Me cago en mi vida:
Con un título que ya alude a los
mockumentaries,
Behind the Mask: The Rise of Leslie Vernon es una de las películas más notables de la década que está a punto de perecer, y no sólo dentro de su género, pues aquí hay calidad, innovación, metacine, reinvención de géneros anquilosados desde el mismo momento de su creación hace casi tres décadas, falta de pretenciones o ínfulas de chupismo y diversión constante, cualidades que escasean en solitario (no digamos ya en comandita) en el grueso de la producción cinematográfica contemporánea.
Con dos referentes muy claros,
Scream (en lo que a glosar características del género
slasher y hacer metaguiños se refiere) y
Ocurrió Cerca de su Casa (en cuanto al formato de
falso documental con cámara al hombro, estilo al que se aferra la peli aquí tratada en un amplísimo porcentaje del metraje total), películas que se ven superadas a base de bien por la presente. ¿Por qué? Por varias razones: mientras en Scream se hace una enumeración de los tópicos del género y algún que otro metaguiño torpe para derivar en una nueva franquicia que pague las putas de Wes Craven, aquí se explican todas estos tópicos. Es más, los explica el propio asesino, que vive con absoluta convicción y dedicación la tarea que se autoencomienda, aún a sabiendas que su magna obra no ofrecerá un final feliz que case con el empeño puesto en llevarlo a buen puerto. Y el estilo de falso documental de Ocurrió Cerca de su Casa se ve trascendido para volver al formato
slasher casi al final de la película, pero a un
postslasher que redefine las convenciones del género aprovechando la inclusión de elementos externos que en un principio deberían actuar en calidad de observadores neutrales, el propio equipo que documenta todo lo que hace Leslie Vernom.
Pero hay más, muchísimo más. Los guiños no son un
reconoce las referencias postmoderno sin más, sino un revertir todo según los intereses de la película, manipulados (sin saberlo nosotros) por el mismo Leslie: desde dar por reales los hechos narrados en las sagas de Pesadilla en Elm Street, Viernes 13, Halloween y similares, a filmar a todo un Kane Hodder entrando en la casa nº 1428 de Elm Street, pasando por la laborosa preparación de la matanza, el hecho de que el asesino esté emocionado y nervioso antes de pasar a acometer lo que será su gran obra, la camadería entre un ex matarife (que ha abrazado la filosofía
new age y ha acabado sentando la cabeza junto a lo que tendría que haber sido otra víctima suya) y Leslie, ese pasar Robert Englund a representar la esencia de
el bien y, sobre todo, pese a toda la subversión, el ser consciente de que, una vez jugando a ser un
slasher, por mucha vuelta de tuerca y renovación del género que nos marquemos, nuestros personajes han de morir
si o si, por mucho saberse el plan del asesino, las vías de escape y cómo evitar todo. Esto supone, claro está, que en los créditos finales nos dejarán la puerta abierta a una continuación al ritmo del Psychokiller de los Talking Heads como brillante reflexión final acerca de lo que define a un género como tal.
8 Gatos de Rapidshare.
Peli:
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