Y tan diferente. Las mujeres no se enamoran de ti, sólo calculan si eres un proyecto viable y, en caso afirmativo, se obsesionan con la relación.
Ellas creen que se enamoran porque nunca han sido hombres y no saben lo que es enamorarse de verdad. Su amor es descafeinado, reservado, condicional. Además, confunden el amor con la pura obsesión histérica y procreativa.
¿Os habéis preguntado alguna vez por qué las mujeres no entienden que los hombres caigamos en la misoginia después de un desengaño amoroso? Muy sencillo; porque tampoco entienden la naturaleza espléndida del amor que les profesamos. La misoginia no es más que un amor desmedido hacia ellas que un día se vio truncado, pisoteado y menospreciado. Ellas no podrán entender jamás nuestro odio hacia las mujeres porque nunca han amado de verdad a un hombre. Recordemos que amor y odio son dos caras de una misma moneda. El amor, decía el filósofo, tiene un poderoso hermano; el odio. Procura no ofender al primero, porque el otro puede matarte.
Y aquí está la prueba científica que demuestra que ellas no nos aman, puesto que tampoco nos odian:
Misandria (odio a los varones) ->
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Misoginia (odio a las mujeres) ->
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En conclusión, nosotros las amamos y las odiamos más. Así pues, cuando una mujer os diga que está enamorada de vosotros, coged la palabra "enamorada", divididla por 2 y el resultado lo dividís por 2 otra vez. Así os haréis una idea del amor real que siente por vosotros. Cualquier otra manifestación de afecto, ardor o visceralidad por parte de ella no es más que vulgar afán procreativo.