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Miembro eliminado CR
Guest
La fauna que había de clientela en principio no era tan sórdido como uno pudiese imaginar, pero había sus días.
Gays a porrillo. Compraban películas rusas de casi 150 euros. Ni idea de porqué costaban tanto. Un día le pregunté a un cliente maricón que era medio normal y dijo que es que eran pelis de ( invento el nombre) Sergey Juschanov. Lo dijo como si ese nombre justificase el precio así que debía de ser el Scorsese del cine para invertidos. En la zona de cabinas a poco que te descuidases acababan follándose entre todos.
Con los gaises, como dije, había que tener mucho cuidado porque iban salidos como mandriles y como no les dejases claro que si te tocaban iban a volar las hostias pues los tendrías allí mañana y tarde con insinuaciones de todo tipo y con tocamientos. A los gays estas situaciones aberrantes les pone cachondos. Había uno que era particularmente pesado conmigo. Me esperaba a la salida y algún día a la entrada. Me hacía regalos. Decía ser juez y que me podía ayudar en cualquier problema que tuviese. Este tipo era educado y me costaba ser tajante con él pero todo se aceleró cuando uno de sus regalos fue un chorreón de lefa que dejó en los servicios que parecía que un camello había roto aguas. Recuerdo que el tipo salió del servicio y, guiñándome un ojo, me dijo que me había dejado un regalo allí. Yo que Jordi tío, te he dijo mil veces que no quiero tus regalos. " Entra y ya me dices" me dijo, y eso me encontré. Cuando volvió le insté a irse a tomar por culo de allí pasando antes por la residencia mental más cercana y le pregunté qué cojones tenía en la cabeza para pensar que eso era un regalo. " Era para ponerte caliente" me dijo.
Otro grupo numeroso de clientes eran las sáficas, pero para mi desgracia no eran ni siquiera cercanas a ser hembras. En muy poco se diferenciaban de rudos leñadores y solo un par de veces entraron parejas de tías buenas.
Los grupos de chicas de despedida de soltera también eran numerosos. Con estas daba gusto interactuar y a poco que hicieses alguna te estaba invitando a la fiesta. Tampoco lo intenté con ahínco, pero el caso que solo me follé a una de estas que venían a organizar la despedida. Eran unas toledanas que estaban en Madric para el evento y me invitaron a ir por la noche y que me llevase a mis amigos. Allí que fuimos y absolutamente todas las garrulas estas fueron percutidas por nosotros, incluida la novia. En los bares magreo fuerte y luego nos llevaron a su hotel y aquello se convirtió en la puta película de Calígula.
Con la otra que follé fue con una chica que entró aparentemente perdida y empezó a preguntarme si me gustaba el heavy, si sabía zonas de bares de rock etc. Ese año empezaba el Séneca y había venido a ver pisos. Quedamos para la noche, la llevé al diplodocus a beber leche de diplodocus, luego a argüelles a que se impregnase bien de los orines y para finalizar la noche me la llevé a mí amado parque del oeste donde me la follé y me corrí dentro voluntariamente por primera vez.
Otra clienta que recordaré siempre fue una anciana decrépita que entró con sus hermanas o sus hijas o lo que fuese, también viejas pero menos. Habían ido para comprar un consolador para la decrépita y ella afirmaba que no le valdría cualquiera pues tenía el coño " descolgado " por la edad. Vamos, que aquello debía ser como la entrada de una cueva derritiéndose o algo así. El caso que se llevó un pollón de plástico réplica del de Nacho Vidal y yo me quedé desolado pensando en la puta vieja.
También recuerdo clientes fijos, no más de 5, que compraban pelis de estas de animales o se metían a las cabinas y te pedían alguna peli en concreto de dicha temática. Uno de ellos era un gordo asqueroso que le olía el aliento a mierda, pero a mierda de verdad. Para mí que también le iba el tema de la coprofagia porque ese hedor no era ni medio normal. Anillo de casado llevaba, el hijo de puta.
En fin, luego cuento el percal con los compañeros que alguno se las traía también.
Pero cacho cabrón, esto que nos estás contando es LOL en estado puro, cómo es posible que no lo hayas desenbuchado antes. Hoy por hoy con internet entiendo que nadie vaya a unas malolientes cabinas llenas de lefa a pajearse o vaya a comprar un dildo tamaño XXL de Martin Luther King pudiendo adquirirlo desde casa sin que le vean entrar o salir de un sitio así, pero la fauna que pululaba por esos sitios en aquellos tiempos tenía pinta de ser una tropa de ciudadanos imprescindibles.
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