Es lo que tiene cuando te has follado a golfas de todas las tallas y colores, que lo siguiente que te espera en la lista es follarte un travelo, estrangular a un chimpancé o defecar sobre el pecho de un bebé, poco importa ya cuando te lanzas hacia el abismo del folleteo sin fin, convertido en una pulsión sexual a satisfacer sin importar demasiado el medio que has de procurarte para tal fin, para soltar el lechazo.
Es probable que en el siguiente paso Torbe reciba una buena dosis de grumo por el cucutrás y aquello que parecía un paraíso, como es follar pornolumis a diestro y siniestro, se convierta en una pesadilla con grumos de lefa entre la barba, prolapsos anales y pérdida de piezas bucales por mamar fuertote y tal.
Hay que controlar estas cosas, yo he tenido épocas de follar con algún que otro adefesio, pero al menos siempre eran mujeres, sabía que no eran maromos hornomados con una polla vuelta del revés en el entrepierno, y siempre para saciar mi concupiscencia sin ir más allá.