Básicamente, yo creo que éste es el problema que se le planteó a Job cuando Dios empezó a putearle por la apuesta que hizo con Lucifer. El Libro de Job es una anomalía dentro de la Biblia, hay cientos de investigaciones que intentan desentrañar el misterio que supone una tal doctrina en ese corpus, por otra parte, teológicamente bastante uniforme.
Job, que era el hombre más justo, se vio envuelto en una espiral de desdicha causada por la vanidad de Dios, que no quería dejar a Lucifer con la duda de si podría seguir Job creyendo en Dios después de haber llevado una vida tan recta y ver que todo se iba al carajo; su mujer y su prole muertas, su ganado diezmado, etc. Job piensa que Dios se equivoca al castigarle, que no está en lo justo, porque él ha sido siempre bueno, le ha venerado, ha rezado, le ha ofrecido sacrificios, etc. Sin embargo, los amigos de Job decían "algo habrás hecho para merecerte este castigo de Dios". Pero Job no había hecho nada, efectivamente. Es obvio que Dios le devuelve todo lo perdido con creces, pero aún así, le ha hecho pasar un muy mal trago al pobre de Job.
El caso es que esta historia viene a plantear un gran problema: ¿es Dios irracional? ¿o es que sus designios no pueden ser comprendidos por nuestras mentes finitas? Lo cual, traducido a tu problema viene a ser algo como ¿puedo comprender si me merezco lo que tengo, puedo llegar a percibir "justicia" en la felicidad de la que gozo? ¿o, simplemente, es algo irracional y se debe a una cuestión de suerte?
Cualquier mente post-ilustrada y sin una formación en metafísica occidental como, por ejemplo, Hegel, diría, "es meramente una cuestión de suerte". Sin embargo, la pregunta, para quien haya leído a Hegel es: "¿es el devenir de la Historia una justificación autosuficiente para que podamos decir que todo el que está, está donde debe estar?".
El caso es difícil, ¿merecemos lo que tenemos por algún tipo de razón, se justifica ante alguna instancia que el mundo sea como es, o más bien es una cuestión de azar? Todo aquel que invoca las batallas luchadas por sus ancestros, amén de pecar de la pretensión de poseer una mente omniabarcante, apela a la instancia de la justificación, mientras que todo aquel que lo achaca a la suerte, apela a la irracionalidad del mundo. Yo diría que, por la deriva que ha tomado Occidente desde, prácticamente, sus inicios, todos somos herederos de la justificación, que no comprendemos Ya Leibniz apelaba, para justificar la existencia del Mal en la Tierra a que Dios, con materia finita, había creado "el mejor de los mundos posibles".
El tema es complicado, no en vano es uno de los temas cruciales de todo el pensamiento occidental, teológico o no. Y no seré yo quien lo resuelva en un post en el foro de PL.
Saludos y disfruta de lo que tienes mientras buscas la respuesta, la vida es aquello que pasa mientras piensas qué cojones te pasa.