Con los tontos pasa igual que con los psicópatas o los maricones, que en cada generación hay un porcentaje más o menos fijo que es ocupado por sucesivas hornadas de seres que parecen nacidos para eso, y ya no digamos cuando las tres variables mencionadas se dan en un mismo sujeto.
Yo conozco a un sujeto que tiene un año más que yo pero que aparenta ser mi padre, calvo, gordo y que está siempre en paro, que tiene como principales aficiones el bar, vegetar en el sofá de su casa viendo mierdas por la caja tonta, y que en su día no fue capaz de completar la EGB. Recuerdo que el melón no le daba ni para aprobar gimnasia, y cuando le tocaba leer era de los que tartamudeaba y le costaba una eternidad completar una frase. Era, y es, profundamente subnormal, pero en la etapa escolar no recibía burlas porque era más corpulento y fuerte que los demás niños, y eso le salvaba de ser objeto de burlas continuas. Y, por cierto, este atributo del matonismo/retraso mental es bastante recurrente, y la falta de talento e inteligencia también lleva aparejada, a veces (no siempre), la falta de empatía y sociabilidad con los demás. El jambo al que me refiero ha tenido varias parejas, todas mayores que él, tipas feas como la mierda, gordas y con cuerpo de mesa camilla. Su madre, una charo infecta, es tartaja y más tonta que los pelos del culo, y cuando era joven se la traginó un morube que le hizo un par de desechos genéticos, sus hermanos, mientras que en su caso se rumorea (esto no lo sé) que es de "padre desconocido".
De modo que el tipo va bien servido, calvo, retrasado, follamórbidas, bastardo y de familia mongui. Nunca fue amigo mío y apenas intercambié palabra con el sujeto durante los tres cursos en los que coincidí con el susodicho, pero quizás sea la persona más tonta que he conocido, incapaz de expresarse de forma juiciosa y fluida, siempre con balbuceos y frases cortas, estudiante pésimo etc.
Luego conozco a otro, este es catalán, al que conocí trabajando un verano, que estaba casado con tres hijas, y luego se separó por problemas con la drogaina. El tipo se gastó 500 shekels en un perro cuando llevaba un año sin pasarle la pensión a las hijas y era habitual de los pisos de casquivanas chinas, donde también se gastaba un pastizal, eso además de la farlopa. Aparte del desastre de vida que tenía, lo más gracioso es que cuando hablaba con un servidor siempre repetía las últimas palabras que yo pronunciaba, y al final era una cosa de locos, como si hablase con uno de esos moñecos a pilas que graban tu voz y luego la reproducen. Era tan rematadamente tonto que no podía seguir una conversación normal, expresando ideas propias. Una puta risión. No sé qué habrá sido de él.