Sir Ringo Starr
Veterano
- Registro
- 2 Feb 2005
- Mensajes
- 1.694
- Reacciones
- 0
Un amigo y yo nos reíamos hace unos pocos días, sentados en la terraza de un bistrot del centro de Perpiñán, recordando aquella ocasión en la que se me olvidó pronunciar la letra A.
<o></o>
Lo recuerdo muy bien. Fue un hecho lo suficientemente traumático como para no olvidarlo por lo menos durante un par de décadas. Amanecía un lunes que se presentaba, como deben presentarse los lunes antes de la jubilación, catastrófico. Me esperaban dos reuniones bastante importantes para la agencia, y en ambas se me había otorgado la responsabilidad desagradecida de ser el que representa a un grupo de irresponsables. Mientras en la ducha recitaba mentalmente una parrafada introductoria, noté ciertas lagunas en mi discurso, que achaqué a lo temprano de la hora. Desgraciadamente, resultó ser una suposición equivocada.<o>
</o> Salí al jardín de casa. Recordé de pronto que el coche no tenía gasolina, ni yo tiempo de repostar, así que decidí recorrer rápidamente los cincuenta metros que separaban mi casa de una de las avenidas principales de la ciudad. Tuve suerte: el taxi paró a mi señal nada más pisar la acera.<o>
</o> <!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->A Castellana con Rosario Pino, por favor.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->¿Disculpe?<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Que a Castellana con Rosario Pino.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Usted disculpe, caballero, pero no logro entenderle.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Entonces caí. No estaba diciendo lo que quería, sino una especie de galimatías. Probé de nuevo.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->¿Me entiende? Quiero ir a Castellana.
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Pero lo vi claro. No podía pronunciar la letra A. Se me había olvidado. Tan sólo podía emitir un discurso inconexo, sin sentido, algo incomprensible. <o></o>
Me bajé del taxi sin mediar palabra. Me quedé parado, de pie, en la acera. Saqué el móvil y mandé un mensaje a un amigo, citándonos en media hora en el café en el que siempre solíamos quedar. Me compré una libreta en una librería de la esquina y acudí a la cita. Mientras le esperaba, escribí en un par de hojas lo que me había pasado, esperando comprensión y una explicación a aquello tan extraño, aquello que jamás habría pensado que podía ocurrirme.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Llegó al café. Tomó asiento en la mesa y le hizo un gesto a la camarera para que acudiera a tomar nota. Me preguntó qué tal estaba, y le alargué el folio arrancado de la libreta. Lo leyó:<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
- Estás de guasa, ¿no?
Negué con la cabeza.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Pero... Puede que sea una simple reacción de tu organismo, por estrés, quizá. Últimamente has estado muy agobiado con todo lo del trabajo y...<o></o>
Volví a negar.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->No sé qué decirte. Te recomendaría que fueras al médico e intentaras encontrar una solución antes de que pueda traerte más problemas.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Rápidamente arranqué otro folio y escribí en él. Se lo di:<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Tú y tus legitimidades. Hay veces que hay que buscar ayuda, macho. No puedes valerte siempre por ti mismo. Y menos en asuntos como este. Si no buscas ayuda profesional puede que no puedas pronunciar nunca más la letra A.
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Evidentemente tenía razón. Bajé la cabeza y se me llenaron los ojos de lágrimas.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Aunque... – aquí su expresión se hizo más grave - Sabes que cuando esto ocurre, la solución es muy complicada. Desde la primera vez que no puedes pronunciar una letra, y sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) la A, todo cambia. Tu vida va a cambiar. Y no necesariamente para peor.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Ladeé la cabeza, evitando su mirada.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Han pasado ya cinco años desde eso. He trasladado mi domicilio, y he cambiado mi vida. Hacia el año y medio de ocurrir lo que he relatado, empecé a recordar cómo se pronunciaba, empecé a tener sensaciones parecidas al principio, a cuando aprendí cómo se decía. En el camino perdí a dios, pero me recuperé a mí, y todavía se me encoge el corazón cuando, por la calle, oigo a alguien que no sabe pronunciar la letra A.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]-->
Pero déjenme que les diga algo. Se puede vivir, y muy bien, sin esa jodida letra.
