Acorralado (First Blood, Ted Kotcheff 1982)
Una de mis películas favoritas de siempre y creo que la que más me gusta de Sly.
Tras dejar el pornaco serie Z y ya famoso por
Rocky (1976) y su cholón de premiacos, los hermanos Mario Kassar & Andrew Vajna (Titanes en esto del cine de entretenimiento) contactaron con el colegui tras haber leido la novela homónima de David Morrell.
La novela, más oscura y dramática, narraba la segunda guerra que tenían que librar los veteranos de Vietnam al regresar a USA. Una guerra que no podían ganar, que era el desprecio, la ira y el rencor por no haber conseguido ganar a Charlie, por la muerte de un montón de apuestos y musculosos jóvenes enviados a morir para nada y por el desprecio de los maricones y pelomoradas de las florecitas, el follar libre, los canutos, el ácido y el abrazamiento de farolas. De hecho, Morrell se inspiró en relatos de alumnos suyos que sí fueron al fregao y de algún bujarra que se escaqueó vilmente para restregar la cebolla en festivales de cerdas como woodstock, SoniMad y las galas de OT...
Este síndrome de los que sobrevivieron (ahora llamado estrés postraumático (TEPT) y que aqueja a veteranos de cualquier guerra, víctimas de violaciones, foreros, foreros violados, mods, locasdelcoño, desgobierno de expaña y demás anopollaflojas) es una enfermedad real. Puede sufrirse de TEPT tras vivir o ver eventos traumáticos como la guerra, huracanes,
violaciones,
abusos físicos o un accidente grave. El trastorno de estrés postraumático hace que uno permanentemente se sienta estresado y con temor una vez pasado el peligro. Afecta a su vida y a la de la gente que le rodea.
El trastorno de estrés postraumático puede ocurrir después de eventos traumáticos como guerras, huracanes, violaciones, abusos físicos o accidentes graves.
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Bueno, el caso es que nuestro hamijo John Rambo va a visitar al último compañero vivo de balaseras de su unidad, ya en USA, y resulta que éste ha morido de cansah; con lo cual está más sólo y triste que picio... Pateando la road con su casaca, su cuchillaco Aitor Jungle King III y su mochila llena de recuerdos y de calzones a tope de lefa y nicotina, llega a un delicioso pueblo semimontañoso lleno de polis fachas y republicanos, votantes de Reagan y Trumpet, donde le detienen por vagabundo. Johnny es un tipo taciturno y callado pero con una rica vida interior llena de explosiones, muertos, balaseras y trozos de muertos...
Los polifachas le tratan como a un trozo de mierda con patas y esto hace que se le active la neurona que le rememora las putadas anales y bucales que sufrió en Vietnam por culpa de esos enanos amarillos comunistas y asquerosos.
Le sale la vena Green Beret y prepara un festival de fuegos de artificio, primero en un bosque sombrío de esos de donde te colgarías de un pino forrado de musgo de mil amores y luego en el idílico pueblecito fascista en plena Navidad pagana de consumismo y comilonas. El malo maloso lo interpreta un sheriff, genial Brian Dennehy, que se va coscando de la que ha liado al culear a nuestro Johnny y el contrapunto y la única persona que puede detener la demolición descontrolada es el hamazord Richard Crenna (DEP), coronel de las Fuerzas Especiales y mando de JR en el fregao.
El ritmo es magnífico, la fotografía excelente, el score de Jerry Goldsmith pura poesía, FX de los de antaño y el guión (retocado por Morrell, Sly y tó quisqui) una maravilla. De hecho me gusta más que la novela original, obra que recomiendo leer.
Pues eso, mis niños. 95 minutos de peliculón en un
in crecendo delicioso y con un final y un mensaje realmente triste y desolador: en los tiempos que corren los soldados veteranos mueren en la guerra, y los que vuelven ya están muertos para sus paises y su sociedad.
8.9 Roquetitos.
Las posteriores continuaciones, aunque divertidas y petataquillas, hipertrofiaron y caricaturizaron al personaje y el encanto se fue diluyendo hasta la última,
Last Blood, que es una puta mierda indecente para finalizar una saga con tan magistral inicio.