Bueno dejar claro primeramente que no he querido actuar de attention whore sino todo lo contrario.
Muchas veces, cuando ha salido el tema de que curré de vendepollas me han preguntado por el curro y la gente suele decepcionarse porque se esperaban otra cosa, más sexual supongo, o anécdotas que acaben conmigo entre 4 tías, pero no es el caso y como quise dejar entrever que las anécdotas no iban por ahí he querido preguntar antes de contar. Educado que es uno, pero vaya que si que ha parecido que quería dejar ahí con la intriga.
Iré poco a poco que si no va a quedar un ladrillo que ni Darkiano con su bunker.
En primer lugar paso a explicar cómo acabé allí y las generalidades del curro.
Era primavera de 2006 y acababa de cerrar la cafetería ande curraba. Mis estudios de historia iban por el camino que debían de ir, es decir, al más absoluto de los fracasos y la situación en casa exigía que trabajase para aportar oros a la economía familiar.
Iba yo con mis currículums en mano, repartiéndolos por los sitios más disparatados y variopintos de Madric y al pasar por delante del cartel de " se necesita dependiente" del sec Shop de montera no me lo pensé. La chica que me lo recogió, que a la postre sería mi encargada y una hija de puta como pocas, me dijo que le había gustado y que hiciese la entrevista con el gerente al día siguiente.
Allí me presenté y lo primero es decir que hacer una entrevista rodeado de posters de tías en bolas y con unas 100 teles emitiendo DVDs porno es bastante turbador. El tipo me explico el trabajo y me dijo que allí eran " una gran familia" y que como contaba con el visto bueno de la encargada, que podía empezar al día siguiente.
Lo primero que había que hacer cada día era poner y comprobar cómo funcionaban los 100 DVDs que había para que los pajilleros se tocasen agusto. Había videos de todo tipo; normales, de lesbianas, de gays y aquí lo bueno, de caballos, perros y demás animales.
Os puedo decir que tener que tragarse unos 30 segundos de un vídeo de un perro follándose a una yonki brasileña no es plato de buen gusto y menos cuando todavía tienes el desayuno en la boca. Algún día que me cogió más sensible, vomité.
También me hice alguna paja mañana. Con los videos normales se entiende.
Bueno pues el curro era comprobar esto, hacer inventario, dar vueltas por la tienda y cobrar a los clientes.
Solo eso? No, amigos, también estaba lo ya comentado; cada dos horas más o menos había que pasarse por las cabinas para limpiarlas de lefazos, papel y lo que pudiese haber allí. El primer día me dieron las tenazas ya dichas y yo me reí. Pensaba que era broma. Había cabinas que al abrirlas desprendían un hedor que era como abrir un puto horno. Salía olor a semen, a sudor y una especie de calor húmedo inaguantable.
En esas cabinas me encontré de todo; lefazos en la pantalla, el cenicero lleno de lefa, papel higiénico que parecía que habían desenvuelto a una puta momia y un par de veces me encontré sangre. Bastante sangre.
Lavar nunca lavé y en cuanto pude esa tarea dejé de hacerla porque respirar eso empecé a considerarlo peligroso como poco.
Ni que decir tiene que quienes se metían allí eran patéticos señores de treinta para arriba, muchos de ellos casados que ya ni follaban ni nada y que tampoco tenían hueco en casa para pajearse.
En el del palacio de la música, cuyas cabinas estaban en la planta baja, había un transexual que se paseaba por allí ofreciendo sus servicios. La transexual en cuestión pasaba a la tienda sin que la viésemos y una vez abajo, se desnudaba por completo y así te la solías encontrar: una suerte de ser andrógino con polla minúscula, tetas como dos tumores y con la cara como la veneno.
Y si, más de una vez me la encontré ejerciendo su trabajo y siendo follada o chupando alguna polla.
Un día que me había levantado yo mal, la vi entrar y esperé un tiempo prudencial, bajé abajo con el friegasuelos con el que se supone que lavaba los lefazos y con el mocho a cuestas la emprendí a hostias en su lomo y cabeza. Se lo puse en la cara y todo y yo me reía cómo un enfermo mental.
Iré contando más cosas según pueda, amigos, que estoy haciendo oros