<o></o>
Lo recuerdo muy bien. Fue un hecho lo suficientemente traumático como para no olvidarlo por lo menos durante un par de décadas. Amanecía un lunes que se presentaba, como deben presentarse los lunes antes de la jubilación, catastrófico. Me esperaban dos reuniones bastante importantes para la agencia, y en ambas se me había otorgado la responsabilidad desagradecida de ser el que representa a un grupo de irresponsables. Mientras en la ducha recitaba mentalmente una parrafada introductoria, noté ciertas lagunas en mi discurso, que achaqué a lo temprano de la hora. Desgraciadamente, resultó ser una suposición equivocada.<o>
</o> Salí al jardín de casa. Recordé de pronto que el coche no tenía gasolina, ni yo tiempo de repostar, así que decidí recorrer rápidamente los cincuenta metros que separaban mi casa de una de las avenidas principales de la ciudad. Tuve suerte: el taxi paró a mi señal nada más pisar la acera.<o>
</o> <!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->A Castellana con Rosario Pino, por favor.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->¿Disculpe?<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Que a Castellana con Rosario Pino.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Usted disculpe, caballero, pero no logro entenderle.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Entonces caí. No estaba diciendo lo que quería, sino una especie de galimatías. Probé de nuevo.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->¿Me entiende? Quiero ir a Castellana.
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Pero lo vi claro. No podía pronunciar la letra A. Se me había olvidado. Tan sólo podía emitir un discurso inconexo, sin sentido, algo incomprensible. <o></o>
Me bajé del taxi sin mediar palabra. Me quedé parado, de pie, en la acera. Saqué el móvil y mandé un mensaje a un amigo, citándonos en media hora en el café en el que siempre solíamos quedar. Me compré una libreta en una librería de la esquina y acudí a la cita. Mientras le esperaba, escribí en un par de hojas lo que me había pasado, esperando comprensión y una explicación a aquello tan extraño, aquello que jamás habría pensado que podía ocurrirme.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Llegó al café. Tomó asiento en la mesa y le hizo un gesto a la camarera para que acudiera a tomar nota. Me preguntó qué tal estaba, y le alargué el folio arrancado de la libreta. Lo leyó:<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
- Estás de guasa, ¿no?
Negué con la cabeza.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Pero... Puede que sea una simple reacción de tu organismo, por estrés, quizá. Últimamente has estado muy agobiado con todo lo del trabajo y...<o></o>
Volví a negar.<o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->No sé qué decirte. Te recomendaría que fueras al médico e intentaras encontrar una solución antes de que pueda traerte más problemas.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Rápidamente arranqué otro folio y escribí en él. Se lo di:<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Tú y tus legitimidades. Hay veces que hay que buscar ayuda, macho. No puedes valerte siempre por ti mismo. Y menos en asuntos como este. Si no buscas ayuda profesional puede que no puedas pronunciar nunca más la letra A.
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Evidentemente tenía razón. Bajé la cabeza y se me llenaron los ojos de lágrimas.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
<!--[if !supportLists]-->-<!--[endif]-->Aunque... – aquí su expresión se hizo más grave - Sabes que cuando esto ocurre, la solución es muy complicada. Desde la primera vez que no puedes pronunciar una letra, y sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) la A, todo cambia. Tu vida va a cambiar. Y no necesariamente para peor.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Ladeé la cabeza, evitando su mirada.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]--><o></o>
Han pasado ya cinco años desde eso. He trasladado mi domicilio, y he cambiado mi vida. Hacia el año y medio de ocurrir lo que he relatado, empecé a recordar cómo se pronunciaba, empecé a tener sensaciones parecidas al principio, a cuando aprendí cómo se decía. En el camino perdí a dios, pero me recuperé a mí, y todavía se me encoge el corazón cuando, por la calle, oigo a alguien que no sabe pronunciar la letra A.<o></o>
<!--[if !supportEmptyParas]-->
Pero déjenme que les diga algo. Se puede vivir, y muy bien, sin esa jodida letra.