La segunda es la firma del autor de tan excelso hilo. Los diálgos son sublimes, desligados de cualquier compromiso, una expresión de libertad y carácter. Acierta en la composción de manera deslumbrante, pero la rúbrica no le acompaña. La vi hace dias, y estuve tentado de pedirle explicaciones. No a la manera de los duelistas decimonónicos, junto a la tapia de un cementerio al amanecer(elijo el sable, sin duda), sino por una curiosidad insatifescha, molesta, que ronronea en mi cabeza y quiere saber la verdad igual que un amante reclama los detalles de la infidelidad.