Prescindible e infantil.
La historia no puede ser más simple, me cago en todo. Sabes exactamente qué va a pasar a continuación durante toda la película. La gitana haciendo predicciones está más forzada que las puertas de un BMW en el Pozo del Tío Raimundo. La ambientación y la fotografía son buenas, eso sí, pero la historia parece fusilada deaquellos comics de terror que publicaba la editorial Zinco.
Permítanme señalar lo más idiota de la película: La escena de los vejestorios observando la lección magistral del psiquiatra que es, directamente, de juzgado de guardia. El tipo, al que se acusa de hombre lobo, está cambiando a ojos vista y vociferando como una mala bestia y sólo comienzan a moverse del asiento cuando se le ha puesto la polla como el as de bastos. ¿Qué se pretende? ¿A cuento de qué?
Los actores: psssché. Hopkins está ahí cobrando su buen caché pero lo mismo podría haber sido Antonio Ferrandis: mucha barba, muchos planos de lejos y mucha mala hostia de terrateniente. Vamos, que apenas se le ve la cara de cerca en un par de ocasiones. Benicio, pues bueno. Pues vale. El tío nos cae bien y todo lo demás, pero se pasa toda la película con la misma cara. Claro que, con un Benicio, la propuesta es más cool, pero resulta bastante LOL ver que tienen que inventarse una madre criolla para que cuele un sudaca como legítimo heredero de un lord inglés.
En cualquier caso, creo que uno de los principales fail es, precisamente, la esencia de la propuesta: resucitar al hombre lobo clásico. No hacía ninguna falta. No después de haber visto los lobos de Van Helsing o, sobre todo, los de Underworld. Lo que a más de uno aquí le pone palote, a mí me parece una broma innecesaria.
Ah, y ese final con moraleja en forma de voz en off... Entre risa y vergüenza.