Yo tan solo puedo hablar desde mi larga y dilatada experiencia.
Un chaval de 20 años no puede mas que darles placer sexual. Ellas alcanzan la madurez mucho antes y se aburren con sus tonterías, aficiones y juegos infantiles. Son jóvenes y guapas y se saben deseadas, pero sobre todo se dan cuenta de que pueden manejar a los jóvenes de su entorno con el simple olor de su coño. Ellas se los tienen que quitar de encima y ellos son víctimas de sus hormonas. El resultado son chicas engreídas, altaneras y muy putas, que usan el coño para ser centro de atención.
Los chicos se refugian en el alcohol, que no hace mas que empeorar las cosas. Empiezan a bajar el nivel de sus aspiraciones con tal de meterla en caliente. Es la época dorada de las feas veinteañeras.
Las chicas de esa edad rompen. Se saben deseadas por todos los hombres, jóvenes, adultos y ancianos. No se cortan y se visten como putas para hacer aún mas patentes sus encantos. Ellas disfrutan bailando sobre la barra del bar enseñando el tanga y ellos sufren y se pajean en silencio.
Con la treintena empieza a equilibrarse la balanza. Los cuerpos de ellas ya no son tan frescos ni tan lozanos. Las tetas empiezan a caerse y las arrugas florecen. La cirugía las ayuda, pero tampoco hace milagros. Comienzan a darse cuenta de que si no han conseguido pareja por su excesiva selección de candidato, pueden quedarse solteronas para siempre. Empiezan a darse cuenta de que la belleza se les va y que lo único que realmente vale en esta vida es tener dinero. Si se pasaron la juventud bailando, es muy probable que no tengan mas remedio que trabajar de secretarias con un sueldo mileurista.
Ellos, en cambio, notan una estabilidad. Ya no se sienten tan inferiores y comienzan a darse cuenta de que los amigos emparejados, casados y/o con hijos no pueden hacer ni la mitad de cosas que ellos. El dinero les salva de la monotonía y son dados a practicar deportes, viajes de placer, videojuegos y actividades varias que ocupan su tiempo de ocio. Si fueron rechazados infindad de veces, es muy probable que se refugiasen en los estudios, por lo que ahora tienen carrera universitaria y un buen empleo. Se dan cuenta de que pueden follar fácilmente con cualquier tía, simplemente pagándole un par de copas o un par de rayas en cualquier disco de moda. Empiezan a sentirse vivos y poderosos. Ya no tiene granos ni gafas y vestir ropa de marca y llevar un descapotable y la cartera llena, le hacen objetivo muy interesante para las treintañeras del entorno.
Las mujeres, en cambio, no están preparadas para la soledad. Su contador biológico funciona a la inversa y se notan vacías y secas sin hijos y sin pareja. Empiezan a mirar a su alrededor y envidian a sus amigas casadas con un macho alfa que les paga las facturas, la ropa, las joyas y que llevan a los niños en un precioso todo-terreno al colegio. Empiezan a darse cuenta de que ya no pueden quedar con ella porque la familia no les deja el mismo tiempo libre y las pocas veces que se reune con ellas, se siente desplazada porque la temática de las reuniones se dirige siempre a los hijos y a la vida en pareja. Empieza a darse cuenta de que no tiene aficiones ni intereses salvo comprar, y su sueldo no le permite excesivos gastos.
A eso se suma que la mujer, según se hace mayor, empieza a desarrollar una increíble capacidad para la depresión. Supongo que será motivo de sus cambios hormonales, pero las machaca.
También empiezan a darse cuenta de que los solteros interesantes cada vez escasean mas y que cuando sale a buscar carne fresca a una discoteca, los únicos que la entran son tíos mas jóvenes que ellas, y que tan sólo pueden aportar un buen polvo, ni conversación, ni un futuro, o tíos casados interesantes, pero con los que todo acabará mañana.
Si este análisis se continúa en la cuarentena, el cambio se hace aún mucho mas brusco.
Los hombres tienen el control absuluto. Se sienten seguros, han follado lo suficiente como para decirle a una chica que NO. Además no se fijan en mujeres de su edad, sino en chicas mucho más jovenes, a las que consiguen engañar gracias a su dilatada experiencia amatoria. La sociedad hace que los hombres envejezamos mejor, y a partir de cierta edad nos denomina "maduros interesantes". Si el hombre ha llegado a cierto estatus social, dejará de fijarse en mujeres con mas de 25. El dinero le permite acostarse con checas de cuerpos perfectos de 20 años por 50 miserables euros y es mas que probable que empiece a viajar a paraísos sexuales, donde poder descargar sus vicios entre un harén de señoritas, por unos pocos euros.
La mujer ya está mas que frustrada. Si no se ha casado y tenido hijos se siente vacía y ese sentimiento es día a día alimentado por sus amigas casadas y por su madre, que no hacen mas que recordarle las diversas oportunidades perdidas a lo largo de su vida. Salvo que sea una profesional de valía y que gane ingentes cantidades de dinero que le permita recibir pequeñas alegrías en forma de compras compulsivas de ropa y zapatos, su vida se volverá gris y oscura, y se refugiará en los recuerdos de juventud, donde todos los tíos estaban a sus piés. No se sienten a gusto follándose chicos jóvenes y atléticos, porque eso hace que se den aún mas cuenta de sus carnes blandas y arrugadas. Toman conciencia de que ya no hay hombres que las miren y que esas miradas van a las minifaldas y los escotes de las de 20, que ellas ya no pueden usar.
Y eso es como yo lo veo. Yo ligo mucho más ahora con 40 que cuando tenía 20, y ahora me puedo permitir el lujo de decir que NO, y Berlusconi con 60 ni os cuento como debe ser su vida sexual.