Si amigos, ese soy yo. La luz de vuestra desesperanza. Cuando creais que ya no podeis caer mas bajo, cuando vuestra vida sea no mas que un agujero de defecacion pensad en mi. No, no penseis mal, no pienso en el suicidio ni en ningúna otra basura similar. Quiero vivir, quiero saborear cada día mi miserable existencia porque soy el único responsable de ella.
Hoy es sabado noche y una vez mas no he follado. Ya lo se, es muy triste. Tengo 31 años y mi vida se resume en una paja, una paja tras otra. Hoy he vuelto a ver a una mujer que me gusta y una vez mas no he sido capaz de dirigirla la palabra. Posiblemente ella me despreciaria pero es muy triste darse por derrotado sin ni siquiera librar una batalla. Ella también está sola y ahora estará en su casa husmeandose su chumino. Vacio como yo.
Muchas veces me pregunto de que sirve drogarse, beber hasta perder el control. Pero ya ni siquiera recuerdo porque lo hago. Simplemente lo necesito. No soy un amargado, en serio. Aunque lo pueda parecer. Las mujeres y yo somos incompatibles. Hay algo que no alcanzo a comprender, una especie de plan maquiavélico, una terrible premonición que me dice que todo me irá mal con ellas. Lllevo así toda mi jodida vida.
Por eso, cuando os creais gusanos nauseabundos, cuando penseis que vuestra vida vale menos que una apuesta perdida; pensad en mí. Hay alquien ahí fuera ensimismado en su desdicha. Aborrecido por las mujeres. Es terrible pero cierto. Daría mi vida por una sonrisa, por un gesto de misericordia. Pero solo recibo desinterés. Sería pisoteado sin mas, sin ni siquiera recibir una mirada furtiva. Hay noches que envilecido por el alcohol me creo invisible, como rodeado por un aurea infranqueable que las féminas se niegan a sobrepasar.
Y me he vuelto misógino. Y lo digo ahora, alto y claro. Borracho. Me he vuelto misógino porque, joder, no me merezco esto. Yo respeto a las mujeres, las pienso en un altar. Quizás sea este el problema. Me siento traicionado, me deben mi idolatría. Pero no recibo mas que desprecio. Ni siquiera soy feo. Pero hay algo indiscernible, algo que no tiene respuesta.
De nada sirve llorar ni lamentarse. Este es mi sino y he de aceptarlo. He decidido sobreponerme, superar mi ruína. Y el alcohol me dará l oque me falta. Adios mujeres, adios para siempre. A partir de hoy dejareis de ser seres admirados para convertiros en animales, en pedazos de carne para sobar. No os mereceis mi respeto. No iba porque os amaba, os amaba a todas, en todo vuestro esplendor. Como fín último de la creación. Una meta de Dios.... Pero solo sois mujeres. Maldita sea, solo sois mujeres.
Son las 5:30 de la mañana. Es sabado y estoy solo. Una vez mas. No os molesteis, se que de vosotros no recibiré mas que blasfemias. Me da igual. Mi plateada armadura se ha hecho añicos. Ahora soy libre porque no tengo nada que defender. Ni siquiera el orgullo mas primario.
Me voy a masturbar. Pensaré en mujeres imposibles. Y mañana, al despertar, todo habra pasado.
Hoy es sabado noche y una vez mas no he follado. Ya lo se, es muy triste. Tengo 31 años y mi vida se resume en una paja, una paja tras otra. Hoy he vuelto a ver a una mujer que me gusta y una vez mas no he sido capaz de dirigirla la palabra. Posiblemente ella me despreciaria pero es muy triste darse por derrotado sin ni siquiera librar una batalla. Ella también está sola y ahora estará en su casa husmeandose su chumino. Vacio como yo.
Muchas veces me pregunto de que sirve drogarse, beber hasta perder el control. Pero ya ni siquiera recuerdo porque lo hago. Simplemente lo necesito. No soy un amargado, en serio. Aunque lo pueda parecer. Las mujeres y yo somos incompatibles. Hay algo que no alcanzo a comprender, una especie de plan maquiavélico, una terrible premonición que me dice que todo me irá mal con ellas. Lllevo así toda mi jodida vida.
Por eso, cuando os creais gusanos nauseabundos, cuando penseis que vuestra vida vale menos que una apuesta perdida; pensad en mí. Hay alquien ahí fuera ensimismado en su desdicha. Aborrecido por las mujeres. Es terrible pero cierto. Daría mi vida por una sonrisa, por un gesto de misericordia. Pero solo recibo desinterés. Sería pisoteado sin mas, sin ni siquiera recibir una mirada furtiva. Hay noches que envilecido por el alcohol me creo invisible, como rodeado por un aurea infranqueable que las féminas se niegan a sobrepasar.
Y me he vuelto misógino. Y lo digo ahora, alto y claro. Borracho. Me he vuelto misógino porque, joder, no me merezco esto. Yo respeto a las mujeres, las pienso en un altar. Quizás sea este el problema. Me siento traicionado, me deben mi idolatría. Pero no recibo mas que desprecio. Ni siquiera soy feo. Pero hay algo indiscernible, algo que no tiene respuesta.
De nada sirve llorar ni lamentarse. Este es mi sino y he de aceptarlo. He decidido sobreponerme, superar mi ruína. Y el alcohol me dará l oque me falta. Adios mujeres, adios para siempre. A partir de hoy dejareis de ser seres admirados para convertiros en animales, en pedazos de carne para sobar. No os mereceis mi respeto. No iba porque os amaba, os amaba a todas, en todo vuestro esplendor. Como fín último de la creación. Una meta de Dios.... Pero solo sois mujeres. Maldita sea, solo sois mujeres.
Son las 5:30 de la mañana. Es sabado y estoy solo. Una vez mas. No os molesteis, se que de vosotros no recibiré mas que blasfemias. Me da igual. Mi plateada armadura se ha hecho añicos. Ahora soy libre porque no tengo nada que defender. Ni siquiera el orgullo mas primario.
Me voy a masturbar. Pensaré en mujeres imposibles. Y mañana, al despertar, todo habra pasado.