música, marcaron tendencias con fórmulas que todavía hoy resultan, como también supieron exprimir ese jugo de rock clásico que por aquel entonces se creía acabado.
Ian Brown a las voces, probablemente el peor músico de todos, pero con una personalidad y estilo que sin duda dejó huella en el sello del grupo.
John Squire (:121), sencillamente el último mejor guitarra del mundo, con una imaginación, una elegancia y una artillería pesada de riffs que nada tienen que envidiar al mísmisimo Jimmy Page.
Alan Wren, uno de los mejores bateristas de la historia, supo darle una vuelta de tuerca a su papel secundario, en donde llegó a brillar con luz propia.
Pete Garner, con un bajo potente, vibrante y luminoso.
Con ésta reunión de talentos, tardaron cuatro años en sacar su primer álbum, uno de los mejores debuts de un grupo, un grito de juventud, energía y entusiasmo que ya son la banda sonora de toda una generación; injustamente desapercibido hoy en día, pero una verdadera joya para los conocedores, verdaeros amantes de la música, su albun homónimo: The Stone Roses:
Discazo redondo de principio a fin, donde ninguna canción sobra ni ninguna canción falta. No se veía tanto derroche de calidad en un solo album desde la época de the Beatles. La exótica belleza de I wanna be adored, la dulce pero contundente melodía de She Bangs The Drums, canciones inmortales como (Song For My) Sugar Spun Sister, Made Of Stone, el buen criterio a la hora de asimilar sonidos ochenteros, como en Fools Good, hacen de éste disco un oasis de buena música en un desierto de mediocridad. Imprescindible.
Pasan cinco largos años, y tienen problemas con las discográficas; los fans -que no son pocos-, esperan como agua de mayo un nuevo álbum Stone Roses lanzan Second Coming, un trabajo que desilusionó a muchos que esperaban que la banta se repitiera al estilo Oasis, pero no, éstos nos trajeron un disco mucho más duro de digerir, mas áspero y ácido, pero imprimiendo los chorros de genialidad que sólo una santísima unión como la de éstos músicos es capaz de ofrecer. Second Coming, es el disco perfecto que los Zeppelin nunca llegaron a hacer. Aquí la guitarra es la protagonista, la que lleva la batuta durante toda la función, comenzando por la poderosa driving south, pasando por la chulesca daybreak y terminando en una apoteosis de Rock: Good times y Love Spreads. Sencillamente, no se han vuelto a ver riffs como éstos.
Password: thehousesoftheholy.blogspot.com
Ahí quedan cosas por comentar como el mal directo de Brown, la temprana separación de un grupo tan prometedor, o la (¿mala?) copia de sonido y estilo que le han hecho Oasis.
Ian Brown a las voces, probablemente el peor músico de todos, pero con una personalidad y estilo que sin duda dejó huella en el sello del grupo.
John Squire (:121), sencillamente el último mejor guitarra del mundo, con una imaginación, una elegancia y una artillería pesada de riffs que nada tienen que envidiar al mísmisimo Jimmy Page.
Alan Wren, uno de los mejores bateristas de la historia, supo darle una vuelta de tuerca a su papel secundario, en donde llegó a brillar con luz propia.
Pete Garner, con un bajo potente, vibrante y luminoso.
Con ésta reunión de talentos, tardaron cuatro años en sacar su primer álbum, uno de los mejores debuts de un grupo, un grito de juventud, energía y entusiasmo que ya son la banda sonora de toda una generación; injustamente desapercibido hoy en día, pero una verdadera joya para los conocedores, verdaeros amantes de la música, su albun homónimo: The Stone Roses:
Discazo redondo de principio a fin, donde ninguna canción sobra ni ninguna canción falta. No se veía tanto derroche de calidad en un solo album desde la época de the Beatles. La exótica belleza de I wanna be adored, la dulce pero contundente melodía de She Bangs The Drums, canciones inmortales como (Song For My) Sugar Spun Sister, Made Of Stone, el buen criterio a la hora de asimilar sonidos ochenteros, como en Fools Good, hacen de éste disco un oasis de buena música en un desierto de mediocridad. Imprescindible.
Pasan cinco largos años, y tienen problemas con las discográficas; los fans -que no son pocos-, esperan como agua de mayo un nuevo álbum Stone Roses lanzan Second Coming, un trabajo que desilusionó a muchos que esperaban que la banta se repitiera al estilo Oasis, pero no, éstos nos trajeron un disco mucho más duro de digerir, mas áspero y ácido, pero imprimiendo los chorros de genialidad que sólo una santísima unión como la de éstos músicos es capaz de ofrecer. Second Coming, es el disco perfecto que los Zeppelin nunca llegaron a hacer. Aquí la guitarra es la protagonista, la que lleva la batuta durante toda la función, comenzando por la poderosa driving south, pasando por la chulesca daybreak y terminando en una apoteosis de Rock: Good times y Love Spreads. Sencillamente, no se han vuelto a ver riffs como éstos.
Password: thehousesoftheholy.blogspot.com
Ahí quedan cosas por comentar como el mal directo de Brown, la temprana separación de un grupo tan prometedor, o la (¿mala?) copia de sonido y estilo que le han hecho Oasis.