Reconozco que el nietísimo me cae como un golpe de pedal en la espinilla, pero ha sido el más listo en el sprint, y Pogachar ha pecado de juvenil (o de alevín).
Vale que es una superestrella, pero no puedo con el hype que despierta el holandes
Porque eres un mediocre.
Desde Sagan no teníamos un corredor así en el pelotón. Pogacar es un megacrack, posiblemente el ciclista más completo que he visto en mi vida, pero en las clásicas hay que conocerlas, saber desenvolverte, y eso ahora mismo VDP lo hace como nadie, y además les tiene a todos acojonados. Llevo diciendo muchos días que ahora mismo lo peor que les puede pasar a sus rivales es que no esté al 100%, porque le está obligando a correr con cabeza, y visto lo visto como estratega en estas carreras es supremo, no se le escapa nada, controla lo que pasa en todo momento, y él solo, sin equipo, con dos cojones, sale a los cortes buenos porque sabe verlos siempre, y encima tiene punta de velocidad. Es un supercorredor para las clásicas, no hay ninguna que no pueda ganar. Es que dos carreras en la misma semana en el puto Flandes, no me jodas.
Lo de ayer es para poner en las escuelas, qué sangre fría, que medición de esfuerzos, hay que tener los huevos bien puestos para esperar a que te pillen los que vienen lanzados por detrás a sabiendas que les vas a ganar. Pero qué cojonazos.
A mí me pareció brutal lo de Pogacar, este tío es de otra galaxia. No tiene complejos, ni miedo ni debut ni hostias, a pistonazos, a zarpazos, le importa un huevo quién esté ni donde. A VDP le retorció bien el pescuezo en los tramos de ascenso, de hecho en el Paterberg el holandés remontó a base de dejarse los riñones de puto milagro. Pero la obra maestra que trazó minutos antes en el Kwaremont fue digna de ver, pasando gente como si fueran parados. Y encima el esloveno llegó a meta cabreado, este el año que viene va a ir a por esta carrera con el cuchillo entre los dientes, fijo.
Cuento las horas para Roubaix, donde VDP tendrá el mosqueo del año pasado con Collbrelli y si, como está haciendo, corre con cabeza, es el favorito. Pero Roubaix es otra historia, mucho más imprevisible, y más sin saber aún qué tiempo hará.